Capitulo 11: Un regreso inesperado.

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Una gota de pintura azul caía al suelo, la forma de un rostro se empezaba a iluminar más cuando la luz de la gran luna llena alumbraba con más intensidad, el viento parecía tocar una sinfonía con los árboles haciendo que todo aquello fuese más que todo un ambiente basado en la penumbra y la tristeza.

El silencio de la casa se empezaba a apagar cuando unos pasos se escuchaban a lo lejos.

— ¡Gary! ¿Dónde estás? — Grito Thierry. — Escucha sé que no nos hemos visto desde lo de Colette, sé que estas mal y lo entiendo es comprensible... pero vamos tienes que salir... ¿Has visto tu correo o redes sociales? Piensan que te has suicidado...

De pronto pude escuchar como la puerta de la habitación donde estaba se abrió.

— Con que aquí estas...— Menciono cansado. — Hey...

— ¿Qué quieres? — Le pregunte sin sentimiento alguno.

— Estoy preocupado por ti...

— Gracias...— Le dije sin verlo. — Ahora estoy bien, puedes irte.

— Escúchame bien... sé que estas dolido por Colette, sufriste demasiado, pero ella te pidió que siguieras adelante... ella no quisiera ver este Gary... este Gary depresivo, con esa gran barba y pelo de mujer, que se alcoholiza, no limpia y que casi ni come. — Encendió la luz y empezó a ordenar.

— ¡Apaga eso! — Dije con cierta molestia.

— Ahora ven.

— No voy a salir...

— Necesitas ver la civilización.

— ¡Estoy ocupado!

— ¿Haciendo qué?

— Esto...— Me levanté y encendí la luz del fondo del estudio.

Gary...— Le salieron lágrimas. 

—   La verdadera razón por la cual yo no he salido ni nada es por crear esta pintura

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— La verdadera razón por la cual yo no he salido ni nada es por crear esta pintura... tuve que comprar una escalera para poder crearla...

— ¿La mostraras?

— Sip... es lo menos que puedo hacer... todos lo hicieron.

Hace un tiempo los medios supieron que Colette había muerto, se realizó un funeral donde llegaron muchos famosos que yo conocía y a los cuales tienen parte de mi arte, Colette empezaba a iniciar en el mundo del arte, ya se hablaba de ella sin que se le nombrase aprendiz, tras su muerte, todos los pintores callejeros o reconocidos hicieron una pintura en honor de ella y todas y cada una de ellas se me fue entregada.

— ¿Cómo?

— Voy hacer otra galería... una galería donde se pueda llegar más cerca del cielo, Lordran... así le llamare.

— ¿Cuándo será eso?

— Pues dentro de dos días, resulta que durante mi ida nadie ha querido tocar mi galería así que va a estar tal y como está solo pondremos los miles de pinturas de Colette y todas las pinturas y artes sea de quien sea serán exhibidas y vendidas.

— Buen plan, así vuelves a conseguir un montón de dinero y lo dividimos.

— Estas mal, el dinero recolectado se donará a hospitales y parte será para fundaciones para perros.

— ¿Y qué hay de nuestra parte?

— Sera un trabajo gratis te guste o no...

Durante un día se hicieron los preparativos de Lordran, pasamos toda la noche ordenando y pintando las paredes blancas con bocetos que representen el espíritu femenino. Cuando en un abrir y cerrar de ojos estábamos a unas horas del día de apertura de Lordran.

Estaba en la parte trasera de la galería, Thierry estaba terminando de colocar las ultimas pinturas y al centro estaba la mía, tapada con una cortina roja gigante, no pude evitar colocarme frente a ella y obsérvala

— Bueno pues creo que no por gusto te llaman el cupido francés. — Menciono sonriendo Colette.

— ¿Mmmh? ¿Qué... que haces tú aquí?

— ¿Qué no es obvio? Estoy en la galería de uno de los idiotas más grandes de Paris...

— Te extraño...— Dije mirándola con los ojos llorosos. — Gracias a mi... tu estas...

— No es tu culpa. — Me dijo interrumpiéndome. — Era algo que tenía que pasar... Además, estoy seguro que este día sucederá algo extraño y si admito que por primera vez seré participe... por favor no dudes en actuar...

— ¿Qué? — A lo lejos escuchaba "Gary despierta" de una voz tan conocida y molesta.

— ¡Ya es hora! — Me dijo Thierry...— Hay más público que de costumbre, parece ser que cada persona quiere homenajearla...

— El show debe de comenzar.

Las modelos abrieron las puertas y empezaron a alistar toda la champaña cuando empecé a alzar la vos para que todos se fueran al centro.

— Tengan todos muy buenos días...— Mencione nervioso. — Quiero agradecer a todos por venir hoy, porque el día de hoy estamos haciendo un homenaje a alguien tan especial como lo es Colette. — Pude verla tomando champaña a un lado. — Porque Paris sufrió una gran pérdida de alguien tan talentosa como ella... y antes de darles inicio me gustaría dar unas palabras para ella y para todos.... Supongo que es sencillo sentir esperanza, en un hermoso día como este, pero también existen días oscuros para nuestro futuro, existirán días donde estaremos solos y es ahí cuando más esperanza necesitan. No importa si ustedes no creen o se sienten perdidos, todos deben prometer que van aferrarse a la esperanza, es nuestro deber mantenerla viva, no importa por lo que pasemos porque debemos superar el sufrimiento y aunque fracasemos no existirá otra mejor forma de vivir... Ahora daremos inicio a este homenaje con esta gran pintura. — Thierry retiro la manta roja. — Viendo a la protagonista, una desconocida del cual sin duda alguna es un amor, ¡Gracias por todo Colette, gracias por tu arte!!

Logre escuchar como todos aplaudieron y sonrieron al verla, como si el tiempo en que no estuve nunca pasara, la gran mayoría sonreía y se impactaba por ver a aquella hermosa mujer en esos cuadros, como en cada uno de ellos parecía estar viva y transmitir un mensaje. De pronto una de las modelos se me acerco.

— Mr. Gary, me acabo de encontrar esto en la mesa de champaña. — Me entrego un sobre rojo. — Tome.

— Muchas gracias. — Le sonreí.

Pude darme cuenta que la carta era de una reina... de Lux.

"A pasado largo tiempo Mr. Bale, seguro y que hasta ahora se la tuvieron que entregar la otra carta, ahora personalmente le entregare esta, déjeme decirle que esperare con ansias su respuesta. Lo amo..."

—Queen, lux.

— Yo si fuera tú le contestaría...— Dijo Colette.

— Pues realmente no tengo muchos ánimos.

— ¿Hazlo por mí? A fin de cuentas, eso buscabas antes... saber quién era ella.

— No estoy seguro.

— Toma. — Me dio un teléfono. — Escríbele un mensaje en el sitio web y sabremos qué sucederá...

Abrí mis ojos y al verotra vez con normalidad al mundo tenía la carta abierta y mi celular en lamano, estaba en el callejón trasero de la galería, un suspiro fue suficiente ycon una sonrisa en mi rostro encendí mi celular...

El Amor De Mi Vida Es Una DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora