CAPÍTULO XXI.-REFLEJOS

40 5 1
                                    

AMENADIEL

Tomé mi ducha sin dejar de pensar en Amelie y las últimas palabras que había dicho.

RECUERDO

La apuñalé cayendo está al suelo —siempre te amaré Steve. —soltó con dificultad y lágrimas en sus ojos, en ese momento el cuerpo de la mujer se dispersó en el lugar volviéndose polvo.

FIN DEL RECUERDO

¿Steve? ¿Cómo he podido matarle? ¿que se supone que debe de hacer un ángel en estas situaciones?

Cerré las perillas del agua y tomé una de las toallas blancas que colgaba del perchero. Este, se encontraba al lado de la tina. Sequé todo mi cuerpo, para luego colocarla en mi cintura.

Me posé frente del espejo, lavé mis dientes y me peiné el cabello. Salí del baño dirigiéndome al closet. Vestí un pantalón de mezclilla con una camiseta blanca de botones, dejando parte de mi pecho descubierto, y al final me coloqué un calzado cómodo negro.

Salí de la habitación llegando a la de Yelina. Me quedé unos segundos parado frente a la puerta, pensando en las palabras y hechos ocurridos que le planteare a Connot y Kalila.

Toqué la puerta despacio —Adelante. —se escuchó al otro lado de esta.

Abrí lentamente la puerta, encontrándote hermosa frente del tocador, con un vestido largo flojo de color azul rey. Cepillabas tu hermoso cabello rubio —Estas... hermosa. —te sonreí acercándome lentamente a ti.

Me miraste tiernamente con una dulce sonrisa —Gracias. —al decirlo, te sonrojaste y volteaste de nuevo al espejo. Tomaste dos mechones de tu cabello juntándolos con un prendedor de piedras blancas —Lista. —acomodaste tu vestido y te volteaste hacía mí —¿Nos vamos? Me tomaste del gancho.

Reí tomando tu brazo e incliné la cabeza —Claro bella dama. —salimos de la habitación entre risas y bromas, por ser tan cortés contigo. Mientras llegábamos a la sala, te vi más deslumbrante que de costumbre y me fascinaba verte tan feliz.

Quería aprovechar cada momento junto a ti. Temía irme de tu lado, sin aprovechar cada momento que me brindaras, no sé si llegará el día en que tendré que despedirme, sin poder decir adiós.

Llegamos al lugar donde se encontraban Connot y Kalila ya esperándonos. Estos se encontraban sentados uno al lado del otro, tomando un té en el sillón. Al vernos entrar, Kalila se levantó instantáneamente —Han llegado. —sonrío —por favor siéntense. —nos indicó con su mano —¿gustan té?

—Gracias. —ambos contestamos sentándonos en el sillón largo que se encontraba al lado izquierdo de estos —a mí me gustaría uno, por favor. —le indiqué a Kalila.

—Yo también, por favor. — indicaste amable.

—Perfecto, señora Ester, ¿podría traernos más té por favor? —la señora asintió y salió de la habitación con la charola en sus manos.

—Kalila, Connot, es necesario que se enteren de lo ocurrido. —paré tomando un poco de aire para soltarlo a los segundos, intentando relajarme.

—Dime Amenadiel. —sentándose derecho Connot, para escucharme mejor.

—A sucedido algo inexplicable en esta tarde, ¿Amelie era de su mayor confianza, para ustedes dos? —miré a la pareja, esperando una buena respuesta.

—Amelie siempre fue una chica reservada, nunca me he interesado mucho por ella, ya que, ella no conversa conmigo. Es como si, nunca estuviese para mí, así que no veo problema en ella. —explicó Connot de pies cruzados, con su té en la mano derecha. Se mostró despreocupado, ante tal situación.

VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora