Capítulo LX

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Al final que esperaba que sucediera con el castaño, nada había resultado como espero hace años logró separarlo de ese chico con éxito, sembró la duda entre ellos y cayeron en la trampa, hasta ese chico que usaron les resultó útil, tan útil que obtuvo una mejor ganancia al casarse con ese chiquillo de cabellos azabaches y su hija solo se caso con un don nadie dejándola mal ante su esposo como amistades. Sufre las consecuencias desde entonces ya que su esposo no confía en ella en absoluto al contrario la deja fuera de todo lo que él hace, se nota tanto esa diferencia que a veces se preguntaba si fue buena idea haberlo ayudado porque ahora el se encarga por lo que pudo enterarse de que intenta casarlo con la hija de un socio sin mucho éxito y no le dice nada, ya que el la dejó fuera del juego ahora que se las arregle como pueda el señor.

La ha hecho menos desde entonces.

Siempre busca la oportunidad de hacerla menos o encararle que nada de lo que ella hace funciona, solo por qué no se casaron sus hijos la trata de ese modo y ella ya cansada hizo su propia jugada ese día, una que ni su esposo se espera ni en su más remotos sueños hubiese visto venir.

Disfruto la tarde descansando cómodamente cuando entra su esposo muy tranquilo y relajado.

Cámbiate-usando ese tono de voz neutro.-Tendremos una cena con los Braun está noche.

Para colmo solo se reincorporo lento para levantarse despacio y mirándolo seriamente por no avisarle antes, que esperaba en realidad, que adivinara con una bolita de cristal el futuro o los eventos previos para estar preparada a lo inevitable.

¿A qué hora llegan?-una pregunta sencilla.

En media hora-agarrando su celular para ver algunos mensajes que le dejaron.

Bueno-solo antes de ir a su habitación.-Eren estará en esta cena.

Estará-afirmándolo muy seguro.-Mi hijo no es esa clase de personas.

Ella comprendía a lo que se refería, prefirió no decir nada ya que ella en su interior sabía que nada iba a resultar como quisiera que sucediera, algo se lo decía que sería más que divertido ver cómo esos planes se arruinan esa misma noche por cierto, casi lo olvidaba, a pesar de todo llevaba preparado un vestido para la ocasión, aunque su marido le avisará tarde de algún evento, lo tenía cubierto por sus amigos que aún la consideraban de ese modo por la conveniencia.

Así que se arregló y solo a esperar a que los invitados llegasen notando como su esposo iba a ver si su propio hijo ya había llegado, algo que no ocurría y ella misma solo fue a la entrada donde abrió la puerta y el castaño bajaba de su auto muy tranquilo.

Antes de entrar a la casa solo la miro.

Ya se todo-con ese tono de voz serio.-Así que dime una cosa, al final resultó como querías que sucediera.

No sucedió así-solo lo dijo con su sonrisa que la caracteriza.-Al final si no están juntos fue porque ustedes no confiaron en uno ni en el otro. Fue fácil separarlo.

¿Alguna vez tu hija te importo realmente?-era una duda que tenía.

Me importaba mucho hasta que se caso con ese chico-era honesta.-¿Y tú harás lo que tu padre diga este noche?.

Ahora ella era la que preguntaba misma pregunta que no le respondió el castaño que solo entró a la casa dejándola en la entrada mientras veía hacia fuera y recargada.

Pobre grisha-seria divertido esa noche.

Su marido creía que todo resultaría como el quería, siempre fue así, sin importar en los demás, como esa noche en la que arruinó el cumpleaños de su propio hijo, donde ni el tenia la menor idea de que su hijo lo odiaba y fingía aún considerarlo su padre después de lo que le hizo a su madre.

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