Gatos Negros

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Essaouira, una perla en el Atlántico plagada de recuerdos de mi infancia y de mis días más felices junto a Lily. Siempre me había parecido bella, con sus aires marroquíes, su costa y sus barrios de pescadores y, sobretodo, por su lento ritmo de vida, tan diferente al de Marrakech.

Sin embargo,en aquel momento, en medio de la noche más profunda, todo se me antojaba misterioso, rayano en lo tenebroso. Caminaba intentando no darle vueltas a la cabeza, evitando pensar en qué clase de estupidez me había llevado a ir allí sin ninguna clase de plan, sin ayuda, solo yo con la esperanza de encontrar a mi hija cuando un gato negro me asustó cruzando delante de mí sobresaltándome.

Si la escena ya era tétrica de por sí, aquel animalito contribuyó a destemplar aún más mis nervios haciendo que resultase el ambiente propicio para cualquier película de terror. Aisha siempre me había dicho que cuando un gato negro se te cruzaba es que la muerte rondaba cerca y teniendo en cuenta que los felinos eran considerados impuros por el islam, encontrarte con uno en Marruecos, era algo inaudito. Me paré para mirar sus ojos amarillos, sosteniendo su mirada.

Los gatos negros no dais mala suerte, no atraeis la muerte....

Y aunque lo hicieseis, no te permitiré de te lleves a lo que más quiero...

Podría la rueda del Samsara mandarme señales, podrían las plañideras del destino intentar advertirme de que algo malo estaba pronto a acontecer pero,a pesar de todo, sabía que podría poner en duda mi vida en todas y cada una de las formas posibles con tal de salvar a Lily y Helen.

Tras perder de vista aquellos ojos portadores de funestas noticias, proseguí mi camino guiado por mi intuición. No tardé demasiado en dar con la casa que mi hija me había mostrado en sueños. Tal cual la había visto, ni tan sólo un detalle era diferente.

Normalmente, solía tomar mis decisiones con premeditación, ser jefe de una multinacional, así lo requería y excepto en mi profundo enamoramiento de Lily, absolutamente todo, me había tomado de horas e incluso días o semanas decidirlo. Sin embargo, en aquella ocasión, opté por un impulso repentino que me hizo allanar una morada. Con sigilo, me deslicé a través de unas enredaderas hasta que conseguí entrar en la casa empedrada. Tan extraña para ser Marruecos, tan llena de misterio.

De una de las ventanas emergía una suave luz dorada, como titilante, fruto de estar iluminada con velas. Traté de ser lo más silencioso e invisible posible para acercarme a ver quién o quienes estaban allí y cuando al fin vi lo que había en ella, un sentimiento de tranquilidad invadió mi más profundo ser.

Helen jugaba alegremente con un niño moreno de más o menos su edad. Parecían felices juntos como si se conociesen de hacía tiempo aunque era la primera vez que veía a aquel pequeño. Aún así, mi hija estaba allí en contra de nuestra voluntad y me pregunté si el amiguito de Helen también lo hacía en las mismas condiciones.

Venir a salvar a tu hija y llevarse dos niños....

¿Y si sus padres están buscándolo tal y como yo a Helen?. Es un deber que como ser humano me atañe....

A punto estaba de buscar con que forzar la ventana, cuando unos brazos más fuertes que los míos me inmovilizaron, otros fueron los que me durmieron con un pañuelo, después no recuerdo más que un fuerte dolor de cabeza al despertar.

Me encontré en una sala angosta, sin apenas iluminación que supuse pertenecería a los bajos de la casa. Llacía sobre el frío suelo, sin ataduras ni nada parecido pero cuando mis ojos se acostumbraron a la penumbra, la silueta de mi hija siendo apuntada por una pistola, me despertó súbitamente. Me levanté rápidamente.

-No tan rápido, Hadid. A no ser que quieras ver a tu hija muerta.

-¿Fiona?.

-Sí, soy yo, Hadid.

-Quita esa pistola de la cabeza de Helen de inmediato.

-¿Por qué debería hacerlo?. Tú echaste por tierra mis brillantes planes de futuro,me hiciste desgraciada y me expusiste a la vergüenza de ser una madre soltera en Marruecos. ¿Por qué no tomarme la justicia por mi parte?.

-Porque ella es inocente, Fiona. Ella no tiene nada que ver con todo esto.

-Eso es algo que me da absolutamente igual. Mi objetivo es quitarte lo que más quieres. Primero Helen, Lily caerá por sí sola.

No podía creer lo que estaba presenciando. Helen parecía tranquila, probablemente estaría viendo cosas que yo no sabía, ni entendía pero sus ojos parecían suplicarme una calma que no era capaz de mantener.

Tan sólo aguanta, entretenla, ella no será capaz de hacerme daño.

¿Helen?.

O yo me estaba volviendo loco o mi hija estaba metida en mi mente.

Entretenla. Ella también es madre....

-Tan sólo tengo una pregunta para tí, Fiona. ¿Qué pasaría si después de que acabases con mi hija, yo le segara la vida a tu pequeño?. El chico moreno que jugaba con Helen, ¿me equivoco?.

-No serías capaz....

Su rostro palideció. Efectivamente, aquel niño era su hijo y tal como Helen me había dicho, ella también era madre, poseyendo el instinto de protección. En aquel momento, Fiona me mostró algo de su ser que jamás pensé que pudiese albergar: amor. Amaba a su hijo por encima de todo y esa era mi mayor baza para poder jugar a mi favor.

-¿Serías tú capaz de matar a Helen?. Si no me equivoco tiene más o menos la misma edad que tu niño y parece ser que son muy amigos. ¿qué le dirías?. ¿Qué mataste a su amiga por venganza?. ¿Crees que tu odio hacia nosotros es justificante suficiente para acabar con la inocencia de una niña?.

-Yo.....

En apenas dos eternos e intensos segundos, pasaron muchas cosas. Fiona bajó el arma, Helen se zafó de su agarre y corrió hacia a mí pero antes de que llegase a mis brazos, el sonido aterrador de un disparo se escuchó en la sala.

Dos segundos después, tan sólo vi sangre y el cuerpo de Fiona en el suelo.

-Siempre albergué dudas sobre su supuesta maldad. Al contrario que a mí, la maternidad la ha ablandado.

-¿Halal?.

-El mismo, Hadid Alfasi. He tenido que venir a acabar con lo que Fiona empezó. Ya sabes. Las cosas mejor hacerlas por uno mismo.

Miré a mi hija, ya a mi lado, a los ojos. Ahora sí tenía miedo.

No había visto esto, papá. Corremos peligro.....

La estreché entre mis brazos. Hasta ahora, no se había equivocado en nada. Ni ella, ni el gato negro con el que me había cruzado....¿Serían nuestros últimos minutos en este mundo?

Y llegó ella....((COMPLETA))#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora