Capítulo 29.

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Estaba muy confundida sobre todo lo que estaba pasando. No tenía idea de nada. Moonbyul, Nayeon y yo bajamos de inmediato las escaleras. Sunmi nos esperaba. Apenas bajé, y me abrazó.

–¿Q-qué pasa? Me están asustando.

–Sana... –Comenzó a hablar Sunmi. –Lo lamento tanto, no sé cómo decirte esto... Perdón.

–¡Hable ya, por favor! –Estaba muy nerviosa.

–Tus padres han muerto en un accidente de auto. –Al escuchar eso, sentí el color irse de mi cara. –No, no, no. Usted está bromeando, ¿verdad? Dígame que es una broma.

La tomé por la camisa y la sacudí, sintiendo las lágrimas bajar por mi rostro. Comencé a gritar.

–¡Dígame que es una puta broma! ¡Por favor! –Nayeon inmediatamente me alejó de ella, y me apretó contra su pecho. Me despegue un momento del abrazo, la miré a los ojos y de la nada vi todo negro.

Desperté en la clínica del internado, a un lado estaba Tzuyu, ella estaba durmiendo y me extrañé. No sé qué hacía allí, si se supone que me odiaba. Recordé la noticia y comencé a llorar, mis sollozos despertaron inmediatamente a Tzuyu, me limpié la nariz con un papel que estaba cerca y le pedí disculpas.

–Mmh, sí, está bien. No hay problema. –Se rascó la cabeza, algo nerviosa. –Ehmm, yo sólo esperaba a que despertaras. Lamento muchísimo tu pérdida. –Dijo con un tono frío. Pero realmente lo sentía.

La miré con pena. Ella se levantó de la silla en la que se encontraba sentada. Y en ese momento entró la enfermera.

–Sana, cariño. ¿Cómo te sientes?

–Pues algo mejor, siento mi cabeza dar vueltas. Pero después de todo eso, me siento de la mierda, no es linda la noticia que acabo de recibir. –Traté de sonreír pero sólo sentí una lágrima caer.

Tzuyu interrumpió.

–Yo ya me voy. Adiós Minatozaki. –Clavó su mirada en mí. Me sentí nerviosa.

Tzuyu salió de la habitación.

–Cariño, te daré unas pastillas, posiblemente te dé dolor de cabeza. Cada vez que lo sientas puedes tomar una, y de inmediato se calmará. ¿Vale?

–Gracias. ¿Cómo te llamas? –Sentí curiosidad.

–Mi nombre es Ryujin, señorita. Un placer, y a su orden. –Sonrió. –Por cierto, lo que te pasó sólo fue un leve desmayo debido a la impresión que sentiste de la noticia, estás bien. Como mencioné antes, sólo estarás experimentado aquel dolor de cabeza.

Me dio las pastillas y las tomé.

–Ya puedes irte.

Salí de ahí con miles de pensamientos en la cabeza. ¿Por qué mierda no fui buena hija? ¿Por qué me pasaba esto a mí? ¿Por qué nunca escuché lo que tenían para decir? Extraño a mamá. Extraño a papá. Perdón. Perdón. Perdón.

No sé a dónde mierda me dirigía, note que ya era de atardecer, decidí ir a mi habitación y quedarme ahí hasta poder dormir. Realmente tenía ganas de morir.

Las chicas estaban caminando de un lado a otro por la habitación, y cuando entré me dieron un gran abrazo. Incluyendo a Somi.

–Gracias chicas, estoy bien.

–No estás bien, y lo sabes. Descansa un poco. Ya haz tenido demasiado por hoy. Te despertaré cuando sea la hora de la cena. Duerme, cariño. –Dijo Nayeon.

Nayeon podía ser muy hija de perra y todo, pero siempre que la necesites ella sin duda estará ahí para ti, siempre te apoyará y escuchará. Es como una madre la vieja esa. La amo.

╚» El internado «╝(Satzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora