Ella

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En lo más profundo de mí mismo sabía que tenía miedo a sufrir por amor por eso nunca había compartido con ninguna mujer más que sexo de una noche. Nada de compartir recuerdos, ni tan sólo un desayuno pero con Lily era todo muy diferente.

A ella no sólo me gustaba hablarle de mi vida,de mis buenos momentos sino que disfrutaba abriéndole mi corazón y, a pesar de ser yo una persona bastante honorable que a ningún amigo podía traicionar, sentí un peso quitado de encima cuando Lily me dijo que tan sólo le unía una amistad con Josh. Aún así, debía hablar con él antes de besarla, mostrarle mis sentimientos o incluso hacerla mía. Acciones que me quitaban el sueño cada noche desde que la había conocido.

A punto había estado de besarla en más de una ocasión y ahora que la tenía en frente de mí, a escasos milímetros  de distancia de su boca, temía no poder contenerme por más tiempo.

La vainilla del perfume que siempre usaba, su forma de mirarme a los ojos, sus facciones, su forma de ser....todo en ella era atractivo, toda ella era lo que yo quería para mí mismo.

-De ninguna de las formas jugaría contigo, Hadid. A nadie sería capaz de hacerle daño, menos a ti.

Menos a mí.....

Sabía que Lily se sentía atraída por mí,  pero no del modo en que lo hacían las demás. De lo contrario, hubiese contestado diferente a mi pregunta, se hubiese ido por la salida de la sensualidad y el sexo y , sin embargo, había antepuesto los sentimientos a ello.

Sin ser capaz de resistirme por más tiempo, la cogí por la cintura para acercarla aún  más a mí. Quería besarla, ansiaba hacerlo. La atracción que sentía por ella era capaz de hacerme olvidar hasta mis más férreos principios.

-Hadid, ¿quería preguntarte si.....¡Oh! Lo siento no quería interrumpir.

-No interrumpes, tía. Al contrario, quisiera aprovechar para presentarte a Lily.

Mi tía Amina había llegado justo a tiempo para evitar mi caída en el pecado.

-Encantada de conocerte al fin, Lily.

Lily no tenía una piel tan clara como la mayoría de los ingleses pero aún así me pareció que un rastro de rubor surcaba su rostro. A pesar de ello, le dio dos besos a mi tía y le dedicó una gran sonrisa.

-Encantada de conocerla, señora Alfasi.

-No, por favor, Lily. Llámame sólo Amina. Puede parecer una tontería pero me resulta extraño asimilar que soy una señora. Mejor no recordármelo.

-Nunca he visto a una señora de sesenta años conservarse mejor que tú, tía.

-Ni yo a un sobrino tan zalamero como tú, Hadid. Ten cuidado con él, Lily. Corres el peligro de caer rendida a los pies de un hombre tan adulador. Por suerte, posee unos de los mayores corazones que conozco.

-En eso coincidimos, Amina. A mí también me parece que tiene un gran corazón.

Las palabras de Lily me llenaron de alegría. Que la mujer por la cual eres capaz de perder hasta el norte, dijese esas cosas sobre tí, era algo sencillamente maravilloso haciéndome sentir como un adolescente a pesar de mis treinta años.

-Chica lista, guapa y sincera. Ahora entiendo porque Hadid te ha traído.

-Tía, dudo que venir a hacer de alcahueta haya sido tu objetivo primero. ¿Qué es lo que quieres?.

La conocía demasiado bien para saber que no tenía pelos en la lengua y que sería capaz de sacarnos los colores con alguna de sus suposiciones románticas acerca de nosotros dos.

-¡Ah si!. Quería preguntarte sobre los gustos de Lily para la cena pero ahora que la tengo delante, nos ahorraremos tiempo. ¿Qué es lo que te apetece cenar?.

-Lo mismo que vosotros supongo. No suelo ser exquisita para la comida.

-Te vas a arrepentir de lo que dices, Lily. Mi tía te atiborrará a verduras.

Y no mentía. Los Alfasi se habían  vuelto veganos hacía cuarenta años después de que mi padre se curase de un cáncer terminal con una dieta alcalina que Lazard le había prescrito. Yo también profesaba esa religión aunque de modo menos estricto.

-No hay problema-Me sonrió-. Me gustan las verduras.

Lily era preciosa pero cada vez que me sonreía,sentía mi mundo interior desordenado sin saber muy bien qué hacer por momentos, como si sólo existiésemos ella y yo.

-¿Preparada para una noche interrogatoria?.

-Sin problema, Hadid. Me gusta hablar y no tengo nada que esconder. Llevar una conciencia limpia es uno de los mayores placeres de esta vida.

-No puedo negarte eso. ¿Te apetece venir después a leer algún libro?. Cuando la casa esté dormida pues mucho me temo que sabiendo que tú estás aquí no nos dejen demasiado tiempo para ello.

Y no me equivoqué en lo más mínimo. Primero apareció Aisha, después Lazard, mi primo Rashid que curiosamente pasaba por allí cuando en sus veinte años de vida nunca había tocado un libro y por último Alí. No los culpaba, todos querían conocer a Lily, la primera mujer que pisaba la mansión de mi mano, la única que yo quería que lo hiciese.

Lejos de parecer agobiada, fue muy amable con todos y cada uno de ellos, incluso se permitió gastarle alguna que otra broma a Lazard y quedar con mi primo para irnos los tres a tomar una copa unos días después.

A ninguno le encantó tanto como a mí pues yo la adoraba y le profesaba devoción pero coincidieron en que poseía una gran corazón y un saberestar digno de admiración que hubiese encantado a mis padres.

Terminada la cena, con su correspondiente sobremesa, nos fuímos a la biblioteca de nuevo con una copa de vino cada uno que yo guardaba celosamente en un rincón de la alacena.

-¿Qué te apetece leer?.

-Algo de exopolitica estaría bien. Me he quedado con ganas de saber más de tu opinión sobre el universo.

Elegí un libro del origen del ser humano muy especial.  Me lo había regalado Lazard cuando tenía diez años y para mí significaba mi primer contacto con la razas extraterrestres.

Tras un rato de lectura, se acomodó sobre mí pecho después de pedirme permiso. Resultó ser embriagador. Su pelo olía a rosas y su cercanía tan cálida y atrayente, me resultaba cómoda, agradable, perfecta.

-¿Sabes?. Nunca me creí que el ser humano hubiese salido del caldo primordial. ¿Te imaginas salir a una persona de una sopa harira?. Es absurdo a todas luces.

Me reí a carcajada limpia. A veces hacía comentarios de los más divertidos pero lo que más gracia me hizo es que hacía años, yo había hecho dicho lo mismo. Al final acabamos llorando de risa juntos, después la besé en los labios.

No podía resistirme más y agradecí haberla besado porque nunca en mi vida un beso me había hecho sentir tanto.

Lily James....

Y llegó ella....((COMPLETA))#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora