Capítulo 53: "Las dos miradas de la oscuridad - Parte I"

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••• « En el camino a casa » •••

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Aquel anjana agotado de tanto andar hacia el reino de su hermano, decidió descansar en una cantina que encontró en el camino, se encontraba disfrutando de un vaso de hidromiel, maldiciendo por haber ido de pie cuando un Galorze o un Rawist pudo haberle ahorrado el viaje, sin embargo, algo más le molestaba, su corazón dolía cada noche que miraba la luna y recordaba a su amada, y de esa forma, masajeándose la sien con sus dedos, bebe nuevamente de su trago que le había pedido al dueño de aquel lugar

-Hola guapo, ¿estás ocupado esta noche?-, unas sílfides se acercaron a la mesa, posando sus manos en su brazo, y él alejándose de ellas molesto reconociendo aquella vieja técnica de engaño, se coloca de pie cuidando su cartera y se dirige hacia su habitación.

Aquello pareció no gustar a esas doncellas, ni siquiera al dueño de aquel lugar cuando vio a aquel pelirrojo subir con su dinero intacto, y haciendo un gesto con su cabeza, le señala a sus hijas que deben acudir al plan b, sin embargo, cuando ellas abrieron aquel cuarto con intenciones de robarle su dinero y culpar a algún Meeper de aquello, fueron rociadas con un polvo que las hizo estornudar y cuando intentaron encender la vela que tenían en la mano para ver que había sucedido, aquel polvo empezó a encenderse junto a la habitación donde aquel anjana se encontraba, dejando de ese modo el tiempo necesario de que todo persona que estuviese ahí, saliera ileso del lugar, y aquel silfo con sus hijas confundidos miraban su posada que era cubierta en llamas-Aquel hombre estaba en ese lugar... ¿Se habrá muerto?-, exclamó una de las hijas del señor, y él volteando su mirada hacia el horizonte, divisa su silueta caminando hacia la lejanía.

-No, mija, él no estaba ahí dentro-, le responde con el ceño fruncido, aquel anjana se lo iba a pagar y sintió como la sangre subía a su cabeza cuando vio como alzaba una mano en modo de despedida, y refunfuñó por ser tan descuidado, y en ese momento lo recordó, aquel joven aprendiz del gran mercenario, Admes, el Minotauro-"¿Cómo pensó que lo iba a vencer de esa manera? Después de todo, él era el único que pudo domar a aquella bestia"-, pensó aquel viendo como su negocio desaparecía entre las llamas.

-Esto me pasa por intentar robar su dinero... Por avaro y estúpido...-, Murmuró para si mismo, mientras sus hijas lloraban en su espalda-¡Dejen de llorar, mocosas! ¡Deberían saber que con los Anjanas los coqueteos no sirven!

••• « Semanas después » •••

•• « En el bosque de la oscuridad » ••

La espalda de Belron lo estaba matando, llevaba semanas intentando llegar a su hogar-"Espero que mi habitación esté intacta..."-, pensó Belron estirándose frente al sendero a casa, viendo en la lejanía a aquella anciana saludarle desde la cabaña.

Él responde aquel saludo al recordar aquel consejo que ella le había dado y le sonrió agradecido por aquello, sin ellos él no se hubiese ido ni conocido a Eweleïn, y sin ellos, hubiese desencadenado un trágico final para su hermano.

Bajó la mirada haciendo una reverencia, donde aquella anciana hizo lo mismo entrando a su cabaña, de ese modo, Belron se enderezó dirigiéndose a la entrada del palacio, ¿Cómo sería recibido? Y divisando a su sobrino en la entrada jugando con Kol, suspira acongojado caminando a paso continuo.

-¡Tú no deberías estar aquí! ¡No te quiero aquí! ¡Vete!-, Belron se detuvo al ver que aquel mocoso le gritaba a él con bastante enfado cuando se acercó a la entrada, se dio vuelta para ver si era a él quien se dirigía cuando sintió un fuerte dolor en su rodilla

Un Pasado Oculto: Identidad perdida (Libro 1) [Eldarya] {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora