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Capítulo 36

-Ni la muerte podrá alejarme de ti. –susurró lentamente

Sonreí. Era lo mismo que yo quería, ni la misma muerte podría alejarme de ella. Tomé su mentón delicadamente y la acerqué a mí, para besarla nuevamente. Nunca me censaría de besarla. Hasta que el desagradable gruñido de mi estomago nos interrumpió, ella se apartó rápidamente de mi y soltó una sonora carcajada, me dio algo de vergüenza; lo admito.

-Lo siento… estoy hambriento. –farfullé apenado.

-No te preocupes. –sonrió tierna. ¡Dios, cómo la amaba!- ¿Vamos a desayunar? Yo también tengo hambre. –su sonrisa se hizo más grande.

-Yo quiero hacer el desayuno. –agaché mi cabeza y planté un sonoro beso en su nariz- ¿Bien?

-¿Seguro? –preguntó suave- No me molesta darte una mano. –creí que no podría ser mas encantadora. Pero me equivoqué.

-No amor. Yo quiero hacer el desayuno. – contesté sonriente. Noté como sus mejillas tomaron color después de llamarla “amor”, reí para mi foro interno y sentí como mi corazón se hinchaba de amor a ella.

-Bien, entonces no me negaré. –dijo mientras volvía a subir las sabanas de mi cama hasta quedar tapada hasta el mentón.

Sonreí antes de ponerme en pie. Caminé rápidamente hasta mi armario y saqué un suave  pantalón de sudadera gris. Me lo puse y me volví a acercar a ____- Te voy a extrañar.

-Sólo vas a la cocina. –rió divertida.

-No importa. –sonreí. Me agaché y besé sus labios otra vez, ella sonrió y volvió a acomodarse sobre mi cama- Te amo, no lo olvides. –mencioné antes de salir del lugar.

________.

Me removí entre las sabanas blancas de algodón y acomodé mi cabeza sobre una de las abollonadas almohadas… olía tan bien; olía a Niall. Las mariposas en mi estomago se enloquecieron con solo ese olor, que me hizo recordar la noche anterior. Sonreí tontamente y abracé la almohada a mi cuerpo. Luego de unos minutos allí, sentí la necesidad de una ducha, sumado al frío que sentí por la ausencia de Niall en la inmensa cama. Me puse en pie flojamente y caminé lento hasta la puerta blanca en una de las paredes laterales de la habitación. Puse la helada perilla metálica entre mis manos y la giré. Era un enorme baño, una hermosa tina, una ducha gigante y en espejo que cubría la pared, en frente de él un mesón con el lavamanos. Sonreí al ver varias de sus pertenencias y abrí la llave del agua caliente. En menos de un minuto el baño se llenó de vapor de agua. Me di una ducha rápida y  salí del baño, me puse la ropa que había llevado en mi bolso y salí de allí. Intenté dejar todo en orden en la habitación de Niall y bajé las escaleras lentamente, con la esperanza de darle un buen susto a Niall en cuanto apareciera en la cocina. Entré por el marco de madera de la cocina, allí estaba él de espaldas. Su espalda tan masculina y bien formada se veía tan… seductora. Me acerqué de puntillas a él, esperando que no me escuchara y tapé sus ojos. Él sonrió y puso sus manos sobre las mías.

-Adivina quién soy. –bromeé fingiendo mi voz más burlesca de hombre.

-¿Louis?-bromeó. Carcajeé y destapé sus ojos, él volteó rápidamente y me tomó por la cintura para acercarme a él.

-¡Oye! No es justo. –hizo un puchero entrecerrando sus ojos.

-¿Qué cosa?

-Que tú ya estás aseada… y te ves encantadora. Mientras que yo parezco un vago. –reí con fuerza antes de que Niall capturara mis labios nuevamente.

They don't know about us (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora