태 20. Soledad 국

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Pasaron dos semanas en las que Jimin venía todas las tardes a ver a Jungkook

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Pasaron dos semanas en las que Jimin venía todas las tardes a ver a Jungkook. Al principio, yo me quedaba encerrado en mi habitación; él creía que era para dejarles su espacio. Después de los primeros cinco días, afronté la idea de que tenía que acostumbrarme a eso. No era rendirme, era darme una pausa para mí. Más de una vez los vi sentados en el sillón, cada uno con su celular, inmersos en un mundo que parecía ser solo de dos, un lugar en el que yo no tenía cabida. Aunque me doliera, solo iba por agua y, ignorándolos, regresaba a mi habitación.

Ahora estaban sentados en el sillón de la sala, mirando una película, mientras yo los observaba desde la cocina con un vaso de agua en la mano. Vi a Jimin abrazar a Jungkook y reírse a su lado; el menor parecía cómodo, hundiéndose un poco más en el pecho de Park. Extrañamente, no me sentía celoso ni lastimado; solo sentía decepción. Para el mundo entero, ellos no estaban lastimando a nadie.
No fue difícil ignorarlos. Me puse los auriculares a todo volumen y comencé a cocinar algo para mí. Si ellos querían comer, que se cocinaran. No era sirviente de nadie. La cebolla iba y venía en la sartén sin mucha ciencia, y me puse a pensar que, a pesar de tener muy poca suerte, este paso era crucial en mi vida. Pasé años buscando a Jeon y deseando no separarme ni un segundo de él, pero en ese momento estaba ignorando por completo su presencia. Me parecía mejor escuchar música con mis auriculares que prestar atención a la persona más importante de mi vida.

“Me das tanto, pero ¿por qué eres el único infeliz?
¿Por qué solo respiras por mí?
Te ves tan solo.
Eres un tonto, que solo me conoce a mí.”

La diversión de cantar la letra en mímica se desvaneció en cuanto presté atención a las palabras. Era un tonto que solo lo conocía a él. Era todo lo que la canción describía. Qué miserable.
Giré en dirección al sillón, poco me importó la presencia del rubio. Ambos estaban con los rostros tan cerca, sus manos entrelazadas sobre sus piernas. Me quité los auriculares, frustrado porque finalmente había vuelto a mirarlos. Automáticamente, mis sentidos se agudizaron y escuché un “Te quiero, Jimin” salir de los labios rosados de Jungkook. Lo mejor era volver a mi cena y encerrarme otro día más, resumiendo textos de libros relacionados con la materia del día siguiente.

—¡Jiminnie, deja de hacerme cosquillas! —rió muy fuerte Jeon.

Más rápido, Taehyung, solo carga todo en un plato y enciérrate de una buena vez.

—¡Mierda! —grité, desesperado.

Había agarrado la sartén con la mano justo después de apagar el fuego. Mi mano ardía y contuve un grito de dolor al intentar tomar el plato para poder escapar.

—¿Taehyung, estás bien?

—Sí, no te preocupes, Jeon. —Mi voz salió más grave de lo normal.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 || 𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora