Capítulo 6
Me paré rápidamente de mi cama, me puse mi ropa; unos Jeans, una sudadera y un par de tenis. Cogí las llaves de mi auto y corrí de prisa a él, empecé a conducir tan rápido como si mi vida dependiese de eso. Iba sin pensar realmente en lo que hacía, mi mente solo estaba en llegar a casa de ___. A unas pocas calles de su casa me detuve. ¿Está bien lo que voy a hacer? La acababa de conocer… Tal vez no era lo mejor ir a golpear a su ventana como un maldito desesperado. Entonces recordé lo que me había dicho Liam hacia algunos minutos: “Estoy seguro que ella está igual que tú, Niall.” Volví a encender mi auto y conduje lo más rápido que pude hasta su casa. Era obvio que todas las luces se encontraran apagadas, me estacioné en la parte trasera y me escabullí con cuidado en el patio trasero hasta llegar frente a su habitación. Tomé pequeños terroncitos que se hallaban en el piso y comencé a lanzarlos contra su ventana con la esperanza de que fuera el ruido suficiente para despertarla. Luego de un par de minutos apareció frente a la ventana. Mis piernas se tambalearon con fuerza y mi voz se quebranto al escuchar su voz. Me invitó a entrar y mi corazón estaba latiendo a un ritmo despiadado, lo mejor fue cuando la vi aparecer frente a la puerta, una enorme sonrisa se dibujo en el rostro de ambos, nuevamente recordé lo que dijo Liam “Estoy seguro que ella está igual que tú, Niall”, cada vez estaba más feliz. Estábamos muy cómodos hablando cuando apareció su odioso mejor amigo, no llevaba mucho de conocerlo pero ya me parecía realmente insoportable ¿Quién se cree para decirme que tengo que hacer? ¿Quién se cree para decirle a ___ con quien puede y no puede salir?, Discutimos por un minuto y luego ___ se fue junto con él a otra parte, debía admitir que me dio un poco de celos que él fuera quien estuviera acompañándola mientras estaba sola, pero después de todo ella solo lo veía como su mejor amigo, no tenía porque sentir celos.
- Tengo hambre, ¿Quieres comer algo? –esta mujer era un ángel.
-¿Tienes hambre a las 2:00 de la mañana? –traté de hacerla reír.
-Siempre hay tiempo para comer –me hizo un guiño con el ojo, era definitivo; Ya me tenía a sus pies.
________.
Fui a la cocina y preparé una bandeja con sándwiches, saqué sodas de la nevera (refrigerador/freezer) y los llevé de vuelta al Living.
-¡Siempre hay momento para sándwiches! –exclamó Niall entusiasmado.
Puse la bandeja y las sodas sobre la mesita de centro, había olvidado los vasos para la soda.
-Voy por los vasos –sonreí y comencé a caminar hacía la cocina nuevamente.
Busqué algunos vasos en el lava-lozas; ¡Nada! Los otros vasos los ponían en el estante de la cocina, donde ni parándome en las puntas de mis pies podía alcanzar.
Busque con desesperación algunos vasos en los estantes bajos…Nada, nada, nada. Tomé aire y me puse frente a los estantes donde todos los vasos estaban. Primero estire solo mis brazos esperando poder alcanzarlos, luego me empiné un poco…seguía sin conseguir nada. Por último me puse sobre las puntas de mis pies, estaba a centímetros de alcanzarlos y una tibia mano se poso con timidez y suavidad, casi como rozándome mi cadera. Todo en mi se estremeció, una corriente eléctrica recorrió desde mi cuello hasta la punta de mis pies, haciéndome poner otra vez las plantas de mis pies sobre el piso.
-Ya los iba a alcanzar –reí sin voltear a ver a Niall aún.
Sentí su risa en mi cuello, lo que hizo que mis rodillas se pusieran débiles otra vez.
-Necesitabas ayuda.
-Yo nunca –enfaticé “nunca”- necesito ayuda –me volteé lentamente a verlo con una sonrisa orgullosa en mi rostro.
-Pero a veces es bueno recibirla –seguía en la misma posición, tan cerca de mí. Eso me ponía demasiado nerviosa, lo que hacía que mis piernas se tambalearan como gelatina y todo el aire en mis pulmones se desapareciera como por arte de magia.
-¿Dime cuándo es bueno?
-Ahora… -se acerco un poco más a mí, ahora lo tenía a unos pocos centímetros de mi rostro. Su respiración chocaba contra la mía, fusionándose. Y sus ojos fijos en mis labios.
Reí nerviosa y me lo saqué de encima tratando de evadir su mirada intensa.
-Vamos –le dije con una sonrisa mientras empezaba a caminar hacía el Living, sentí su mirada tras mío, trate de caminar firme ya que mis piernas temblaban por los nervios y si tropezaba me vería realmente estúpida.
Me senté nuevamente en el sofá y luego Niall se dejo caer junto a mí.
-Te dije que nos volveríamos a ver –sonrió.
-No, en verdad yo –enmarqué esa última palabra- te dije que esperaba que nos volviéramos a ver. –reímos.
-Es lo mismo –rió- El punto es que mi deseo se hizo realidad.
-¿Tu deseo?
-Sí, mi deseo. El deseo de volverte a verte.-subió ambas cejas.
Mis mejillas por segunda vez en pocas horas se pusieron de un lindo color rosa.
-Se te está haciendo costumbre esto de volver mis mejillas un par de tomates ¿no? –me tape mis mejillas con las manos.
-No te las tapes –Niall retiro las manos de mis rostro.- Son lindas –sonrió con ternura.
Estuvimos hasta las 3:30 de la mañana haciendo bromas y jugando como un par de niños mientras comíamos en el Living, luego nos sentamos un rato frente al televisor, empecé a cambiar canales hasta que encontré una película; típica de una chica. La película trataba de un hombre que vio a una chica en un restaurante y quedo profundamente enamorado de ella, desde ahí el hombre empezó a buscar de todas las maneras posibles a la chica. De vez en cuando derramaba algunas lágrimas por lo conmovida que me dejaban algunas escenas de la película, pero Niall se encargaba de limpiarlas rápidamente. Y ahí estábamos Niall Horan y yo sentados viendo películas mientras comíamos palomitas en mi casa ¿Alguien podría creerlo? Ni yo podía.
-___... –habló el rubio.
-¿Si? –le respondí concentrada en la película.
-¿Te puedo hacer una pregunta? –dijo tímido.
-Ya la hiciste –reí.
-Otra. –también rió.
Asentí con la cabeza esperando la pregunta de Niall
-¿Crees en el amor a primera vista?
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They don't know about us (Niall Horan)
Hayran KurguNadie jamás podría saber qué ocurre tras las cámaras y el espectáculo. Nadie sabe que tal vez las grandes estrellas también tienen sus locos y pequeños secretos.