Capítulo 28: Japón

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—Vamos, P'. ¡Me lo debes!

—Ya hablamos de esto. – Respondo con los ojos entornados, terminando de comer. –

—¡Pero P'! Me lo prometiste y te fuiste a hacer una gira con no sé quien y me dejaste con las piernas cortas.

—Deja la insistencia o no te lo presento, Perth Tanappon. – Hablo seco. Ya me tiene hasta la coronilla. –

—No P'Plan. El tigre quiere ir con su ciervo.

—Eso es perturbador, hasta para ti, que ya eres raro de por sí. – Reímos, nuestras llamadas siempre llegan a esto. –

—¡Déjame! No me cambies el tema. ¿Cuándo lo harás? Sabes que tengo un crush con él. – Sigue pareciendo desesperado. –

—Si tanto lo quisieras, ya te hubieras lanzado a él, Perth. – Dejo los trastes en el fregadero. —Saint también viaja de forma seguida.

—Tú mejor que nadie sabe lo gigante que es el aeropuerto. – Masculla. –

—Bien, tienes dos opciones, esperar a que yo vuelva, recuerda que aún falta Japón y Corea. Unas dos semanas y media. O hablar tú mismo con Saint. Tú decides. – Le doy ultimátum. –

—¡Pero P'! – Casi puedo verlo haciendo ojitos. Casi. –

—Me tengo que ir Perth. Yo sí tengo trabajo.

—¡Hey! ¡Yo también!

—Claro, y por eso solo me llamas del teléfono de tu compañía para amedrentarme por no haberte presentado a mi amigo cuando estuve en Tailandia.

—Ay cállate. – He ganado, como siempre. –

—Adiós. Después me dices que decidiste.

      No lo dejé refunfuñar más y colgué, coloco música y dejo el teléfono en mi bolsillo trasero para disponerme a lavar. Se nos había acumulado la loza de anoche y esta mañana por andar tanto de calientes, como de apurados, ese recuerdo me hace sonreír. Poco a poco vamos haciendo más y más memorias juntos. Como si realmente fuéramos una pareja casada.

      Muevo la cadera al ritmo de la música, escuchar a Hyuna me hace sentir empoderado. Ya basta. Agarro un vaso y lo enjabono, perdiéndome en mis pensamientos, como siempre.

      En todas estas semanas han pasado tantas y tan pocas cosas... El choque con el hombre misterioso y su invitación, donde no le vi nunca el rostro; la confusión de la maleta; la primera hot call, digo, digo, la primera llamada. Nuestra sociedad; el viaje a China; nuestra primera noche; esa semana en China. El recuerdo más shockeante es su regreso a Tailandia solo para celarme... Esa semana en nuestro país saliendo a citas. Madrid; el baile; Manila...

      Y AÚN NO HEMOS TENIDO SEXO. ¿Cómo he resistido tanto? Teniendo en cuenta el DIOS GRIEGO con el que me voy a dormir a un lado. Deberían darme un premio a la resistencia. O a la estupidez, lo que sea. Más que eso, pienso que es por la competitividad que me ha llevado a intentar "¿ganarle?" a mi socio en el juego de quien deja más con las ganas a quien.

      Y obviamente, no me dejaré ganar. Él caerá primero por mí y lograré que me dé bien duro. Pronto, pronto. No me pueden culpar, ese hombre le logra abrir las piernas hasta al hombre más hetero del mundo. Y conmigo no es la excepción.

       Empiezo a quitar el jabón de cada traste, ordenando mis pensamientos, finalizando en "¿Qué somos realmente ahora?".

       Y sí. Vuelvo a pegar ese brinquito tan acostumbrado en mí. Maldito.

Amor de Aeropuerto - MeanPlan/2wishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora