doce

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Hyunjin se sentía mal. Desde que habían llegado al apartamento que compartía con el resto del grupo, toda la atención había recaído en él y tras responder varias veces a cómo se había hecho aquel esguince, sus amigos empezaron a mimarlo y cuidarlo demasiado. Le estaban agobiando. Estaba realmente agradecido de que sus amigos quisieran ayudarle en todo lo posible, pero tener a ocho chicos persiguiéndole continuamente y regañándole cada vez que quería levantarse le estresaba. Y lo peor es que no podía ponerse a bailar para liberarse del estrés.

—Chicos, creo que lo mejor es que le dejemos descansar —sugirió Jeongin y el rubio asintió desde el sofá—. Todos tenían cosas que hacer, yo puedo quedarme con él.

Los chicos resoplaron pero accedieron a que el menor se encargase de cuidar al bailarín lesionado. Woojin y Bangchan se marcharon de la casa a comprar y finalmente Jisung y Minho le siguieron con el único propósito de poder llenar la cesta de la compra con las chucherías que le gustaban. Seungmin decidió simplemente ir a dar un paseo y Felix desapareció en el pasillo que dirigía a su habitación. El único que se quedó en el salón fue Changbin, que se negaba a irse de allí.

El rapero se quedó sentado en uno de los sillones, fingiendo ver la televisión, pero en realidad lo único que era capaz de ver era como Hyunjin y Jeongin actuaban realmente cariñosos entre ellos. Sabía que había muy buena relación entre ellos pero la manera en que el menor reía por las cosas que Hyunjin le decía o la forma en que la sonrisa del rubio se agrandaba al recibir los abrazos de Jeongin, hacía que Changbin se retorciera en su lugar. Debería ser él quien debiera estar cuidando a Hyunjin, no el menor.

Suspiró. Y se levantó dispuesto a marcharse de allí para alejarse de esa escena.

—Binnie hyung —le llamó Hyunjin y se giró automáticamente—. ¿Puedes traerme algo de agua?

—No soy tu sirviente, Hyunjin.

Prácticamente huyó del lugar dejando a los dos chicos impresionados por sus palabras. Había sido mucho más borde y cruel de lo que había pretendido. Suspiró y se dio un leve cabezazo con la pared de su habitación.

—¿Qué diablos me pasa? —se preguntó a sí mismo en un susurro, tirándose en su cama.

—Eso quisiera saber yo —una voz tremendamente grave respondió desde la puerta. Changbin se incorporó un poco y observó al castaño que se acercaba a él—. Me tienes abandonado, Binnie.

—Lo siento, Felix, déjame recompensártelo...

Eso es, lo único que necesitaba era distraerse y sacarse a Hyunjin de la cabeza. No podía ser muy complicado.

• • • • •

En algún momento de la tremendamente aburrida película que estaban viendo, Hyunjin y Jeongin se quedaron dormidos en el sofá, acurrucados el uno contra el otro. El mayor fue el primero en despertar y sonrió al ver al chico apoyado en su hombro. El silencio aún reinaba en la casa, así que ninguno de los chicos debían de haber vuelto todavía.

Como pudo se levantó del sofá y dejó a Jeongin tumbado, tapándolo con una manta para que no pasase frío. Alcanzó su muleta y se dirigió al baño para lavarse la cara y despertarse del todo. Debía haber dormido con el pie en alguna posición extraña o, al menos, inadecuada porque le dolía tanto que tuvo que sentarse sobre el retrete durante unos minutos.

Estaba tan concentrado en su pie y en el dolor que sentía que ni siquiera notó que la puerta de la casa se había cerrado con un fuerte golpe y que la del baño se abrió de la misma manera. No se dio cuenta de que ya no estaba solo hasta que escuchó la voz de Changbin llamarle. Alzó la mirada para encontrarse al mayor sin camiseta y con leves restos de sudor en su frente, los cuales se apresuró a limpiar. La frustración del chico desapareció rápidamente al ver al rubio allí.

—¿Estás bien, Jin? —Changbin estaba preocupado. Hyunjin no tenía buena cara, en absoluto, estaba pálido y una mueca de dolor permanente en su rostro. Ni siquiera necesitó una respuesta del chico antes de acabar agachado a su lado para estar a la misma altura que él—. ¿Qué te ocurre?

—No puedo andar, me duele demasiado, joder.

—No digas malas palabras, Jinnie —el rubio esbozó una pequeña sonrisa a través del dolor—. Déjame ayudarte.

Hyunjin intentó ponerse de pie para que su amigo le ayudase a caminar hasta su habitación. Lo único que quería era estar en su cama acostado y dormir, y quizás llorar. Sin embargo, no contaba con el hecho de que el mayor consideró más oportuno, rápido y eficaz cogerlo en brazos para trasladarlo así.

El rubio no puedo evitar sonrojarse e incluso comenzó a sentirse verdaderamente mal. ¿Tan inútil era que no podía andar por haberse caído de una bicicleta y que encima tuvieran que llevarlo a brazos? Quiso llorar ahí mismo, entre los brazos de Changbin, pero realmente se negaba a que el mayor lo viese. No quería preocuparlo más. En cuanto sintió su colchón bajo su cuerpo, rodó para darle la espalda a Changbin y balbucear un pequeño gracias, intentando no romper en llanto.

El moreno suspiró. Observó como los hombros del chico subían y bajaban mientras lloraba en silencio. Felix se había ido enfadado y molesto por su culpa y ahora Hyunjin estaba llorando desconsoladamente a apenas un metro de él. Necesitaba arreglar al menos una de las dos cosas y sin pensarlo mucho, se tumbó junto a Hyunjin y le rodeó con sus brazos por la cintura, sin importarle que el rubio estuviera dándole la espalda.

—No llores, Hyunjin, por favor.

Las palabras susurradas por Changbin prácticamente en su oído hicieron que el rubio dejase de llorar de manera instantánea. No había esperado que el chico le abrazara así y su corazón se había accelerado inmesurablemente. Sus mejillas volvían a tener un tono rosáceo por culpa del rubor que el mayor provocaba en él.

—No digas nada si no quieres, simplemente intenta relajarte y dormir un poco. Ayudará a que el dolor se vaya, cualquier tipo de dolor —susurró Changbin, acariciando levamente la piel de su amigo y sin poder evitarlo, dejó un beso en su cabeza.

No mucho después, Hyunjin había conseguido conciliar el sueño entre los brazos de Changbin.

tattoo // changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora