Un Plan Desastroso ©

Capítulo 43. Roto.

Narra Mason

Un par de horas antes...

Ya eran casi las once de la noche y mi madre aún no daba rastros de su paradero. Maldición, sentía que en cualquier momento perdería la jodida cabeza. No sólo por mamá. La visita de los chicos en parte me había ayudado a distraerme un poco y relajarme. Aunque también había logrado que tratara de lo peor a mi rubia. Estaba estresado. Y ella lo había pagado por mi culpa.

Decidí salir de casa, aún sin dejar de insistir con mi movil llamando a Reese y a ese número que antes lo había hecho avisando que mi madre supuestamente estaba con los malditos universitarios.

Tomé mis llaves de la casa y de mi auto y me monté en el último. Pensaba en ir a comprar unos cigarrillos y quizás ir a la casa de Morgan y disculparme con ella. No podía estar mal con ella. Mi cabeza no me dejaba. Debía arreglar las cosas, disculparme. Después de todo siempre fui un tipo al cual la culpa le pesaba.

Recorrí un par de calles, con un tráfico medianamente tranquilo, hasta llegar a una tienda. Apagué el auto y busqué mi movil en el asiento del copiloto. En todo el transcurso mensajes de Chris me habían llegado y justo en el momento que lo tomé me entró una llamada de él. Estuve a punto de contestar cuando de la nada la pantalla quedó en negro. Fruncí el ceño. Había olvidado que estaba agotandose la batería. Había estado tan distraído las últimas horas que ni siquiera lo había notado. Usualmente ni siquiera dejaba que mi teléfono se apagara cuando la batería estaba por acabarse.

Me bajé y compré lo que necesitaba a velocidad de la luz. No podía estar sin mi teléfono en estos momentos. ¿Qué si mamá llamaba en estos momentos diciéndome que vaya por ella o que necesitaba de mi ayuda? Conduje rápido hasta mi casa pensando y esperando que en caso de que mi madre necesitara de nuestra ayuda seguro llamaría a papá en primer lugar. Y sabía que este último no dudaría en atender. El pobre estaba tan asustado cuando se enteró, porque sí, lo universitarios también se encargaron de llamarlo a él. Y no sé a cuántos mas.

Doblé en una esquina para dar con mi calle pero me sorprendí ver un auto fuera de nuestro hogar... a estas horas.

Me resultaba familiar pero no sabía de dónde. No podía recordarlo.

Me bajé aún dudando y caminé despacio hasta la entrada, pensando con quién me encontraría una vez que haya cruzado la puerta. Giré la llave y abrí de una vez.

Así es, George, nos encontramos aquí afuera del Walmart que está sobre la calle Mission College Blvd. Junto con el equipo. Al parecer un grupo de jóvenes ha tomado el establecimiento...

Lo primero que oí cuando crucé el umbral fueron las noticias, que estaban reproduciendose a un alto volúmen en la televisión. Me pareció extraño no encontrar a nadie y que la televisión estuviese encendida. Cerré la puerta y fui en busca del control remoto. Una vez que le bajé el volumen fue cuando oí voces en la cocina.

Espera un minuto... yo había escuchado esa voz antes.

Con pasos rápidos empujé la puerta que separaba la sala de la cocina y entré sin importarme interrumpir su conversación con mi padre. Lo primero que vi fue a Daniel dándome la espalda, mirando la ventana frente a él. Pero eso no era lo único.

-Recuerdo haberle pedido que se retirara antes de que mi hijo volviera.

-Daniel, escúchame, podemos...