➸ dieciocho

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—No hace falta que...

—Protestar no te va a servir de nada —la interrumpió Matteo bajándose del coche, rodeándolo y abriéndole la puerta.

Luna decidió que lo mejor era ceder, así que salió también del coche, dejó que Matteo la acompañara hasta su casa y, una vez allí, se giró hacia él.

—Gracias —le dijo.

—Haz las maletas.

—¿Perdona?

—Ya me has oído. Mete en una bolsa de viaje lo que necesites para unos cuantos días. No te vas a quedar aquí sola —dijo Matteo en un tono que no admitía negociación.

—No —contestó Luna.

Matteo se metió las manos en los bolsillos de los pantalones y se quedó mirándola.

—Anoche alguien quiso darte un buen susto —le recordó mirándola a los ojos—. Estarás más segura en mi casa que aquí.

—¿Y lo que yo quiera no cuenta?

—Ahora mismo, no. ¿Haces tú la bolsa o te la tengo que preparar yo?

—¡Eres el hombre más insoportable que he conocido en mi vida! —exclamó Luna.

No le apetecía discutir y sabía que tenía todas las de perder, así que decidió que, por lo menos elegiría ella la ropa que se quería llevar. Metió unas cuantas prendas esenciales en una bolsa de viaje, cerró la cremallera, recogió su ordenador portátil y su agenda y se giró hacia Matteo.

—¿Satisfecho?

—Por ahora.

Cuando llegaron a casa de Matteo, Luna se dio cuenta de que la primera vez que había ido estaba tan furiosa, que no se había fijado en las espaciosas estancias, en los altísimos techos y en la preciosa escalera curvada que llevaba a la segunda planta. Luna siguió a Matteo escaleras arriba hasta una preciosa suite con una cama enorme, vestidor con espejo y una cómoda. Estaba decorada en colores neutros con un toque de color aquí y allá en los cojines y en las cortinas. La suite disponía de un baño propio perfectamente equipado.

—Estoy seguro de que estarás cómoda —dijo Matteo, dejando su bolsa y su ordenador sobre una silla.

—Gracias —contestó Luna.

—Quiero que bajemos un momento para presentarte a Judith y a John, el matrimonio que se encarga de la casa y del jardín.

Al entrar en la cocina, Luna vio a una mujer de sonrisa fácil y a un hombre.

—No quiero que bajo ninguna circunstancia vayas a ningún sitio sin Gastón o sin mí —le dijo Matteo—. ¿Entendido?

—Señor, sí, señor —se burló Luna, haciendo un saludo militar.

—No te lo tomes a broma, Luna—le advirtió Matteo—. Judith, por favor, llévenos una infusión y algo de comer al estudio. Luna y yo tenemos que hablar de ciertas cosas.

Efectivamente, hablaron del coche, del seguro y de la policía. Por lo visto, iban a tener que ir los dos a la comisaría para firmar las declaraciones.

—Hay una cosa más —le dijo Matteo, entregándole el periódico de la mañana—. Léelo —añadió abriéndolo por una página en concreto.

Luna se inclinó hacia delante y leyó.

"Prometida de multimillonario tiene un accidente de coche".

Luna palideció.

—¿Prometida? Vas a exigirles que se retracten, por supuesto.

—No inmediatamente.

—¿Cómo que no? —se indignó Luna.

Matteo se arrellanó en su butaca y la observó en silencio.

—¿Quieres hacerle creer a Simón que estamos comprometidos para que vuelva a actuar y pillarlo? ¿Es eso?

Podría funcionar. Tal vez. De ser así, Simón sería denunciado, sentenciado, recibiría tratamiento psiquiátrico y no lo volvería a ver.

—Quiero que todo el mundo crea que hemos dado un paso adelante en nuestra relación.

—¿A qué te refieres exactamente?

—Tenemos que seguir adelante con el tema del compromiso. Nadie, ni siquiera tu madre, debe saber que no es cierto. Tú seguridad es lo primero y es más fácil ayudarte si te vienes a vivir aquí.

Luna lo miró con incredulidad.

—¿Quieres que me venga a vivir aquí contigo?

—¿Te genera un problema?

¿Vivir con él, compartir la vida con Matteo Balsano? De repente, Luna sintió el estómago lleno de mariposas.

—No sé si me gusta demasiado la idea —contestó—, pero estoy dispuesta a quedarme un par de días —concedió.

Dos días. Era imposible que pasara algo en dos días. Además, se había llevado el ordenador portátil y la agenda, así que podría trabajar en la suite y bajar solamente para las comidas.

—Muy bien —contestó Matteo—. Vamos a ir a firmar las denuncias a la comisaría de policía para que luego puedas comer y descansar.

Amor Protector [Adaptación/Lutteo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora