Aғᴛᴇʀ ᴅᴇᴀᴛʜ.

Die.

– no puedes quedarte ahí por el resto de tu vida, Joshua se que la muerte de tu esposo fue muy dolorosa pero debes levantarte el ya se fue, él ya está en un lugar mejor.

Le dijo su mejor amigo Hansol mientras lo observaba.

La casa estaba hecha un desastre, las ventanas estaban cerradas habían telarañas en los rincones de la casa y el piso parecía que no se había lavado por años, habían cajas de pizza aún lado de un sillón y por otro lado cajas de comida china  en la entrada de la casa, las latas de refresco estaban todas en un sillón y habían pañuelos regados por todas partes mientras que en la cocina estaba hecho un desastre o peor, habían platos sucios sin lavar y sobre todo había ropa regada por todas partes.

En definición, todo estaba hecho un asco.

La vida de Joshua se había vuelto un asco desde que su esposo se murió y lo dejo solo en aquel mundo tan cruel para él.

Joshua estaba acostado en un sillón mirando hacia la nada con la mirada perdida y estaba en piyama incluso olía tan mal que  la barba le había crecido al igual que el cabello.

– déjame en paz Hansol

Fue lo que se escucho decir del americano mientras se daba la vuelta en el sillón para no mirarlo, se abraza así mismo dándose consuelo, sus ojos estaban rojos de tanto llorar que ya ni siquiera puede más, se tapa más con la sábana de algodón color azul.

– no, no lo haré, me cansé de verte ahí todo los días ¡Llevas más de cinco meses así! ¡La casa está hecha un desastre! ¡Por el amor de Dios! Joshua no puedes seguir.

Se acercó a su mayor  para quitarle la sábana y levantarle D ahí pero tuvo que tapar su nariz rápidamente pues este desprendía un olor  tan desagradable que las ganas de vomitar estaban presentes.

– ¿¡Cuánto tiempo no te has dignado bañarte!? ¡Hueles a perro muerto!

Lo escucho gruñir así que decidió ir hacia una ventana, abrió de esta y abrió la cortina dejando que la luz entrase lo cual escucho un quejido de este.

– ¡Hansol cierra la ventana!– le ordenó mientras se sentaba en el sillón y la sábana caía, sus ojos ardían pie la luz solar que miro a otro lado.

– ¡No ahora tú me vas a escuchar a mi quieras o no, te vas a bañar vamos a limpiar y no quiero recibir ningún pero no puedes quedarte así me vale que me odies pero esto es por tu bien!

Cuando lo escucho decir aquello simplemente no dijo nada, nunca antes habia visto a su menor tan enojado como en aquellos momentos que realmente daba miedo, solo se limito a asentir ante ello.

La primera flor comenzó a crecer.

«Love is so painful.»