Capítulo 31

15 3 0
                                    

La rabia me consumía, ardía en mis venas. Estaba furioso conmigo, con ella, con todos los que habían causado este dolor... los causantes. Miré a Cristina con una furia indescriptible, y la sorpresa de pensar que él podría ser el verdadero culpable me atravesó como una daga. Al verme listo para salir, Cristina subió al auto rápidamente. Pisé el acelerador sin pensarlo, conduciendo a más de 180 km/h por la carretera del bosque, como si nada pudiera detenerme. Al llegar a la cabaña, bajé del coche con pasos pesados, como si el mundo entero se hubiera echado sobre mis hombros. Subí las escaleras, cada peldaño me pesaba más, y cargué mi arma mientras me acercaba. La puerta se abrió antes de que pudiera tocarla. Dante me miró, pero no me detuve, apuntando al frente.

— Aiden, ¿qué demonios haces? — La voz de Cristina trató de detenerme, pero la aparté sin mirarla.

— ¡Aiden! — Su grito no tocaba mi alma en ese momento.

Seguí avanzando, viendo cómo todos se quedaban paralizados ante mi actitud, pero esa bala tenía un destino marcado. Y era para una persona. Para él. Mi querido hermano.

— Habla. — Mi voz salió grave, sin espacio para la duda, apuntando la pistola a la cabeza de William.

— ¿Aiden, qué estás haciendo? — La voz de Caroline cortó el aire, pero no me moví. Todos estaban ahí, armas en mano, rodeándome, mientras yo no hacía más que pensar en lo que iba a hacer.

— ¡Habla! — Repetí, más fuerte, implacable.

— ¿Qué... qué es lo que quieres?

— ¿Crees que soy un idiota? — La rabia me llenó, el desprecio lo escupí sin piedad. — ¿Que nunca lo descubriría? ¿Que saldrías limpio por ser solo un niño? ¿Qué pensaste?

— Aiden, baja el arma. — Ash intentó calmarme, pero mis ojos no le daban espacio.

— Quitamela de las manos si eres hombre — Lo reté, mirando por encima de mi hombro, un desafío en mi mirada. Él no lo soportó, bajó lentamente su arma, comprendiendo la intensidad de lo que estaba por suceder.

— ¿Crees que vas a ganar? — William, con su arrogancia, habló, pero ya veía en su mirada que la mentira que estaba vendiendo se le desmoronaba.

— ¿Qué estás diciendo, William? — Caroline preguntó, desconcertada.

— ¿Crees que no sabía quién eres? — El veneno de sus palabras me atravesó. — Soy el hombre más poderoso del mundo, y no tuve que mover un dedo. Todo lo hiciste tú. — Sus ojos estaban en mi arma, pero la verdad me quemaba por dentro.

Scarlet y Joe, lentamente, bajaron sus armas.

— ¿Qué es lo que...? Tú no eres un niño. — Scarlet murmuró, con incredulidad.

— No sabes en lo que estás metiendo. — La firmeza de mis palabras fue como un golpe en el pecho. Todos bajaron sus armas, pero yo seguía en pie, dispuesto a destapar la verdad. — ¿Cómo pudiste hacerle algo así? Ella era mi madre, y tú lo sabías.

— ¿Mary? Oh, lo lamento. — Su tono de desinterés fue la daga final. — Tuve que tomar algo que apreciabas, destruirlo, y hacerte huir. Pero no pensé que fueras tan listo, si soy sincero.

— Eres idéntico a él. — La repulsión salió de mis labios. — Richard Van den White reencarnado en otro cuerpo. Me repugnas.

— Y mi madre nunca supo todo lo que conseguí — Sus ojos se alzaron hacia mí, pero el miedo ya dominaba su ser. — Ahora tú tienes lo que necesito para salir al mundo como William Van den Wildt-White y quitarte de un solo paso todo lo que has ansiado.

Me reí, un eco sarcástico en mi pecho.

— ¿De verdad pensaste que llevaría el contenido de esa caja a ese imbécil? — Un suspiro escapó de mis labios. — ¿Que te lo entregaría sin pensarlo dos veces solo porque soy tan inútil que no me queda otra opción? — La ira me atravesaba. — Acabas de quitarme todo lo que me quedaba. ¿Qué más tengo que perder? Déjame ayudarte con la respuesta... Nada.

Te Pertenezco (Parte 1) | Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora