La prensa siempre inventando. ¿Es que no se daban cuenta del daño que hacían? ¿Pareja?
Luna apretó los puños.
¿Podría exigir que corrigieran aquel titular? ¡Sí, claro, cuando los burros volaran! El editor del periódico se reiría en su cara.
Luna no sabía exactamente el efecto que aquella fotografía, el titular y el texto iban a tener e su vida. Tampoco que su ex prometido era un camaleón con mucha práctica capaz de encolerizarse al extremo.
El camarero le llevó la comida, Luna se quedé mirando la ensalada César y se obligó a comérsela, pero, al rato, después de tomar unos cuantos bocados, la apartó, pues se le había quitado el apetito.
Tras pagar, se acercó a casa andando. Estaba nerviosa y tan tensa, que le dolía el cuerpo entero. Hasta que no se vio completamente a salvo en su casa no comenzó a tranquilizarse. La luz del contestador automático estaba parpadeando, así que se dispuso a escuchar los mensajes. Uno de su madre, otro de Nina, unas cuantas personas dándole la enhorabuena y la voz de Simón...
—Te estoy vigilando.
¿Cómo demonios habría conseguido su número privado? No figuraba en el listín telefónico. Luna sintió que la rabia se apoderaba de ella mientras buscaba el número de Matteo y lo marcaba.
—Buenos días, Luna —contestó Matteo al tercer timbrazo.
—¿Tienes idea de los problemas que ese fotógrafo y las suposiciones de su periódico me han causado? —le espetó Luna, agarrando el teléfono con fuerza.
—Estaré en tu casa en diez minutos. En diez minutos, Luna.
Matteo colgó y, cuando Luna volvió a llamarlo no contestó, lo que hizo que Luna maldijera a voz en grito. ¡Maldición!
Si a Matteo se le ocurría presentarse en su casa y Simón la estaba vigilando... sin pensarlo dos veces, recogió el bolso y las llaves y bajó al vestíbulo.
Cuando vio aparecer el coche de Matteo, estaba tan nerviosa, que tuvo que hacer un gran esfuerzo para no salir corriendo hacia él. No debía perder la calma, se repitió una y otra vez mientras caminaba hacia el coche, abría la puerta y se sentaba en el asiento del copiloto.
—Por favor, vámonos.
Matteo quería pedirle una explicación y lo iba a hacer, pero, de momento, hizo lo que Luna le pedía. Al llegar a Double Bay, paró el coche.
—Vamos —le dijo.
—No quiero...
—Te tienes que relajar, así que vamos a comer algo y me cuentas qué te pasa.
—Ya he comido —contestó Luna.
Matteo bajó del coche, lo rodeó y le abrió la puerta.
—Seguro que te apetece tomarte un postre.
Unos minutos después, entraron en un restaurante encantador donde el camarero saludó a Matteo con deferencia, los sentó y mandó al sommelier.
Luna pidió agua y Matteo la imitó. A continuación, leyó rápidamente el menú y pidió para los dos.
—No...
El camarero se alejó y Matteo se quedó mirando intensamente a Luna, dándose cuenta de que estaba muy nerviosa. Apenas se podía controlar.
—Cuéntame por qué la fotografía que ha aparecido en el periódico de hoy te apuesto así —le pidió.
¿Por dónde empezar? ¿Y hasta dónde contarle? Lo suficiente, simplemente lo suficiente para que entendiera.
—Mi ex prometido me... amenazó cuando suspendí la boda —le explicó Luna.
—¿Y tienes miedo de que vea esa fotografía?
Luna no contestó inmediatamente.
—¿Ya la ha visto?
—Sí.
—¿Problemas?
Luna tomó aire, lo soltó lentamente y asintió con la cabeza.
—¿Qué te ha dicho? —quiso saber Matteo.
—Por favor, no quiero entrar en detalles, pero tienes que creerme.
—¿Consideras que estás en peligro?
Luna no sabía si reírse o llorar. ¿Las llamadas telefónicas amenazadoras se podían considerar peligrosas? Por lo visto, las amenazas, siempre y cuando fueran verbales, eran simplemente una molestia. ¿Sería capaz Simón de hacerle algo, de hacer realidad sus amenazas? Luna no lo sabía. ¿Le serviría de algo explicarle a Matteo que su ex prometido estaba desequilibrado mentalmente? No, no cambiaria nada, pues el daño que había hecho aquella fotografía ya estaba hecho.
El camarero les llevó la comida y Luna jugueteó con ella mientras Matteo comía tranquilamente.
—Quiero salir contigo —declaró.
Luna sintió que el corazón se le paraba.
—No me parece buena idea.
—¿Por las amenazas de tu ex?
—Tal vez he perdido la confianza en el género masculino.
—Eres lo suficientemente inteligente como para saber que no todos los hombres somos iguales.
—Todos quieren lo mismo.
—¿Sexo? Hay mucha diferencia entre sexo y hacer el amor.
—¿De verdad?
—Un hombre que no sabe cómo darle placer a su mujer es un desconsiderado.
—¿Quién va a dudar de un hombre con tu vasta experiencia?
Matteo se rió y Luna sintió que su risa la desequilibraba y, durante un momento de locura, se imaginó haciendo el amor con él. Seguro que sería como alcanzar el nirvana, pero sabía que aquello no duraría. Era imposible, pero, ¡Qué experiencia!
—Tengo entradas para una cena con espectáculo para el martes por la tarde. Me encantaría que vinieras conmigo. ¿Qué te parece a las seis y media?
¿Matteo le estaba pidiendo salir?
—No creo que...
—A las seis y media —insistió Matteo, pidiendo la cuenta.
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Amor Protector [Adaptación/Lutteo]
FanfictionNo quería casarse con él... pero necesitaba su ayuda. ღ Fecha de publicación: 28.03.19 ღ Fecha de finalización: 20.05.19 ღ Editada: 07.04.22 ღ Aclaración: Está historia ya había sido publicada en mi antigua cuenta @ruggarolbebos, la cual fue cerrada...