Un Plan Desastroso ©

Capítulo 35. La noche es joven.

Capítulo sin corregir.

Narra Mason

No hice más que reír luego de caminar entre toda la gente una vez que estuve en la sala. Cuando vi la reacción de Morgan... fue suficiente. No necesité que dijera más nada y salí de allí lo antes posible.

Oí perfectamente cuando gritó mi nombre pero ni así me detuve. No iba a hacerlo.

¿Cómo fui tan imbécil de pensar que Morgan podía sentir algo por mí?

Soy un idiota, soy un idiota, soy un jodido idiota. Ahora sí nuestra relación había acabado para siempre. Lo que más tenía finalmente estaba pasando.

Seguí riendo allí sólo apoyado en la barra con esta vez con un trago más fuerte en la mano. Me reía de mí mismo. De lo iluso que había sido todo este tiempo creyendo que Morgan podría darme alguna oportunidad.

¿En qué estaba pensando?

El Mason sin corazón sabría que estaba equivocado en lanzarme así como así pero el problema es que este nuevo Mason estaba tan convencido de... de cosas que nunca pasaron.

Yo podría jurar que Morgan sentía aunque sea una mínima chispa de algo, lo había visto... o imaginado, ya no lo sé.

Y ahora no la entendía. Ella era capaz de sacrificar su felicidad por los demás pero ¿Qué me aseguraba que eso era realmente lo que la detenía a tener algo conmigo?

Ya era tiempo de enfrentar la realidad y entender de una maldita vez que Morgan no sentía nada por mí.

Dejé el vaso con brusquedad sobre la barra, llevándome una mala mirada de la pareja que estaba besándose salvajemente a mi lado y les correspondí de la misma forma.

—¿Ustedes qué miran?

No esperé respuesta y caminé hacia algún lugar. No sabía que hacer. Sólo quería desaparecer y que esta noche terminara de una puta vez por todas. Estaba en medio de la pista y era como si de repente odiara todo. La música me molestaba, la gente me estorbaba. Quería irme de allí.

Recordé que no podía hacerlo porque era el conductor asigando y debía llevar a Michie y Morgan a sus hogares y me llené aún más de odio...

¿A qué? No lo sé. Odiaba a todo lo que me rodeaba pero no podía odiarla a ella y eso me hacía enfurecer conmigo mismo. No podía sacarla de mi mente, la escena que acababa de suceder minutos atrás se proyectaba una y otra vez en mi mente, como si necesitara recordarme todo el tiempo que Morgan me había rechazado y que yo había quedado como un imbécil y me dolía por más que lo negara. Que dolía porque ella no me quería como yo lo hacía. Y hago.

Divisé a Nick en una esquina y caminé hacia él, sin saber muy bien porqué. Me planteé frente a él y como si el destino supiera lo que necesitaba, vi cómo sacó del bolsillo de su chaqueta una cajetilla de ciagrrillos y un encendedor. Se lo quité de las manos y soltó un grito de molestia.

—¡Hey!

—Me lo debes.

Saqué dos y también le quité el encendedor.

—Yo a ti no te debo nada. —rio mostrando sus dientes que tenían un cigarro entre ellos y se tambaleó de la nada hacia atrás.

—Vete de aquí, maldito ebrio de mierda.

Llevé uno de los tubos blancos entre mis labios y encendí la pequeña llama acercándola a la punta y aspiré el humo para que finalmente encendiera.