Después de fugarme en mis pensamientos con el plan maestro de quedarme con las riquezas de los Meyer, caminé en dirección donde se encontraba una de las enfermeras del hospital, mientras que la joven castaña, de pelo recogido en un chongo, de estatura mediana, delgada y ojos cafés oscuros; hacia sus anotaciones en una tablilla que portaba en sus manos.
—Disculpe señorita enfermera, podría indicarme ¿dónde está la guardería del hospital? —pregunté con voz tranquila y una sonrisa en el rostro.
La joven enfermera me miró y con tono optimista contestó —claro señorita acompáñeme. —con una sonrisa en los labios.
La enfermera avanzó delante de mí, llevándome a la primera planta y entre varios corredizos llegamos a la pequeña guardería, pero elegante, así como el majestuoso hospital. La guardería estaba combinada por azul, blanco y rosa en sus paredes, figuras de animales las decoraban. Entramos y una señora rubia de pelo corto, alta, ojos claros, delgada portaba el uniforme del hospital color azul, que se encontraba en un escritorio cerca de la puerta del lado derecho, mientras que toda la parte izquierda era rodeada de un cristal que dejaba ver a los pequeños jugando y una pequeña media puerta se encontraba al lado del escritorio.
—Dígame, ¿Qué nombre tiene su pequeño? —preguntó mientras acomodaba sus lentes y poder fijar sus ojos en el computador.
—Albert Alistear Grandchester Marlowe. —sonreí esperando la reacción de la chica al escuchar el apellido Meyer, pero ella ignoró completamente el apellido, ya que le sonreía a un pequeño que la saludaba del otro lado. Luego, le indicó a la encargada sobre el niño y esta me miró de arriba abajo asombrada o un tanto molesta, ya que sus ojos me penetraban de una manera que, si fueran cuchillas, ya me hubieran atravesado. Al acabar de inspeccionarme con su mirada se levantó de su asiento muy alzada, caminando lento hacia adentro, como si presumiera de su asqueroso cuerpo.
Me encanta que me miren desafiante, al no poder tener lo que yo he obtenido, oh no querida, no te desgastes, no caigas a ese papel tan vulgar. La joven enfermera mimaba a los niños desde fuera, había unos cuantos niños de todo tipo de edades jugando con carritos, otros con pelotas, muñecas o entre ellos mismos —cuando crezca, ¿será así? Fijé mi vista en un niño bastante tranquilo que se le veía perdido en su imaginación, jugando con un muñeco de acción, solo, sin hacer bastante ruido, solo él y su juguete. Miré hacia otro pequeño, O ¿será así? El pequeño tenía la atención de todos los infantes, corrían detrás de él y se sentía Superman mientras bajaba por la resbaladilla de plástico que se encontraba en el área de juegos.
Perdida en mis pensamientos, oí a lo lejos como le llamaban a la enfermera y sus pasos dirigiéndose hacia adentro.
—Disculpe señorita, ¿este es su pequeño? —sonrió la enfermera mientras me mostraba al infante en sus brazos.
—Sí señorita, gracias. —ella con cuidado me dio a mi pequeño Albert y yo solo le sonreía en la cara mientras el pequeño me acariciaba con sus pequeñas y frágiles manos. Caminé entre los largos pasillos, subí unos cuantos pisos en el elevador y en cuestión de minutos ya estaba fuera del área de terapia intensiva.
Enseguida me prohibieron la entrada con él bebé en brazos y el doctor salió a mi rescate.
—Déjenla pasar, prepárenla a ella y al bebé para la visita, el paciente quiere conocer a su hijo. —ordenó a los enfermeros que estaban al frente mío, yo solo les sonreí arqueando mi ceja y ellos me miraban confusos.
—Discúlpenos, señora, pase, por aquí. —entre nuevamente a la habitación donde me prepararían con sus trajes especiales a mí y a mi pequeño.
Pasaron unos minutos y ya estábamos listos, los enfermeros avisaron al doctor encargado de Luka, que, al momento, entró y me guío nuevamente hasta la habitación de Luka. Mientras yo, caminaba como si fuera una pasarela, sintiéndome segura de mis acciones —contigo mi querido Albert, todo saldrá a la perfección, no nos faltara nunca más nada.
Entre a la habitación con paso seguro y Luka me miraba con temor en sus ojos haciéndose cada vez más grandes, de reojo podía mirar a Alizze que no le parecía nada buena la escena que tenía en frente de ella. Yo por lo bajo sonreía burlándome de las expresiones de ambos.
Me paré al lado de Luka, le sonreí ansiosa, mientras acomodaba a Albert en mis brazos, bajé a la estatura correcta y le presenté a mi hijo —este es el pequeño Albert, tu hijo. —él estiró sus brazos al instante, tomando en ellos a su hijo, ese momento para mí, fue hermoso, pues era lo que siempre había soñado, formar una familia con Luka. Al único que ame de verdad y que un día me abandonó por los malos comentarios de su madre, hasta el momento, trato de ser dura y fría con él, poniéndome al margen sin mostrar sentimiento alguno, con el solo propósito de quedarme con su fortuna. Porque, aunque lo amara, amor no iba a obtener de él, pero dinero sí.
El pequeño Albert...
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VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]
FantasyEstás en esa etapa abrumadora que contra penas puedes respirar y avanzar lentamente en tu rutina diaria; ya sea por trabajo, escuela, casa, familia, amigos, total toda una sociedad completa que cargar, que solo trae con ella inseguridades. ¿Un futur...