CAPÍTULO XIX.- ESTRELLA FUGAZ.

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GRANDIER

Miré lo ocurrido en el jardín con Amelie, me encontraba oculto entre los arbustos y desde ese lugar, aprecié como ella se entregó al ser que había reprimido tal sentimiento de odio. Pero, en lo muy profundo, su amor al tal Steve. Salí de entre los arbustos buscando la salida del territorio que teníamos ella y yo, para llevarle la información a nuestros hermanos del terreno del odio y dolor.

Fue una perdida que me dolió en lo más profundo, pero, la alegría no tardó en llegar al darme cuenta de que al fin lograría tomar el cargo de la misión de ésta, que era destruir todo el territorio del amor junto al de los anhelos.

—Es mi momento. —me dije a mi mismo saliendo del lugar, caminé por unos tantos kilómetros llegando al terreno de mis hermanos.

—Hashton, Arnold. —grité desde fuera de la gran puerta de hierro mientras esta se abría saliendo uno de mis dos hermanos.

—Hermano. —dijo Arnold, tomando aire enfadado —¿qué haces aquí? —parándose frente mío.

—Noticias...malas. —haciéndome del sufrido.

—Ahora ¿qué? idiota. —llevándose su mano a la frente, frotando sus dedos en ella.

—Amelie...ella. —explicaba nervioso del castigo que podría recibir y cuidando de las palabras que diré.

—Ella ¿qué? Dilo. —tomó mi cuello con su mano alzándome del suelo — Ahora. —con frialdad en sus ojos y mando en su voz.

—Ella...murió. —agache mi mirada, pues ya no podía soportar la furia que descargaban sus ojos.

—Amelie, ¿qué? —dijo una voz a lo lejos, mientras que Arnold me tiraba al suelo, caí de espaldas y sin pensarlo Hashton ya estaba enfrente de mí.

—M-murió. —expliqué temeroso al ver a Hashton tan molesto.

—Imbécil, ¿cómo has podido...abandonarle? —me levantó del suelo con su mano en mi cuello —Cobarde. —me miró fríamente para luego tirarme al suelo retirándose del lugar.

HASHTON

Al escuchar aquellas palabras salir de la boca de Grandier, no pude evitar tirármele encima —¿cómo fue capaz? Me preguntaba mientras el sentimiento de odio crecía en mi ser hacía mi hermano. Después de tirarme al suelo me entré a mis terrenos y al lugar donde conocí a Amelie acudí. Tomé algunas de las raíces que cultivé entre mis manos dejando caer algunas lágrimas —Amelie...te has ido. —decía con voz quebrantada de solo pensarlo.

Miles de recuerdos inundaban mis pensamientos y ese pequeño sentimiento de amor que me hacía débil, comenzaba a morir poco a poco junto a su partida —El amor puede ser tan fugaz como una estrella, pero el hecho de haberte perdido, no significa que el deseo haya muerto. — tomé entre mi pecho, las partes que alguna vez conformaron a Amelie.

ARNOLD

Las palabras dichas de Grandier retumbaban aún en mi cabeza —Amelie falleció, Amelie falleció. —una y otra vez volvían a sonar. No me resignaba al hecho de haberla perdido, era joven e inteligente, tenía sus ideales bien decididos y sabía siempre encontrar una solución a los problemas. Gracias a ella el terreno del odio y dolor se habían fortalecido respectivamente. Al retirarse Hashton del lugar, miré a Grandier con temor en sus ojos, lo levanté para incorporarlo al palacio, ya que, también estaba sufriendo la perdida de nuestra hermana.

Al llegar no dudé en volver a tocar el tema —¿Cómo murió? —llevé una copa de vino a mi boca.

—Ese ángel la mató. —tomó de su copa de vino.

VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora