Capítulo Veintidós. Tres Años.

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Tres años habían pasado ya desde que me había convertido en la señora Alfasi y nadie, excepto nuestros testigos de boda, sabían de mi condición.

Algunos nos llamaban modernos por ser padres sin estar casados,otros, simplemente, no decían nada. A Hadid le hacía gracia, a mí me daba absolutamente igual. Ver crecer a nuestra pequeña Helen alegre y feliz era lo único que me importaba.

Helen era tranquila. Aún no sabía el porqué pues ni su padre ni yo lo éramos y en algún momento llegué a pensar que Aisha tenía razón al decir que los niños que no lloraban al nacer eran especiales.

-¿Crees qué tiene alguna especie de poder?.

En el último año, habíamos adoptado un perrito que nos habiamos encontrado en la calle. Observar como Helen lo acariciaba y tranquilizaba sin haber cumplido sus tres años,  siendo Taquito tan nervioso como era, me hacia pensar muchas cosas. Sólo ella era capaz de convercerlo de que no nos comiera los muebles o nos robara la comida.

-Pensé que no creías en esas cosas, Lily.

-No sueles creer en las cosas hasta que no las ves. Parece que tuviese veinte años a veces.

-Yo también me he dado cuenta. De todos modos, mejor no decirle nada a Aisha-sonrió-.

-Creo que será lo mejor.

Ni quería ni podía quejarme pues me encontraba disfrutando de los mejores días de toda mi vida. Nada supimos de los Halal en todo aquel tiempo. Omar había sido encarcelado y Fiona había huído pero aún así, siempre me encontraba alerta. No me fiaba y supe que hacía bien cuando un día hizo su aparición estelar. Por supuesto, yo no la vi, tan sólo me quemé con su ponzoñoso veneno.

-Papá está enfadado-me anunció mi hija mientras yo preparaba la cena-.

-¿Qué cosas dices, Helen?. ¿Cómo vas a saberlo si aún no ha llegado a casa?.

-Lo intuyo pero no te preocupés, mamá. Tú sabes la verdad.

Se encogió de hombros y se fue a jugar de nuevo dejándome pensativa. Minutos después, Hadid entró en casa  y tal como predijo mi hija, venía muy enfadado hasta incluso borracho me atreví a decir.

-¿Puedo hablar contigo?.

-¿He vuelto a dejar sin recoger la oficina?.

-Nada que ver con tus montañas de papeles, Lily. ¿Sabes?. Hace tres años estuve a punto de casarme con una mujer que me engañó haciéndome creer que estaba embarazada de mí y ahora descubro que la que supuestamente me salvaba, no hacía más que reírse de mí en mi cara.

-¿Cómo?.

-No te hagas la tonta, Lily.

Se acercó a mí y me susurró en la oreja.

-Sé que Helen no es mi hija.

¿¿What??

No sé si fue rabia, sorpresa o decepción pero lo cierto es que no pude contener mis ganas de darle un bofetón en toda la cara. Incluso a mí me dolió pero no entendía porque aparecía de la noche a la mañana con semejante paranoia.

-¿De dónde has sacado semejante idea?. ¿No te bastan mi palabra y los ojos de tu hija como pruebas?.

-El abuelo de Josh también tiene los ojos azules.

¡Lo que me faltaba!

Vi la carita de Helen asomarse por el marco de la puerta y con el corazón roto, cogí a su padre de la mano y lo llevé a nuestra habitación. Ella no merecía vernos discutir y menos por aquella majadería.

-Ahora mismo me vas a decir porque coño me vienes con estas cosas porque si te soy sincera, no entiendo absolutamente nada.

-¿Ah no?. Pues parece que todo el mundo lo entiende menos tú. Fiona vino a verme esta mañana al trabajo. Me trajo varias fotos de hace unos años. Tú y Josh....él te amaba, ¿por qué no te casaste con él si sabías qué era el padre verdadero de Helen?.

Fiona, algún día te sacaré las entrañas. Hasta Cersei Lannister será buena a mi lado.....

-O sea que siendo inteligente como eres, decides hacer caso a Fiona porque te muestra unas fotos. Recuérdame que ponga CDs en las ventanas porque parece que las palomas se cuelan fecundándome como el Espíritu Santo.

-Hay algo más. La abuela de Josh. Hablé personalmente con ella esta tarde. Me dijo que cuando estuviste en Edimburgo estabas embarazada de su nieto.

Fiona y sus gilipolleces. Me llegaba a dar hasta pena. Tres años para buscar la forma de separarnos. ¿Tanto rencor podía albergar?. ¿O es qué no sabia perder?.

Cogí mi teléfono móvil y marqué el número de Josh. Vivía en Edimburgo desde hacia tres años. Tal y como supe el día de mi boda, tardaria mucho en volver a verle pero las llamadas entre nosotros eran una costumbre semanal que no se habia perdido desde entonces.

-¿Qué haces?.

-¿Lily?. ¿Pasa algo?.

-Sí que pasa, Josh. ¿Podrías contarle al idiota de mi marido por qué tu abuela piensa que Helen es tu hija?. Ya mañana me contarás porque finalmente no hablaste con tu abuela sobre el tema.

-Lily, escucha....

-Mañana, Josh. Tu amigo quiere hablar contigo.

Los dejé hablando por teléfono en la habitación. Estaba cabreada pero no por Fiona sino por Hadid. ¿Cómo se le ocurría creerla?. ¡Era absurdo!. Necesitaba pensar, salir a la calle y tomar el aire así que dejé a la pequeña Helen con nuestra vecina, una mujer alegre que cuidaba de ella cuando nosotros trabajábamos y salí a respirar la cálida atmósfera marroquí.

-¡Lily!.

La voz de Hadid a mis espaldas. No quería hablar con él, ni verlo. Al menos por el momento así que eché a correr. Necesitaba despistarlo, disfrutar de unos momentos de relax pero él corría más rápido que yo.

-Lily, he sido un estúpido.

-No te lo voy a negar pero debes entender que estoy dolida, rota. He de pensar.

-¿Pensar en qué? 

-En si merece la pena amar a un hombre que no confía en mi palabra. Me hace dudar incluso de tu amor.

-¿Sí?.

-Sí.

-Te demostraré cuanto te amo.

Lo ví cruzar la calle, la famosa calle llena de carros y vehículos que tanto miedo me daba cruzar y que, sin quererlo,  había llegado hasta ella. Ahí en medio y sin importarle los coches que lo esquivaban, gritó al cielo:

-Lily Alfasi, nunca dejaré de amarte. Antes prefiero jugarme la vida a hacerte daño pues se que la muerte dolería menos.

Las palabras me llegaron al alma pero el nerviosismo que me producía verlo allí en medio entre tanto carromato, me impedía asimilarlo tanto como quería.

-¡Hadid!. ¡Ven aquí!. Por favor....

-Sólo cuando me digas que me perdonas por haber sido un completo estúpido.

De repente, vi una moto a toda velocidad que se acercaba peligrosamente a mi marido. Era él o mi miedo.

No hubo tiempo a pensar, crucé la calle dispuesto a salvarlo pero, ¿llegaría a tiempo?.

-¡Hadid! ¡No!

Y llegó ella....((COMPLETA))#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora