CAPÍTULO VIII.- ENTREGATE.

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En esa misma noche Connot y Kalila me buscaban, mientras yo me encontraba en el mismo balcón en dónde había estado con Yelina.

—Amenadiel, con que estabas aquí. —caminaron para acercarse a mi lado con una sonrisa.

—Si ¿pasa algo? —me recargué en la barandilla del balcón para escucharlos.

—No, nada malo solo Kalila y yo queremos hablar contigo. —expresó dudoso.

—Soy a todo oído. —crucé mis manos.

—Kalila podrías traer un poco de té. —le tomó la mano con una sonrisa en su rostro.

—Sí, cariño. —le dio una pequeña sonrisa para luego abandonar el lugar.

—Amenadiel yo y mi hermano Aitor, te acompañaremos en su proceso, Kalila me contó todo sobre la situación y me ha pedido ayuda para preparar a Yelina, ella tiene que mantenerse fuerte, ya que tendrá que mantenerse balanceada en sus emociones para que no salga afectada.

Te aseguro que el proceso será demasiado duro, pues tendremos que revivir cada momento de dolor que ha pasado, haciéndoselo superar. Por lo tanto, si no es así, el odio crecerá en su interior para luego apoderarse de todo el corazón junto con el dolor, dejándola ser una persona fría y egoísta. además, si llega a suceder esta tragedia, seguramente tú ya no podrás estar más a su lado, pues tu trabajo terminaría ahí. — sus ojos se mostraban llenos de tristeza, vi el paisaje, después de que me dijo dichas palabras — y el amor ya no reinara más en su corazón.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —miraba el horizonte.

—Por lo menos seis meses, máximo un año. —fijando su mirada en mi con esperanzas.

—Mañana mismo, encárguense de preparar a Yelina. —ordené preocupado por ti.

—Sí, mañana empezará a trabajar con Aitor, pues él se encargará de renacer los sentimientos de su corazón. —expuso seguro de la propuesta.

Entra Kalila al lugar con una charola de plata y tres tazas de té para ponerla en una mesilla de fierro, que se encontraba a fuera — vengan chicos, siéntense a tomar su té. —sacó una silla de la mesilla.

—No, no te molestes Kalila, yo pienso irme a descansar ya. —me acerqué a ella para tocar su hombro — así que deja eso.

—Connot será mejor que lo acompañes a la habitación querido. —asesoró mientras se sentaba a tomarse una taza de té, pues la brisa fresca del lugar aumentaba el frío.

—Acompáñame Amenadiel. —avanzó delante mío.

—Buena noche Kalila, con permiso. — me incliné delante de ella con una pequeña sonrisa.

—Buena noche, nos veremos mañana. —se despidió para después, darle un sorbo a su taza de té.

Comenzamos a caminar entre el grande y confuso castillo — ¿cuánto tiempo más permaneceremos aquí?

—Una semana para que después salgan al mundo material, allá tú con Yelina practicaran el perdón con las personas que le ocasionaron tal daño. — afirmó meneando sus manos.

—Por cierto ¿no han visto a Yelina? —pregunté —Me tiene preocupado.

—Después de la cena pidió retirarse para ir a descansar, Aitor la acompaño a su alcoba. —señaló.

—Me imagino, la pobre ha tenido malos días, aquí se ve tranquila. —dije con voz ya cansada.

Nos paramos frente a una puerta blanca que topaba con el pasillo — Aquí es Amenadiel, que pases buenas noches; ahhh y al lado duerme Yelina para que estés pendiente de ella. —me sonrío —nos vemos mañana despidiéndose con su mano.

VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora