CAPÍTULO X.- UN ROSTRO CONOCIDO.

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AMENADIEL

Al día siguiente me desperté boca arriba mirando al cielo — ¿qué? Yelina. —me sobresalté y miré a mi lado, Yelina dormía aún en mi pecho, froté mis ojos con los dedos de mi mano izquierda y bostezando miré por una de las ventanas como el sol comenzaba a salir. Eran las 7 am y te miré nuevamente y eras tan bella durmiendo, tomé tu cabello para empezarlo a acariciar.

—Mmm, te quejaste un poco para luego abrir tus ojos — Amenadiel. — llevaste unas de tus manos a mi rostro para acariciarlo, mirándome con ternura —sigues aquí. —sonreíste.

— Si mi pequeña, toda la noche me la he pasado aquí, a tu lado. — sonreí un poco.

Te levantaste, para sentarse sobre la cama en tu mismo lugar, estirando tus manos —Ahhh, que noche tan linda. —sonreíste.

Miré tu hermoso cabello trenzado que cubría tu cuerpo — Si fue maravillosa. —lo acaricié.

La puerta de la habitación comenzó a sonar —¿Yelina? —Una voz varonil provenía detrás de ella.

Yelina se levantó rápido de la cama tomando su bata blanca para tapar su cuerpo —Amenadiel escóndete por favor. —susurro terminando de pasar el listón por tu cintura para terminar de amárralo.

Me levanté rápido y me fui corriendo hacia el balcón, para luego saltar al mío.

YELINA

Amenadiel se retiró rápido dejando un vacío en mí, tomé la perilla de la puerta y la abrí.

—Buen día. —me miró de arriba abajo asombrado por encontrarme así —disculpa ¿te he levantado? —dijo apenado.

Al verlo sonrojado comprendí que aquí no es común que te encuentren en pijama —Buen día Aitor, no, ya estaba despierta, solo...que me gustó muchísimo este pijama; es súper cómoda. —sonreí tratando de calmarlo y vea que estoy cómoda así delante de él.

Sonríe tranquilizado —¿Puedo pasar?

—Claro pasa. —lo dejo pasar con una sonrisa.

—Venía para comentarte acerca de las clases que tomaras el día de hoy conmigo. —tomó asiento en la sala-recibidor —antes que nada, quería saber ¿cómo te encuentras?

—Bien, aquí me siento tranquila. —tomé asiento enfrente de él — es maravilloso este lugar. —le indiqué alegre.

Sonríe — podrías quedarte aquí conmigo.

Lo miré desconcertada en silencio, buscando las palabras adecuadas.

—Discúlpame, pero será mejor que me retiré, te esperaré abajo en cinco minutos. — se levantó para retirarse de la habitación.

Me levanté para quedarme en el mismo lugar viendo cómo se marcha.

—Nos vemos. —exclamé mientras él cierra la puerta.

—Sí. — susurró.

Pero que está pasando conmigo porque estoy pensando en Amenadiel en estos momentos. — me dije mientras me dirigía al baño para tomar una ducha rápida.

AMENADIEL

Llegué a mi habitación sin poder evitar que llegaran los recuerdos de esta noche, estuve con ella y pude sentir como se quería entregar a mí, a un simple ser tan egoísta, que siempre piensa más que en mí mismo. Me dirigí al closet y tomé una camiseta floja delgada gris claro y un pantalón un poco pegado blanco, con unas botas negras largas; terminé de vestirme para ir al baño y lavar mi cara — es de la única manera que podré sacar estos pensamientos tontos. — Sonó la puerta de la habitación y me acerqué para abrirla.

VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora