태 09. Kim II 국

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Agosto, 2010

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Agosto, 2010

—¿Cómo has estado? ¿Y la escuela? —Su sonrisa era cada vez mayor, y me alegraba ver que los restos de las zonas violáceas en su cuerpo habían desaparecido—. ¿Qué pasó con el chico que te empujó? ¿Te sigue molestando?

—Bien, difícil, pero bien. Ya no me molesta el chico de mi curso. ¿Qué tal tu vida en Seúl?

—La vida en Seúl es tranquila. Lisa se está yendo a Japón. Dice que va a volver, pero no quería que se fuera.

—Se acariciaba la nuca de forma nerviosa; no le gustaba hablar de cuando su mejor amiga hacía sus viajes al extranjero.

—Yo hice un nuevo amigo, viene a veces a pasar el día en casa. Se llama Jung Hoseok. —Estaba muy feliz por mi nueva amistad—. Espérame aquí, que te muestro nuestra foto.

Entré a paso apurado a la casa, dejándolo esperar en la mesa del parque, aquella que pintamos juntos cuando teníamos nueve y diez años. El cuadro que Hoseok me había regalado para el Día del Amigo estaba sobre la mesa de mi cuarto, justo al lado de la cama. Él decía que me protegía en mis sueños, algo de sus "ataques de alegría" que aún no comprendía del todo.

Al entrar en la cocina, reconocí a aquel hombre. No había venido con mi tía y Kookie, sin embargo, estaba en mi casa. Escuché una conversación que no comprendía... o mejor dicho, no quería entender qué hacía ese hombre nuevamente en mi casa, después de lo que había hecho años atrás. No quería aceptar la verdad. ¿Mi tía lo había perdonado? ¿Él los había seguido? Al menos ya no los lastimaba.

—¿En serio vas a seguir ocultando esto por más tiempo? —le gritaba mi tía al padre de Jungkook.

—Kook es todo, no hay más. Tomé la decisión correcta, Yeonji. —La forma en que mi tío cerraba las manos en puños ya la había visto muchas veces antes—. No es alguien digno de encabezar la empresa cuando crezca, es un bastardo. Nosotros podríamos volver a ser lo que éramos si solo olvidaras estas estupideces que se te han metido en la cabeza.

—¿Cómo puedes hablar así de tu hijo? ¿Cómo puedes ser tan desalmado? ¡Es un niño, Jeon!

—¡No es mi hijo! —suspiró profundamente y continuó—. ¿Sabes qué? Mejor nos vamos. Voy a volver por ustedes en un rato y espero que tengan todo listo para irnos —dijo el hombre, enojado, y salió de la casa ignorándome por completo.

—¿Taehyung? —La mirada de mi tía al notarme en el umbral de la puerta era triste y preocupada. Mi cuerpo se sintió vacío de sentimientos. ¿Iba a abandonar a Kook o permitir que volvieran a lastimarlo?—. Taehyung, no es lo que piensas, no voy a…

Corrí a mi habitación, asustado, mientras mi tía seguía disculpándose. Tomé el cuadro y luego corrí hacia el parque, esquivándola.

—¿A dónde vas, Tae? —preguntó Kookie al verme correr a su lado.

—¡¿Vas a seguirme o a quedarte ahí parado?!

Corrimos en la misma dirección de todas las tardes que él había pasado en Daegu desde sus cinco años, cuando encontramos este lugar. Con el tiempo, se había vuelto nuestro, un refugio en el que no podían encontrarnos, al menos por un rato. Allí podíamos reír, jugar, hablar y hasta llorar sin miedo. Era nuestro bosque.

Una vez que subimos "las escaleras al cielo", como él las llamó a los seis años, nos sentamos en los troncos donde el sol era más fuerte y cálido. Jungkook había desarrollado una obsesión por todo lo que le proporcionara calma, lo cual él asociaba con lo cálido: el sol, el pan recién horneado, las mantas suaves y calientes. Aunque mi mente rogaba que mi tía no nos encontrara por un rato, solo quería que fuera un momento en el que fuéramos solo él y yo. Tenía que relajarme y fingir que nada había sucedido, como si no hubiera escuchado aquella conversación, como si Jongmin no hubiera dicho que Jungkook no era su hijo.

—Mira, él es Hoseok —le dije, extendiéndole el cuadro.

—¿Son novios o algo así? ¿Por qué tienen una foto juntos? —comenzó a reír.

—No seas tonto, me la regaló por el Día del Amigo. Es una foto de la primera vez que hablamos, era el día de la foto escolar. Nos llevamos tan bien que pedimos una foto juntos.

Sonreí mirando la foto en la que Hoseok y yo reíamos. Fue la primera vez que otro niño me habló en la escuela.

—Lisa y yo tenemos este collar —dijo, sacando una cadena dorada con un dije rojo y dorado de debajo de su remera. Me dejó tomarlo para analizarlo, y reconocí la figura—. Es Ironman. Lisa me lo regaló, ella tiene la otra mitad.

—¡Está genial, Kookie! —Intentaba reunir fuerzas, pero no eran suficientes—. Tengo que decirte algo, pero prométeme que no te vas a enojar conmigo.

—Yo jamás me enojaría contigo, TaeTae. Pero primero tengo un regalo para ti, te va a gustar. Puedes llevarlo a la iglesia —dijo con una gran sonrisa.

—¿Un regalo para llevar a la iglesia?

—Sí, es un regalo solo para ti. Es parecido a este —señaló su cadena—, pero es bonito.

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𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 || 𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora