"Dícese del movimiento o actitud del cuerpo o de alguna parte suya con la que se manifiesta disposición, intención o sentimiento".
Llevan exactamente cuatro horas, doscientos cuarenta minutos y catorce mil cuatrocientos segundos sin poder apartar la mirada del otro.
No hablan.
No se tocan.
No parpadean siquiera.
Respiran por la pura necesidad de sobrevivir.
Descubrir todo lo que ocurrió hace quince años desde ambas perspectivas es una de las situaciones mas duras que han tenido que vivir.
Luis ve a través de los ojos de Aitana como intenta por todos los medios sacar un tema de conversación donde no acaben tirándose la vajilla a la cabeza, o donde uno de los dos termine llorando. Cepeda prefiere mil veces la primera opción, no cree poder soportar ver una vez más como la chica se rompe delante de sus narices sin poder hacer nada para remédiarlo.
Y está en lo cierto, ella lleva un buen rato devanándose los sesos, intentando asimilar la nueva información y sobre todo haciendo esfuerzos por separar de su mente la imagen que ella tenía instaurada de Cepeda, con la del verdadero Luis, ese que la mira con ojos de cachorro herido.
Y aunque le pese tiene que admitir que le está costando horrores lograrlo. La figura del joven Luis deteniendo sus pasos en medio de aquella tormenta para mirar hacia la casa, calcinada, mientras ella se desgañitaba las cuerdas vocales llamándolo para que corriese a buscarla y calmarla entre sus brazos, le destroza el corazón.
Brazos que actualmente se encuentran mucho mas marcados que hace años.
Necesita con gran urgencia estallarse la espalda, que lleva resentida un par de horas debido a la posición tan incomoda que ha adquirido su cuerpo. Ninguno de los dos está dispuesto a tocar al otro, por lo que Aitana ha optado por sentarse al filo del sofá y Luis en cambio ha colocado un almohadón entre medias.
Agotada y ansiosa por conseguir respuestas levanta los brazos para darse el capricho y estirarse, aunque no sea lo más elegante del planeta a ojos de un desconocido, aunque quizá no lo sea tanto.
Un movimiento que para nada pretendía ser sensual.
Ante ese acto Luis se ve obligado a llevar sus dedos a la zona donde la mayor parte de sus pulseras adornan la muñeca, necesita tener sus manos ocupadas y la vista en otro lugar que no sea el abdomen plano que se intuye bajo la pequeña prenda de ropa que ahora solo cubre la zona más alta del ombligo de la chica.
No puede pensar en ella de esa forma.
-¿Tienes hambre? – él es el primero en romper el silencio – Puedo preparar algo de cenar, estoy seguro de que te vendrá bien comer algo, los antibióticos son fuertes y será mejor que tengas el estómago lleno.
-¿Cocinas? – la catalana chasquea la lengua frustrada, estaba intentando no sacar ningún tema de conversación incomodo, y hacer esa pregunta a la persona que mejor conoció en algún momento de su vida es cuanto menos extraño – Solo te recuerdo preparando sopas y cola caos.
-Mis habilidades culinarias no habían mejorado mucho, pero con la llegado de Pablo tuvimos que aprender a cocinar algo mas que tortillas de patata, salchichas y arroz quemado.
-La verdad es que me apetece una tortilla francesa con jamón – reconoce – Desde que llegué a España no he podido dejar de comerlo.
-Pues una tortilla francesa con jamón para la señorita.

ESTÁS LEYENDO
Incandescente
FanfictionConocemos como fuego al conjunto de partículas o moléculas incandescentes de materia combustible, capaces de emitir calor y luz visible, producto de una reacción química de oxidación acelerada. El fuego puede destruir todo lo que encuentre a su paso...