¿Qué pasaría si la persona más importante en tu vida te olvida? ¿Si los momentos a los que te aferras nunca existieron? Solo quedarías perdido en el tiempo. Jungkook es mucho más que solo alguien a quien Taehyung ama, es por quien lucharía incluso e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando desperté, el sol quemaba la piel de mi rostro al filtrarse por una de las ventanas de mi habitación. Por un breve momento, mi cuerpo se llenó de paz; la calidez del sol, aunque un poco excesiva, me gustaba. Mis ojos seguían cerrados, pesados por la resaca, pero esa calidez era la única cosa que no me ponía de mal humor. Me dirigí a la habitación de Tae con la esperanza de encontrarlo aún dormido, pero no estaba allí. Entonces, bajé las escaleras, tratando de no tropezar con los escalones. Apenas podía abrir los ojos, y la luz del sol ya no me resultaba tan agradable como al despertar.
Llegué a la cocina, pero no había rastro de él ni de mi madre. Miré el reloj de la cocina y, al abrir un poco más los ojos, esperaba que mi resaca me hiciera confundir los números. Pero no, la hora era clara y condenante: la una y media de la tarde. Caminé, rendido, con los pies descalzos y tibios hasta la heladera, buscando algo para comer, cuando vi la nota.
“Hemos salido, llegaremos tarde. Dejé algo para que comieras en el microondas. Mamá.”
La nota no indicaba a dónde habían ido, y una punzada de preocupación se instaló en mi pecho al pensar en lo que mi madre podría hacerle a Tae al verlo golpeado. Si se tratara de otra persona, podría desentenderme con un "No es asunto mío", pero él era mi primo, y sus problemas eran también los míos. Tragando en seco, imaginé que, al regresar, mi madre exigiría explicaciones. Apenas le dijera que fue Yugyeom, ella podría dejarlo en una camilla de hospital, y no precisamente porque quisiera cuidar de él.
Mientras comía mi almuerzo, puse música para distraerme. Miré por la ventana, deseando que el sol se adueñara de mi hogar, cuando, de repente, escuché el sonido de un auto llegando. Realmente quería ver a Taehyung y saber si mi madre ya había hecho justicia con Yugyeom. Me puse los zapatos y bajé el volumen de la música.
—Dijeron que volverían más tarde. Te juro que lo que pasó ayer... —comencé a decir, pero antes de que pudiera terminar, él ya había puesto un pie en la puerta, bloqueando la posibilidad de cerrarla.
—Por favor, solo quiero hablar.
—¿Qué quieres? Hazlo rápido, no tengo ganas de verte.
—Quiero pedirte disculpas. No sabía que Taehyung era tu primo. No quise que…
—¡No puedes venir aquí y decir “Lo siento”, como si eso fuera suficiente para que todo esté bien! ¡Eres un maldito idiota! ¡Taehyung podría haber muerto! —le grité, con el dolor apretando mi pecho.
—No sé qué me pasó. No quería... no soy así. Me conoces. Es que él dijo eso y yo… no lo sé… él empezó.
—Perfecto. ¿Ahora resulta que tu intento de matarlo está justificado porque él dijo algo? ¿Qué demonios te pasa? Lo digo en serio, no es normal lo que hiciste, Yugyeom. ¡Trataste de matar a alguien!
—Yo no quería matarlo. Estás exagerando, Kook. ¿Podemos entrar y hablar? Hablamos un momento y me voy, lo juro.
Lo vi mirarme con esos ojos brillosos que solía usar para manipularme. Baje la mirada y noté que sostenía su costado desde que llegó.