AMENADIEL
Cuando Connot salió de la habitación le seguí para preguntarle por ti y por Kalila —Connot, creo que no es el mejor momento, pero... ¿No has visto a Yelina o a Kalila? —Nervioso llevé una mano a mi cabeza y rasqué mi cuero cabelludo.
Connot me miró desconcertado —No, lo siento, yo también las he estado buscando. Lo más seguro es de que estén juntas. —respiró hondo dejando salir de golpe el aire contenido.
—Ha sido un día frustrado ¿verdad? —pregunte cruzando mis brazos mientras me recargada en la barda.
—Demasiado, Kalila siempre sabe cómo hacerme sentir bien. —suspiró —solo es cuestión de buscarla. —sonrió.
—Será mejor que comencemos de una buena vez. —le indique con mis dedos para darle el paso mientras le sonreía de lado.
Me miró de arriba abajo y sonrió —claro. —avanzó delante de mí, guiándome por el gran territorio —lo más seguro es de que estén en el jardín hablando del tema sucedido. —río alegre.
KALILA
Todo esto es demasiado para ti, nunca tuvimos tiempo de prepárate ¡Mierda! ¿qué haré? —me preguntaba angustiada de perder esta lucha.
—Ni lo intentes Kalila. —me señaló burlón Hashton.
—No lo lograrás querido. —le guiñe el ojo mientras le aventaba un beso —vamos deja de jugar y déjanos ir. —en tono coqueta.
Él se dejó ir contra mi tomándome del cuello —belleza, ese truco no funcionará conmigo. —dejó su boca muy cerca a la mía sintiendo sus respiraciones —además, el juego está a punto de comenzar. —sonrió de lado mientras yo mantenía mi postura coqueta.
—¿Jugaremos? —pase mi lengua por su mejilla —¡vamos querido! vayamos a un lugar más discreto. —reí coqueta.
—Basta de tonterías. —grito Arnold celoso, mientras que Hashton me veía deseoso —bueno ya que Kalila quería jugar, comencemos de una vez. —Sonrió malicioso acercándose a ti, tomó tu barbilla para que le miraras —primero que nada, veremos una linda película ¿les parece? —se agacho para estar a tu estatura, mientras tú le veías molesta, ya que tus ojos reflejaban lo que sentías.
—¿Qué pretende hacer este idiota? —Me preguntaba en mi cabeza mientras sentía todos tus sentimientos hechos una revolución en mi interior.
—No puede ser Kalila, es demasiado bueno para ser cierto ¿tanto te preocupa esta...chica? —preguntaba Hashton desconcertado.
—Dolerá ¿no Kalila? —sonrió miserablemente.
No podía evitar que mi rostro mostrará preocupación ante ti, temía que fallaras y cayeras en su juego, te miré con frustración al ver como tratabas de ignorarlos y yo no sabía cómo evitar que ellos no lograrán su objetivo, me relajé y tomé de nuevo la postura de coqueta —vamos Arnold tú no eres así. —sonreí traviesa —tú sabes que puedes tenerme cuando quieras.
—Ya veremos si te querrás quedar después del show. —me guiño el ojo Arnold —por lo tanto, comencemos bellas damas, no es de caballeros hacerlas esperar tanto tiempo. —mencionaba mientras caminaba con porte galante alrededor de nosotras —no es bueno que pierdan su tiempo. —tomó un pequeño control en sus manos —solo espero que se diviertan... Que empiece la función. —sonrió sarcástico, como si de un pequeño se tratará y presionó el botón que se veía sobresalir del control.
Te miré y cerrabas tus ojos, mientras sentía pequeñas punzadas en mi pecho —no no no, no puede estar pasando. —pensé —Yelina no les des el valor a tu pasado, relájate, respira hondo y tranquiliza tu mente, juntas lo superaremos, pero no te dejes llevar por esto, por favor...no dejes de escuchar mi voz.
YELINA
Escuchaba a Kalila a lo lejos poniendo atención y claridad a sus palabras tratando de descifrar lo que trataba de darme entender —parece que me está preparando para algo, pero ¿para qué? —me preguntaba en mi cabeza mientras todo a mi alrededor se veía negro.
Una escena llegó de repente a mis ojos, busqué a mi alrededor y encontré a una pequeña rubia de una edad muy corta, portaba un vestido azul cielo, liso hasta la rodilla con unos huarachillos blancos.
Cortaba flores en un jardín lleno de color, mostraba inocencia y era demasiado linda, la pequeña niña corrió hasta su escondite al ver un hombre salir de la casa de al lado; al ver la pequeña escena mis ojos se comenzaban a cristalizar mientras mis manos las hacia puño depositando en ellas todo el coraje.
El señor de pelo negro, alto y moreno salía de su casa a paso apresurado. Alcanzando a la pequeña rubia de cabello lacios y estos llegaba a la altura de sus hombros. Cuando le alcanzó, se ocultaron en la pequeña casa de plástico en la que la pequeña niña se había escondido.
El hombre sonrío maliciosamente mostrando lujuria en sus ojos, tomó a la pequeña de su brazo, acercándola hacia él, mientras que ella le miraba con temor a los ojos. Él tomó su frágil cuerpo posesionados de él, para desnudarlo y pasar sus sucias manos por su cuerpo.
La niña se paralizaba en cada caricia y se notaba cada vez más aterrorizada cuando frotaba su miembro en ella, mientras que el hombre daba una cara de placer, que, para mí, era repugnante —¡basta! ¡basta! —Grité con todas mis fuerzas cayendo de rodillas al suelo.
Lloraba sin consuelo alguno, destrozando el césped que empuñaba con mis manos, miles de sentimientos y emociones sentía al instante al recordar cada caricia de ese hombre, pues esa pequeña siempre fui yo.
Quería salvarle al verle frente de mí, de ese miserable ogro, pero desgraciadamente todo eso ya había ocurrido hace trece años, había sido violada por mi vecino a mis cinco años, un trauma muy difícil de superar y de controlar, al momento que otro hombre rozaba mi piel.
Quería tomar aquella frágil niña en mis brazos, pedirle perdón por no haberla protegido, por nunca tomarme el tiempo de abrazarla y darle ese amor que necesitaba a diario. Ya que, a esa pequeña la olvidé desde ese día, ese día que permití sentirse humillada y rechazada hasta por mí misma. Olvidándome de ese momento que, destrozó mi niñez junto con ella, dejándola atrás sin querer saber más de ese tema, desechándola a las profundidades de mi obscuro corazón.
Mis sentimientos me consumen al vivir nuevamente esa escena llena de dolor, odio, rencor, frustración, angustia, ansiedad, repugnancia, tristeza, decepción, temor, culpabilidad, vergüenza. Todas esas mismas emociones las volvía a vivir en este momento, quería estrangular al miserable que me hizo esto ahora, pero mi cuerpo se quedaba sin fuerzas al dejarlas en mis puños contra el pasto verde.
Mis lágrimas no paraban de cesar, sintiendo ese coraje guardado en mi vientre que absorbía todas mis fuerzas, quedando débil todo el dolor recorría mi ser, tallaba mi cuerpo una y otra vez ante el asco que me podía sentir. Era culpable por permitirme ser tan débil, tan ingenua, tan pequeña como para defenderme de un...monstruo.
ESTÁS LEYENDO
VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]
FantasyEstás en esa etapa abrumadora que contra penas puedes respirar y avanzar lentamente en tu rutina diaria; ya sea por trabajo, escuela, casa, familia, amigos, total toda una sociedad completa que cargar, que solo trae con ella inseguridades. ¿Un futur...