태 40. Fragilidad 국

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—¿Y éste? —lo miré al salir del probador

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—¿Y éste? —lo miré al salir del probador.

—Lo importante es que a ti te guste, Taehyung. —respondió desde el sillón frente a los probadores.

—Es que ninguno me convence.

—Vayamos a otra tienda, mi mamá me dio suficiente dinero para… —lo interrumpí.

—No quiero usar eso, voy a usar lo que tengo de ahorros.

—Es un regalo.

—Igual. ¿Qué tal si en un año cenamos juntos y pienso “mi suegra pagó mi ropa”? Sería ilógico.
Cerré la boca cuando me di cuenta de que había estado pensando en voz alta, hablando con tanta confianza en que seríamos novios, que en el fondo mi corazón dolió un poco, ya que la duda siempre está en el futuro. Escuché unas risitas de su parte y confirmé que no estaba enojado, así que giré sobre mis pies.

—¿Cena? ¿Suegra? Tú sí que piensas en grande, Kim. Al menos sé que me incluyes en tu vida y eso me gusta; me asusta, pero me gusta.

Habíamos almorzado y cargado las bolsas de Jungkook y las de su madre. Ya no la llamo "tía", o al menos evitaré hacerlo. Recorríamos el centro comercial en busca de algo para mí cuando vi ropa que realmente llamó mi atención; encontré mi propio estilo, solo esperaba que a él le gustara.

—Ya encontré el lugar indicado. —Observé a Jungkook de reojo—. Quiero que opines sin guardarte nada, sé sincero. ¿Qué opinas?

Ignorando mi pregunta, volteó hacia su madre, que venía caminando detrás de nosotros.

—Mamá, ya es tarde. Taehyung y yo nos quedaremos un rato más. Es mejor que vayas a descansar, porque llegaremos para ver películas y no puedes negarte.

—De acuerdo, pero cuídense y cualquier cosa, me llaman.

—Te llamo, tranquila, estoy con Taehyung.

—Hijo, gasta lo que necesites, no te prives de nada, ¿sí? —Asentí con una sonrisa y la vi irse por las escaleras mecánicas, saludándonos con una mano.

—Bien, ahora a esa tienda. —tiró de mi muñeca, pero yo me quedé quieto en mi lugar, aunque él intentaba avanzar—. ¿Pasa algo, Kim?

—Nuestras manos… están muy cerca y nos pueden ver.

—¡Ay, Tae! —se echó a reír—. No pasa nada si nos ven, además, me gusta.

Sonrió de lado, mirando sus zapatos, y me pareció tan adorable como peligroso. Jeon Jungkook era un riesgo que estaba dispuesto a asumir voluntariamente. Sin embargo, esos gestos me dieron algo de seguridad; había esperado tanto que no iba a rechazarlo ahora. Pero sabía bien lo que podíamos y lo que no podíamos hacer. Deshice su agarre en mi muñeca y con mi otra mano tomé su mejilla, acercándome para dejar un beso en su frente. Quería que supiera que deseaba esa conexión, aunque no fuera posible. Sería tan liberador tener algo de libertad.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 || 𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora