La luz entraba a través de mi ventana. Causando una auténtica molestia en mis ojos. Me revolví en la cama, molesta. Mi cuerpo apenas reaccionaba, estaba completamente agotada. Gruñí y abrí los ojos después de darme cuenta de que no podría volver a dormirme. Aunque había dormido casi ocho horas los estragos de la noche anterior seguían haciendo mella en mi cuerpo. Me levanté a regañadientes.
Desde el salón escuchaba el sonido de la televisión. Al entrar, mi abuela estaba leyendo en silencio.
-Buenos días.-Dije.
-Buenos días, ¿has podido dormir?-Preguntó.
-Necesito un cuerpo nuevo.
-¡No seas exagerada! ¡Aún eres joven Carolina!
-Odio la noche y no entiendo como a la gente le puede gustar salir hasta el amanecer ¡Con lo bien que se está durmiendo!
-Serás teatrera...-Cerró el libro y me acercó una botella de agua.-En la cocina tienes la comida, caliéntala en el microondas.
Le enseñé el dedo meñique y me quedé tirada en el sofá un rato más. Terminé de comer y me fui hasta la oficina de Martín. Aunque no había avanzado mucho tenía que informarle que además de hacer mi trabajo tenía que servir copas en las noches para, quizás, acercarme a él. Nadie en la empresa, aparte de Martín, su secretaria y Julia me conocían. Preferí escribir los reportajes bajo un seudónimo y no tener que exponerme.
Su secretaria me sonrió amable nada más verme. Lydia llevaba trabajando en la empresa incluso más tiempo que Martín. Cuando su antiguo jefe, Eduardo, se jubiló le pasó el mando a Martín que por aquel entonces era un fotógrafo más. Aunque apenas conocí a Eduardo tengo que decir que era una persona de buen corazón y muy trabajador. No se que razón tuvo para ascender a Martín hasta tal posición, pero si algo tengo claro es que además de tener muy subidito su posición. Es un auténtico tirano.
Martín observaba serio la pantalla del ordenador, apenas me saludó con la cabeza. Me senté en silencio y esperé hasta que se decidiera a hablar. Todo él irradiaba tensión. Su ceño estaba fruncido y le marcaba las arrugas de la frente.
-¿Qué pasa Martín?-Me atreví a preguntar.
-Se nos han adelantado.
Lo miré extrañada ¿Se referiría a Diego? ¿Alguien habría conseguido una exclusiva? ¿Y si ese alguien era una mujer? No es que fuera una persona con una autoestima por los cielos. Me quería y me aceptaba, pero por una extraña razón pensar que ese adonis le sonreía a alguien más como a mí. Me ponía celosa.
-Han filtrado la exclusiva que teníamos sobre Miguel Gutiérrez.-Giro la pantalla y me enseñó una portada.-La Súper B tiene la exclusiva, pero adivina que...
Siguió bajando hasta encontrar lo que buscaba y volvió a enseñarme la pantalla.
-Estás son las mismas fotografías que Santiago me entregó ayer.
-¿Qué estás queriendo decir con eso?
-¿No lo ves? ¡¡Santiago se ha vendido a la maldita competencia!!-Se levantó enfadado. Todos los papeles que tenía ordenados en la mesa se desparramaron por el suelo.-¡¡¡¡¡¡Joder!!!!!!
-Tranquilízate Martín. No creo que Santiago haya hecho eso.-Me posicioné a su lado, mirando por el ventanal hacia las calles valencianas.-Lleva muchos años contigo, piénsalo.
-¿Entonces como explicas eso? Carolina, no es la primera vez ya lo sabes. El dinero mueve a las personas...
Y por una vez le daba la razón en algo. El dinero movía intereses. Pero si algo sabía con certeza es que Santiago no podía ser. Era un hombre de lo más afable y bondadoso. Dispuesto a ayudarte siempre que lo necesitases, el poco trato que he tenido con él, por mi condición secreta. Ha sido suficiente para saber que él no había sido.
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A través de Carolina
RomanceCarolina es una mujer con las ideas claras. Diego es la nueva estrella del Valencia. Carolina es el as bajo la manga de la revista Minutos. Diego está harto de los paparazzis. Carolina es el mayor miedo de los famosos. ¿Podrá conseguir la mayor exc...