Estaba el sol saliendo de entre las montañas y a lo lejos se acercaba una mujer de vestido color rojo, caminaba descalza, de piel blanca y brillosa al tocarla el sol con sus rayos, sus cabellos trenzados platinados resaltan con el sol, largos hasta la cintura y en lo alto llevan con ellos unas perlas; sus ojos color grises que llevaban una profunda tristeza pero resaltaban sus largas y tupidas pestañas, tenía unos hermosos labios rojos pasión listos para besar , su silueta tan femenina que llevaba con ella un vestido largo y con gran vuelo que tocaban el largo y verdoso pasto, dejando a la vista sus manos y un pequeño escote en el pecho, y una gran capa decoraba sus hombros, entre sus manos llevaba un cofre dorado con rojo y pequeñas decoraciones platas. Me Levanté y me puse enfrente de ti, protegiéndote con mi cuerpo y mirando a la mujer le pregunté.
—¿Quién eres? —la miré fijamente a los ojos y apuñé mis manos.
Paró y alzó su mirada para enfocar sus ojos sobre los míos.
—Mi nombre es Kalila yo soy la que conforma cada sentimiento de este corazón, yo conozco cada parte de este lugar. —movió sus manos para señalar la naturaleza que nos rodeaba —Desde las partes más hermosas hasta las más peligrosas de ésta, no es bueno que estén solos explorando estos rumbos.
—¿Cuáles son tus intensiones Kalila? —La miró de arriba a abajo con gran desconfianza.
—Ninguna intensión mala, simplemente, quiero salvar este lugar el cual es mi hogar, no puedo permitir que el odio y el dolor se apodere de todo el corazón; por esa razón vengo ayudarlos. —sus palabras mostraban confianza y sus ojos transmitían su preocupación.
—Y tú ¿cómo sabes de nuestra existencia en este lugar? —exigí al instante, mientras mi ceja se arqueaba.
—Qué bien escuchas lo que digo, te repito, soy la que conforma y controla cada parte de este lugar, así que, sé de ustedes desde el momento en que llegaron a mi mundo, pero, sobre todo, la existencia de ella. Ella es la responsable de esto. —te señaló con su dedo y frunció sus cejas, mientras su mirada, demostraba tal enfado.
—Estamos aquí para resolverlo. —exclamé para defenderte.
Ella me miró con fastidio luego de rodar sus ojos —Despiértala y sígueme. —recalcó con tono de mandato.
No tuve valor para despertarte, así que te tomé entre mis brazos y seguí a Kalila.
Caminamos por un buen rato hasta que llegamos a unas grandes puertas de hierro, el suelo ya no contaba con pasto ni mucho menos con flores, el cielo estaba lleno de nubes negras y se sentía escalofríos en la piel.
—¿Qué lugar es este?
—Es la entrada a la frontera del odio y el dolor.
En ese instante la gran puerta de hierro se abrió y de ella salían dos hombres, uno de mayor estatura que el otro. Él de gran estatura tenía su piel morena, de pelo corto ondulado color castaño, sus ojos eran negros y sus labios tenían color rosa, su cuerpo estaba vestido con telas obscuras, tapando sus manos y pies. Además, que en una de sus manos portaba un palo extraño, con una figura de serpiente envuelto en el, negra con tonos plateados.
El otro hombre, le llegaba a los hombros y su piel era morena de pelo negro, corto hasta el cuello cogido en colilla; sus ojos miel con tonos zafiros obscuros. Sus telas eran color azul rey, portaba un pantalón y camiseta flojas con pies descalzos, llevaba en sus manos esclavas y en su cintura algunas cadenas.
—¿Qué estás haciendo aquí Kalila? Ahhh, vienes acompañada. —dijo el primer hombre.
—¡No me digas! ¿vienes con otro regalo que entregarnos? Si acabas de partir de aquí hace una semana. Si es así, estas fortaleciendo más nuestros terrenos, con esas semillas nuevas que plantar, de esos sentimientos mezclados con dolor y odio. —su ambición la reflejaban sus ojos, mientras una sonrisa sarcástica brotaba de sus labios.
— ¡Tonterías! Lamento decepcionarte Arnold, pero no es así. Y sí, vengo acompañada de unos amigos Hashton.
Miraba hacia ambos lados, tratando de entender lo que pasaba, pues la tensión de sus palabras invadía el lugar.
—¡Vaya Kalila! veo que no has entendido nuestros acuerdos. Para poder pasar, ocupas venir sola ¿verdad? Que tristeza, pero tus amiguitos se quedan. —hizo un puchero
— Déjame Hashton. —ordenó la chica.
—Déjala pasar hermano, podemos tener muy buena compañía. —se acerca a Kalila y le ofrece su mano —Kalila quédate conmigo anda. —sonrió coqueto.
—Pero que odioso. —expresó con fastidio -recuerden que puedo ir sola o acompañada a cualquier lugar y no solo a entregar tesoros, si no de vez en cuando...a pasear con mis amigos. —con tono burlón en su voz, pero a la vez coqueto y sus manos, peinaban sus cabellos con su mirada perdida en ellos.
—Mi hermosa Kalila. —respondió Arnold. —Ven conmigo sabes que te anhelo.
— Basta Arnold, eres un muñeco de trapo en manos de esta mujer. —se interpuso entre ellos —Kalila, sabes que eres bienvenida cuando quieras. —lo dijo mientras daba la vuelta y caminaba hacia adentro. —Pero, ¡SOLA! —Arnold caminaba delante de él y al perderse en la niebla, las puertas se cerraron fuertemente.
—Vámonos —me dijo Kalila con tono desanimado.
—Pero, ¿a dónde? tenemos que cruzar ahora. —le indiqué el terreno.
Era hora de llevarte a que te enfrentaras a la oscuridad de tu corazón para poder salvar tu alma y por supuesto, la mía.
—No lo creo, todavía no es hora. — suspiró agradeciendo a los cielos — tenemos que prepararla, sin ella, no podemos hacer nada, y más en ese estado en el que se encuentra. —me señaló decepcionada — Acuéstala ahí. —me indicó cerca de un frondoso árbol.
—Sí. —asentí con la cabeza.
Te acosté en el aquel pasto mientras me preparaba para sentarme a tu lado, ella se encargaba de hacer una fogata; al obtenerla se preparó para sentarse al lado mío y puso su mirada fijamente sobre la mía, dispuesta a preguntar algo.
—Creo...que es un poco tarde para preguntar, pero, ¿quién eres tú y qué haces aquí? —arqueó su ceja.
—Mi nombre es Amenadiel y soy el ángel guardián de esta joven. Estoy aquí, para salvar su corazón del odio y el dolor que causó la forma tan violenta que mataron a su padre, ha sido difícil que lo superé ella sola, por eso tomé la decisión de traerla hasta aquí.
— Pero, ¿qué cosa? ¿Un ángel? ¿qué has roto las reglas de los arcángeles? ningún ser angelical tendrá que ser expuesto a los ojos humanos, ¿en qué estás pensando? ¿En condenarte para siempre? —se sobresaltó asombrada.
—Es complicado. —esquivé su mirada.
— ¿Qué clase de ángel eres? ¿Qué propósito tiene tu decisión?
— No lo sé, júzgame tú. Salvarnos ambos, ¿creo? —me rasqué la cabeza, nervioso.
— ¡Dios! ¡que tonto! —expresó molesta.
—¿disculpa? —la miré asombrado, especialmente por la confianza que ya me tenía.
—Es la verdad, que tonto. Un ser tan hermoso como tú, no toma ese tipo de decisiones. Claro está, podrás ser hermoso y lo que quieras, pero lo tonto nunca lo ocultaras. —cruzó sus manos mientras negaba con su cabeza.
—¡No tengo la culpa de haberme enamorado! — sin que me diera cuenta, pensé en voz alta. Al reaccionar lleve una mano a la boca y mi rostro empezó a sonrojarse.
—¿Enamorado? Ja ¿de quién? —Reacciona al instante —No. —alarga — de la ¿humana? —soltó más que sorprendida, asustada.
— ... ¿Sí? —la observé de reojo.
Me miró, pero se quedó callada. Mi cuerpo quería huir al instante, solo pasaba un momento vergonzoso. En mi interior, me preguntaba si a esto los humanos siempre se enfrentan —¡qué difícil es! mi estómago no deja de dolerme, pareciera como si un ejército de mariposas tuviera dentro y mi corazón late rápidamente. — te miré y seguías durmiendo, y sin darme cuenta Kalila ya dormía. Me recosté en el pasto y entre en medio de la nada admiraba tus bellezas internas.
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VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]
FantasiaEstás en esa etapa abrumadora que contra penas puedes respirar y avanzar lentamente en tu rutina diaria; ya sea por trabajo, escuela, casa, familia, amigos, total toda una sociedad completa que cargar, que solo trae con ella inseguridades. ¿Un futur...