¿Qué pasaría si la persona más importante en tu vida te olvida? ¿Si los momentos a los que te aferras nunca existieron? Solo quedarías perdido en el tiempo. Jungkook es mucho más que solo alguien a quien Taehyung ama, es por quien lucharía incluso e...
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-¿Jungkook? Jungkook, perdóname, no quise... yo solo... -sus palabras eran apenas audibles.
Ellos esperaban del otro lado de la puerta.
-Permiso, muévete -dijo Taehyung, visiblemente enojado-. Jungkook, ¿estás bien? No queremos molestarte, Jimin y yo, pero queremos saber si necesitas algo.
-Perdóname, ¿sí? Había olvidado completamente que él te decía así. Jamás quise que te sintieras mal, solo es que eres muy tierno, como los bebés y... ¡auch! ¿Por qué me golpeas?
-Lo que trata de decir Jimin es que no fue su intención. Va a pedirte perdón de rodillas si es necesario.
-¿De rodillas? ¿Frente a toda la universidad? ¡Ay, eso dolió, Taehyung!
-Cállate, idiota -dijo en voz baja, pero logré escucharlo-. Solo sal de ahí, vamos a hablarlo. Podrás insultarlo hasta cansarte. Hablemos.
Me quedé hecho un ovillo frente a la puerta con seguro, Taehyung y Jimin del otro lado esperando a que saliera. No quería hacerlo. Estaba hastiado de tantos recuerdos bonitos y horrendos que aún dolían dentro de mí. No extrañaba al actual Yugyeom, solo a Gyeomie, quien me llamaba así mientras me dedicaba una hermosa sonrisa cuando éramos amigos. Taehyung golpeó dos veces más la puerta, siendo suave, hablando bajo, casi cohibido por la situación, soltando palabras bonitas entre ruegos de que abriera. La voz de Jimin dejó de escucharse y me apoyé en la fría pared, esperando a que mi enojo se esfumara. Finalmente, aunque no quisiera, mis párpados se cerraron solos, quedándome dormido y ahogándome en una laguna de ideas sueltas sobre cómo me sentía realmente.
Un golpe seco en la puerta me hizo sobresaltar.
-¡No hagas eso! -la voz grave y enojada de Taehyung resonó del otro lado-. Hay que esperar a que él quiera salir. Si lo presionas, no servirá de nada; solo lo asustarás.
-No quise molestarlo, pero no fue tan grave como para hacerme la ley del hielo y tenerme esperando como un idiota -Jimin estaba enojado; su voz chillona se volvió más grave, aumentando la velocidad de sus palabras-. No voy a perder la clase de inglés por sus caprichos con Yugyeom. Jungkook puede hacerse la víctima todo lo que quiera. Tengo cosas que hacer y no he hecho nada malo para que me trate así. ¡Yugyeom se fue, él ya no está y no va a volver! ¡Lo tiene que entender! ¡Sal de una maldita vez, Jeon!
Otro golpe seco se escuchó antes de que las pisadas se alejaran.
Jimin tenía razón; no podía seguir dejándome afectar. De igual manera, me hubiera gustado que se quedara hasta que yo saliera, solo esperando, siendo paciente como me prometió. Arreglé mi ropa frente al espejo y, justo antes de intentar salir, lo escuché. Esa canción otra vez, la que Tae había dejado de cantar el día que le dije que Jimin y yo éramos novios. Esa hermosa canción, cantada por él a capela, en la puerta de un baño.
