Capítulo 2
El momento había llegado. Ya estaba dentro del enorme auditorio, enceguecida por los flashes de las cámaras, sorda por los gritos. Y yo estaba ahí. Estática, sin mover un solo musculo, aun no lo podía creer, en pocos minutos mis cinco ángeles estarían cantando a unos pocos metros de donde yo estaba parada. Todo parecía ser digno de un sueño, mi corazón latía mil veces más lento de lo normal, pero se fue al otro polo, latiendo como desquiciado cuando empezaron a aparecer algunas imágenes de los chicos en las pantallas gigantes que se encontraban a los lados de la tarima. Los gritos eran tan fuertes que aun a varias cuadras se podían escuchar. Sentía como mis piernas temblaban como si estuviesen hechas de gelatina y mi corazón ardía de emoción.
<<Llegó el momento>> dijo una voz dentro de mí.
Y así fue, los cinco chicos que aparecían en todos mis sueños, los cinco chicos que estaban en los cientos de posters pegados en mi habitación, los cinco chicos que me acompañaban a donde fuera y cuando fuera con sus voces ahora estaban delante de mí. Con sus sonrisas de comercial, con tanta seguridad saludando a todos los presentes en el auditorio. Los tenía a menos de un metro. Sentía como caía en espiral mi corazón.
<<Si estiro mi brazo tal vez pueda conseguir que me pisen>> dije graciosa para mí misma
Empezaron a cantar. Canción tras otra mi euforia iba subiendo, saltaba al ritmo de las canciones, las coreaba con todo el aire de mis pulmones, en algunas canciones me conmovía tanto con sus letras que algunas lagrimas lograban escaparse de mis ojos, a veces algunos gritos inconscientes salían con fuerza de mis labios, aunque intentara permanecer serena, mi emoción era inocultable, todo era de ensueño. Todo en mí, celebraba con alegría el hecho de estar frente a ellos, disfrutando de sus voces angelicales y poder ver sus rostros perfectos. Mis latidos aumentaron un 170% cuando la mirada de uno de ellos se centró en la mía, era definitivo ¡Esto tenía que ser un sueño!
-¡Dios mío! –exclamé con voz temblorosa y una que otra lágrima en mis ojos.
La dulce mirada más azul que el mismo mar, de Niall Horan se posó en mis ojos. Su mirada era tranquila y apacible mientras que de mis ojos lograban escaparse unas lagrimas de emoción, corriendo el poco maquillaje que me había aplicado. Él seguía observándome con detenimiento, como analizando cada célula en mí, yo solo temblaba y trataba de ocultar mi excesiva emoción tapando con mi temblorosa mano mi boca. Esto no era normal; lo normal sería que hubiera quitado su mirada de mí en unos pocos segundos, pero ¡no! ¡No fue así! Miles de chicas gritando su nombre, tratando de llamar su atención de todas las maneras posibles; pero él me miro a mi, solo a mí, analizando cada movimiento que hacía. Esto era cada vez más irreal. Después de exactamente 2 horas y 37 minutos el concierto acabó, habían sido las mejores 2 horas, 37 minutos de toda mi existencia.
Niall.
Era otro concierto más, ya estaba acostumbrado a las cegadoras luces en nuestros rostros, los flashes de las cámaras, los gritos desenfrenados de los fans los objetos que nos lanzaban desde el público, a ver a las chicas llorando y gritando con todas sus fuerzas, ver a todos saltando al ritmo de nuestras canciones. Hasta el momento no había sido nada fuera de lo normal, hasta que la vi a ella; tan inocente, tan dulce, tratando de parecer serena mientras se veía que por dentro todo brincaba de emoción, tan bella, tan angelical y delicada. No pude evitar que todo en mi sonriera al verla tan conmocionada solo por mi mirada, la seguí observando por un largo rato. En verdad no sabía por qué lo hacía, era inevitable fijarme en ella. Sabía que tenía que hablar con ella. Esa chica tenía algo que me decía que podía ser ella; la indicada. No sabía cómo lo haría, pero de alguna manera tendría que hablar con ella. Al terminar el concierto le ordené a Paul que le pidiera que se quedara. Me cambié mi ropa y salí lo más rápido de los camerinos.
_______.
El concierto terminó y yo esperé un poco a que una gran parte de la gene presente saliera, solo para no tener que salir a empujones por las abarrotadas puertas. Cuando ya quedaba menos gente en el auditorio decidí empezara caminar lentamente hacia las puertas, iba golpeando torpemente mis pies contra el piso aun consternada por la penetrante mirada de Niall Horan. Me faltaba bastante para llegar a la puerta, subí mi mirada para ver que tenía en frente y sentí unos fuertes pasos corriendo detrás de mí, me volteé rápidamente para ver de qué se trataba y me encontré con un hombre no muy alto y bien fornido, en el momento que lo vi me asuste un poco, ya que se dirigía corriendo velozmente hacia mí. Volví mi mirada hacia el frente y empecé a caminar un poco más rápido.
-¡Hey! Por favor, detente –me grito el hombre en mi espalda.
Corté mi paso y esperé que el hombre se acercara
-¿Qué pasa? –le pregunté una vez estuvo junto a mí.
-Nada malo –trató de relajar el ambiente- Un gusto, soy Paul –estiro su mano, yo la estreché.
-Y ¿Qué ocurre Paul? –dije ya más relajada.
-Lo que ocurre es que uno de los chicos quiere hablar contigo.
Sentí como inmediatamente todo el aire en mis pulmones desapareció y mis piernas se volvieron de trapo. Con la poca fuerza que me quedaba en las fuerzas me fui guiada por Paul a un lugar tras del escenario, esperé allí unos pocos minutos y finalmente el chico que tuvo su mirada fija en mi durante gran parte del concierto apareció, apareció el chico con la mirada más azul que el cielo. Delante de mí apareció Niall Horan. Mis piernas se doblaban, no podía hablar, no parpadeaba, creo que no podía ni respirar.
-Hola –una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.
Tardé unos segundos en admitir que eso era real, cuando logré volver aterrizar en la tierra contesté
-Hola –intenté sonar lo más casual posible, aunque mi voz se rompió a la mitad de la palabra, traté de mantener la compostura.
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They don't know about us (Niall Horan)
FanfictionNadie jamás podría saber qué ocurre tras las cámaras y el espectáculo. Nadie sabe que tal vez las grandes estrellas también tienen sus locos y pequeños secretos.