Cuarenta y do.

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Para JeongHan todo fue difícil ,pues,el poseer el cuerpo de Seungcheol le había costado, sobretodo si no sabía casi de él, le había sido difícil aprender algunas cosas de Seungcheol, aunque claro, tuvo ayuda de aquella vieja anciana, gracias a ella pudo finjir una vida normal de Seungcheol.
Hoy paseando por las calles frías, JeongHan quien llevaba consigo un paraguas, esperaba a Joshua, está vez tenía un plan, uno que no fallaría y lo haría tener a el americano consigo, lo espero en la esquina del local, observando como su esposo trabajaba y le sonreía a los clientes, se veía tan hermoso con aquel delantal y se veía tranquilo, nunca antes había visto la tranquilidad de Joshua, siempre, cuando el seguía vivo lo veía intranquilo, por su trabajo, por qué el trabajo de Joshua era escaso que solamente vivían de su trabajo, incluso no había noche que lloraba aquel por no aportar nada, siempre le decía que no importaba, que el pagaría todo y trabajaría duro, aunque, para Joshua nunca estuvo tan bien, y era así que solían tener sus desacuerdos pero siempre, al final del día se terminaban reconciliando y luego terminaba todo apoyándose ellos juntos.

La salida de Joshua pronto fue, observo como Joshua salía del local y veía la lluvia caer, en aquellos momentos, la lluvia se había presentado que mojaba sus botines brillantes, tomo su paraguas y encendió de aquel, camino de manera suave hasta él, los nervios se presentaron porque tenía miedo de que algo malo le dijera el americano, tomo con cuidado su hombro, sus miradas cruzaron y su sonrisa apareció mostrando esos preciosos hoyuelos.

–¿Te llevo a casa Joshua?.– con esas simples palabras sentía los nervios al borde de miles de flores.

Joshua lo miro por un momento y luego miro la lluvia, era su única opción de ir y no tenía que rechazar aquello, así que levemente asintio con la cabeza.
JeongHan no podía estar tan más feliz de que su esposo hubiese aceptado, se sentía en el cielo, sentía que tocaba nubes, nubes realmente esponjosas, estaba demasiado feliz, pronto ambos caminaron por la lluvia mientras que ese paraguas negro los cubría, trataba de que Joshua no se mojara, aun que claro, el estaba ya algo cubierto por agua, pequeñas platicas aparecieron, hablaban como si fuesen amigos de toda la vida.

Llegaron a la casa del menor, Joshua seguía viviendo en la misma casa en donde habían comprado los dos, veía que seguía igual que antes, incluso todavía tenía esas flores que solía sembrar, le miro por un momento y le sonrió, sus hoyuelos se hicieron presentes que el americano solo atinó a regresarle el gesto.

– gracias por traerme.

– no es nada Josh, solo pasaba por ahí que decidí llevarte a casa ya que estaba lloviendo.

Joshua sonrió así que sacó las llaves de su hogar para abrir la puerta.– De todas formas te doy las gracias, hace algo de frío ¿Por qué no pasas y tomamos algo de chocolate caliente? Sería como mi pago por haberme llevado.

JeongHan dudo por unos minutos pero al final acepto, ambos entraron a la acogedora casa que alguna vez ambos compartieron dónde habían sido esposos y el no había muerto.

Aғᴛᴇʀ ᴅᴇᴀᴛʜ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora