••• « Paris, Francia » •••
Las cosas en la casa no estaban bien desde aquella noche que Michelle escuchó la voz de la mujer de cabellos plateados, Jean suspiraba agotado, estaba en su oficina arreglando unos papeles que tenía que poner en orden antes de que las vacaciones de Antoine empezaran y así de ese modo, estar en el departamento junto a su hijo, y así protegerlo de los delirios de quien los papeles denominaban a quien era su esposa.
Su teléfono sonaba insistentemente en su bolsillo, llevaba varios días ignorando las llamadas que recibía, sin embargo, al ver la insistencia de aquel desconocido, contestó,
—Le Blanc, ¿Con quien tengo el gusto de hablar?—Respondió aquella llamada con un tono neutral, esperando que la otra línea le dijeran algo
—Señor, Soy Santiago, me preguntaba, ¿Tiene noticias de Erika?
Suspiró aliviado de escuchar aquella voz tras el teléfono, y masajeando la cien, mira el retrato que tiene de él y sus dos hijos en su escritorio, y responde
—No, Santiago, la policía tampoco tiene pistas... Así que cerraron el caso, creo que ya es hora de declarar su muerte por presunta desgracia—respondió intentando parecer lo más sereno posible, ya habían pasado casi un año desde que ella había desaparecido, si bien él sabía que estaba en otro mundo, no sabía cuando volvería y su corazón se angustiaba en pensar que podría haberle pasado algo y tras escuchar los fuertes alegatos de aquel joven, Jean estalla en el teléfono—¡Tu crees que yo me encuentro bien con esto! Erika es mi hija y no la encuentro... no encuentro a mi niña y crees que esto me es fácil... Por favor, no vuelvas a llamar si me faltarás el respeto de esa manera, hasta luego...
Al cortar la llamada, aquel hombre hundió su rostro en sus manos, tratando de calmar su dolor de ver que todo se estaba perdiendo entre sus dedos, que ya no era lo mismo que antes y en ese momento, toma aquel abrigo del perchero y se dirige a su apartamento.
El viaje fue silencioso, la radio tocaba una canción que no reconocía del todo y a medida que avanzaba veía de reojo aquellos papeles que Michelle se negaba a firmar cada día, y suspirando agotado cada vez que intentaba decirle que lo de ellos no iba a funcionar, que ya estaba cansado de luchar por un amor que no lo llevaba a ningún lado, y aquella mujer no lograba entenderlo.
Jean pedía a gritos poder ser libre de esa pesadilla, desde que Michelle le robó a Erika a Sara, siendo él cómplice de esa atrocidad se juró cuidar a aquella criatura hasta que sus verdaderos padres volviesen a por ella, pero eso nunca sucedió. Desde entonces trató de convencer a quien él había amado desde el comienzo a decir la verdad, pero ella nuevamente se negó y él intentando proteger a su familia tratando de que Michelle lograra tener un hijo propio para así no tuviese tanta atención en aquella criatura que no era de ella, pero eso también no funcionó.
El amor que sentía por Erika, Michelle no podía compartirlo con Antoine, así que él se encargó de criarlo lo mejor que pudo, ser su madre y padre, enseñándole a amar a su hermana, todo lo que aquel amor enfermizo de su mujer no podía enseñarle. Por lo que optó por estar ahí para proteger a sus retoños de esa mujer, soportó estar con ella a pesar de que ya no la amaba, se forzó a él mismo fingir lo que no estaba sintiendo para mantener las apariencias y rogó a su hijo que estudiara en el extranjero para mantenerlo alejado de todo eso y cuando su hija finalmente descubrió la verdad, no pudo ser capaz de decírsela, no pudo gritarla como siempre habría querido, puesto que aún tenía esperanzas de que su mujer recapacitara, pero se había equivocado y aquella noche no solo perdió su pequeña niña tal como él lo había presentido, sino que también fue la noche que él sospechó que aquel matrimonio estaba destinado a fracasar.
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Un Pasado Oculto: Identidad perdida (Libro 1) [Eldarya] {EN EDICIÓN}
Fanfiction1⁰ libro de la historia de Un Pasado Oculto: El pasado muchas veces te condena, sobre todo si te fue arrebatado, Erika Le Blanc recientemente supo que fue adoptada y esa misma noche fue secuestrada. Los captores parecen saber algo de ella y despier...