CAPÍTULO VII.- MALA INFLUYENTE

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AMENADIEL

Al levantarme del comedor decidí dar un paseo por el jardín, atrayendo a mis pensamientos tu rostro de hace un momento lleno de celos, se inundaba mi ser de felicidad, al saber que podría ganarme tus sentimientos. Me acerqué hacía unas rosas blancas para cortarlas, pues ellas representaban tu inocencia y tu ser, pues desde pequeña, siempre influías esa luz hacía los demás, esa luz blanca que nunca dejaba de brillar a pesar de las circunstancias.

—Pero mira, hay un nuevo ladrón de rosas. —una voz femenina se acercaba.

—¿Yelina? —busqué a mi alrededor.

—No caballero, lamento decirte que ninguna de nosotras dos es Yelina.

Eran las hermanas de Connot, Keyla y Gianna.

—Mmm... Son ustedes dos. —respondí serio.

—¿Qué pasa? acaso ¿molestamos? — Dijo Keyla

—No me gusta sonar grosero, pero por eso, no puedo dejar de ser sincero. Pero sí, si me retiré de la mesa fue por algo ¿no creen? Y si no lo saben era por la razón de que quería estar solo. — les dije mientras seguía cortando unas rosas.

—Pero que odioso, todavía que nos preocupamos por ti. — dijo Gianna coqueta.

— Pues ya vieron las dos que estoy bien. — me paré para luego retirarme de aquel lugar.

—Lo que tienes de guapo, lo tienes de amargado. —respondieron mientras se iban quejando de aquel sitio.

Por fin me dejan solo, pero ¿a quién quiero engañar? Si a la única que quiero tener a mi lado es a Yelina, pero este temor, de que se enteré me atormenta a diario.

Una silueta a lo lejos pasaba junto a un caballo blanco, ¿quién será a estas horas? — me dispuse a acercarme aquel lugar. Pasé algunos árboles que la escondían. Era la hermana pequeña de Connot, Amelie, quien caminaba despacio. dejando que la brisa jugará con su pelo rojizo, dejando en el ambiente su fragancia. Al saber de quién se trataba me dispuse a marcharme del lugar.

—¿Por qué te vas? Si acabas de llegar. —sonó la voz delicada de aquella mujer.

Volteé mi cuerpo hacia el sitio donde venía aquella voz — ya es tarde y es momento de volver adentro.

—Por qué no vienes y me acompañas un momento. — sonrío mientras caminaba al lado del corcel.

Cuando de repente cae algo de un árbol, asustando al caballo, haciendo que este corriera, tumbando a la joven.

—¿Te encuentras bien? —Corrí a ayudarle.

—Sí, solo mi pie me duele mucho. —se quejó con muecas de dolor.

—Está bien, te cargaré para llevarte adentro. —dije sin probar mis poderes angelicales en ella, quería comprobar si se había lastimado.

—Por favor llévame a la laguna, ella cuenta con poderes curativos, además mi caballo siempre se refugia en ese lugar. — tomó mi pecho.

La cargué en mis brazos hasta llegar aquel lugar.

—Amenadiel llévame al agua. —me indicó.

—¿Estás segura? — pregunté dudoso.

—Sí, llévame y déjame ahí, la laguna hará lo demás. —me señalo el lugar que quería que la dejará.

Caminé hacia la laguna, dejando que el agua llegará a mis rodillas, dejar a Amelie ahí. Al dejarla ella se sumergió y yo salí dispuesto a irme.

Luces de luz con burbujas surgían en la laguna, volteé y también brotaban de ella, haciendo salir a Amelie a la superficie. Se levantó con su pelo escurriendo, dobló su cabeza hacia atrás, dejando caer los chorros de agua de sus cabellos, mientras que el vestido que portaba se pegaba en su hermosa silueta, haciendo que está se apreciará a simple vista, llevó sus manos a la cabeza para luego pasarlas entre todo su cabello, sus ojos permanecían cerrados y su boca abierta, tratando de resistir el frío.

Abrió los ojos clavándolos en mí y comenzó a salir del lugar con un movimiento que me seducía, mientras sus telas salían a flote del agua. Siguió su camino hacia mí después de que salió del agua, para ponerse delante de mí, apoyándose en la punta de sus pies, para luego pegarse a mi cuerpo, impulsándose para llegar a mis labios. Por un momento llegué a ver el rostro de Yelina, hasta que vi sus labios tratando de besarme...di un paso hacia atrás, retirándola de mi lado con mis manos, me quité mi camiseta para cubrirla con ella. Tomé su caballo y se lo entregué para retirarme del lugar sin palabra alguna, llevando en mis manos un puño de rosas blancas para mi amada.

VIAJANDO A TU LADO 🚀 © COMPLETA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora