╚» El internado «╝(Satzu)

Capítulo 25.

Salí de la habitación para buscar a Tzuyu, no la encontré por ninguna parte. El único lugar en el que no la había buscado era en su habitación, así que fui para allá.

Por alguna extraña razón, se escuchaban ¿gemidos? Y la puerta, la habían dejado entreabierta. Abrí lentamente la puerta, sin hacer nada de ruido. Y, vaya sorpresa la que me llevé.

Tzuyu estaba teniendo sexo con una perra que yo conocía, la odiaba y ahora lo hago más. Sentí mi corazón doler pero ignore aquello. Comencé a toser falsamente.

–¿Interrumpí algo? –Tzuyu rápidamente dejó de hacer sus cosas y se paró de la cama. Me miró tan fríamente que lo sentí como un disparo al corazón. Dolía. Y no sabía qué mierda me pasaba.

–Pues sí, interrumpiste mi sección de sexo. Pero bueno. ¿Pasa algo? –Aquella chica se paró de igual manera y comenzó a cambiarse, una vez que lo hizo salió de la habitación. Yo cerré la puerta rápidamente.

–¿Qué mierda crees que haces Chou Tzuyu? ¿Crees que está bien hacer eso? –Ella sonrió, qué perra. –Estaba follando con ella, ¿Estás ciega? Y claro que está bien. Me harté de que juegues conmigo, por fin abrí los ojos, si tú te acuestas con todos, ¿porqué yo no puedo igual? Total, no somos nada, Sana.

El dolor que me causaban sus palabras era increíble. Pero no podría mostrarme débil.

–Bien Tzuyu, ganas. Tienes razón, maldita sea. Pero sabes muy bien que no puedes estar sin mí, que te encantan mis besos, mis toques, mis caricias, mis palabras, todo. –Dije mientras caminaba lentamente hacía ella. Ella se mantenía callada. Cuando estuve completamente con ella intenté besarla, pero ella me detuvo.

–Estás equivocada Sana. Ya no soy la Tzuyu que conocías. Hay personas más importantes que tú en mi vida. Así que ve, adelante, sigue follando a cualquiera que veas a tu paso. Yo estaré bien y estoy bien. Total, ya no me importa, Minatozaki Sana.

Quedé sin palabras.

–Ah, ¿ahora te comió la lengua el gato? Por favor Sana, sal ya de mi habitación, estás pasando vergüenza.

La mire, ella me ignoró, seguí sus órdenes y salí de la habitación. Tenía cosas que procesar pero lo único que me preocupaba en ese instante era mi dolor en el corazón y las ganas de llorar... Así que me dirigí a mi habitación, por suerte nadie estaba dentro, pero por si las moscas, entré al baño, cerré y comencé a llorar. No sé qué mierda me pasaba, sólo sé que dolía. Y demasiado.

Tzuyu me las pagará.