Alba

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Buenos días! Es un capítulo un poco más largo de lo normal así que espero que os guste. Solo pediros que prestéis mucha atención ya que de manera sutil se resuelven muchas dudas de la historia. También os recomiendo que volváis a leer el capítulo "melifluo" porque tiene bastante que ver con el capítulo de hoy.
Gracias por leer y por cada comentario, os leo abajo.


"Dícese de la primera luz que cae sobre el día, antes incluso de salir el sol."

-¡Aitana que no! Estás borracha y no quiero que mañana cuando te levantes pienses lo que no es - debate él exhausto y con el único deseo de taparse con una par de mantas y dormir durante unas cuantas horas.

-¡Que no estoy borracha, LUISSS! - grita pegando botes sobre la alfombra y alargando la última letra de su nombre con exageración, como si se tratase de una niña pequeña en medio de un berrinche - Soy plenamente consciente de todo lo que te estoy diciendo. Mira, si quieres subo la pierna y mantengo el equilibrio al mismo tiempo que toco mi nariz con el dedo, como en un test de alcoholemia.

Luis suelta una carcajada al ver como la chica apoya de forma torpe la planta de su pie sobre el muslo y hace esfuerzos sobrenaturales para no caer desplomada sobre la madera que cubre el suelo de su habitación.

-Aitana - repite el gallego con el dedo índice levantado y el ceño fruncido - ¿Puedes quitarte la ropa y meterte en la cama? Por favor - suplica poniendo un tono de voz más seco de lo que pretendía, o eso piensa él.

Aitana abre los ojos de par en par justo antes de partirse de risa y verse obligada a sentarse sobre la cama.

-¿Así que quieres que me quite la ropa? - pregunta alzando las cejas y con un matiz en la voz sensual que consigue que las piernas de Luis tiemblen, y esta vez no por culpa del frío de finales de noviembre.

-Eres insoportable, me voy al salón.

La mirada de ella cambia por completo y se convierte en un mar de dudas e inquietudes que Cepeda no sabe cómo debe interpretar, así que redirige sus pies hacia el colchón donde toma asiento junto a su cuerpo pero evitando mirarla directamente a los ojos, porque sabe que tendría que volver a besarla.

-¿Porque no quieres dormir conmigo? - balbucea clavando sus uñas sobre sus dedos -Estoy congelada, agotada y con un dolor espantoso de pies por culpa de los puñeteros tacones que Noemí me regalo - sus dedos rozan con poca delicadeza los pies agarrotados y aun algo húmedos de la lluvia que los empapó a ambos- Lo único que necesito es que me abraces porque ahora mismo me siento perdida, pero entiendo si no quieres hacerlo.

Sus palabras se convierten en un jarro de agua fría, directo al corazón que acelera su ritmo de forma automática.

-Claro que quiero dormir contigo Aitana - confiesa acercándose unos cuantos centímetros más a su cuerpo tembloroso- Es más, si alguna vez te digo que no quiero hacerlo ingrésame en un psiquiátrico porque habré perdido el juicio por completo- dice intentando que ella sonría y sus ojos vuelvan a ser los de antes - Pero no quiero que mañana al despertar sientas que me he aprovechado del estado en el que te encontrabas, solo eso.

-Que mono eres, jope - susurra a media voz para que él no pueda escucharla - Si te sientes mejor puedo firmarte un papelito o algo.

-No seas tonta, niña.

Aitana se muerde el labio inferior con fuerza, hasta casi hacerse sangre. Si vuelve a pronunciar la palabra niña tan cerca de su oído es muy posible que no sea capaz de controlar las ganas de saltarle al cuello para besarlo al menos hasta que amanezca.

Incandescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora