Capítulo 27

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A partir del momento en el que mi abuela se fue. No recordaba mucho más. Gente llorar. Una iglesia. Un ataúd. Gente llorando. Gente abrazándome. Gente besándome. Pero no quería nada de eso.

Ahora estaba allí delante de la tumba de mi abuela. Justo al lado de la de mi abuelo. Por fin volvían a estar juntos. Volvían a estar unidos. Me permití llorar un par de horas. Olivia la consolaba desde la distancia. Conchi se fue a descansar junto a Laura, su hija mayor.

-Vámonos ya Carol. Tienes que descansar.-Dijo Olivia.

Acaricié por última vez la tumba de mis abuelos y me fui. Dejándolos ahí.

El piso era un nido de silencio. No me gustaba esa sensación de vacío. Olivia me preparó la cena. Esta noche íbamos a dormir juntas. Apenas probé bocado. Me di un baño. Lloré en silencio. Me acosté y Olivia me abrazó durante horas. Hasta que me dormí.

Cuando Olivia vio que Carolina dormía salió de la casa a hurtadillas. Estaba dispuesta a cantarle las cuarenta a ese patán. Iba a enterarse de quién era Olivia León. Nacho la esperaba en frente de la casa de Carolina. Estaba tan enfadada que casi ni hablaron. Nacho intentó disuadirla, pero ella sabía que hacer. Su amiga no merecía tanto dolor. Carolina no merecía tanta culpabilidad. Cuando llegaron Nacho abrió y ella entró detrás de él. Diego estaba sentado en el sofá viendo la televisión. Y cuando vio entrar a Olivia frunció el ceño. Pero esta no le dio tiempo a reaccionar. Se hecho encima de él a golpearlo.

-¡¡Maldito inútil!! ¡¡Unineuronal!! ¡¡Patán!!-Le atizó en la cara, en los brazos... Donde pudo.

-¡Olivia!-Nacho corrió hacia ella y la cogió.

-¿¡Cómo has sido capaz!? ¿¡Cómo!? ¡No sabes todo lo que ha tenido que hacer Carolina por ti! ¡No sabes cuanto se ha jugado todo este tiempo por protegerte!

Enfurecida cogió un cojín y se lo tiró encima. Intentó coger un jarrón, pero Nacho fue más rápido.

-¡Por tu culpa Carolina esta metida en este lío! ¡Ojalá no hubieses aparecido en su vida! ¡Ojalá aparezca un jugador del Juventus y te dejé por un italiano!-Grité.

-¿Puedes tranquilizarte?-Habló Nacho.

-¡¡No!! ¡¡¡Ni siquiera has sido capaz de ir al funeral!!!

Y la sala se sumió en un silencio sepulcral.

-¿Qué funeral? ¿Qué lio? ¿De qué hablas Olivia?-Preguntó Diego desconcertado.

-¿No se lo has contado?-Le pregunté a Nacho.

-No. No sabe nada.-Dijo este.

-¿Qué tengo que saber?-Intervino Diego.

-Lola, la abuela de Carolina falleció anoche.

Diego abrió la boca. Retrocedió. Incluso creo que se mareó. Se sentó en el sofá con la mirada perdida.

-¿Cómo? ¿Qué..?

-Si hubieses cogido ese maldito teléfono lo sabrías. Si hubieses dejado ese egoísmo de lado lo sabrías. Carolina estaba destrozada y ¿sabes qué? Aún así, se alejó de su abuela en sus últimas horas para venir a pedirte perdón. Pero ahora me doy cuenta. Gracias por no haberla escuchado. Porque ella se merece algo mucho mejor que un egocéntrico como tú.-Escupí.

-Pero ella...-Y le corté.

-Se metió en un montón de embrollos por tu maldita culpa. Por protegerte. Porque no podía hacerte eso.-Me acerqué hasta él y le miré a los ojos.-Tuvo que coger esa maldita exclusiva porque necesitaba el dinero. Su abuela y ella apenas llegaban a final de mes. Las facturas las ahogaban muchos meses y Martín la amenazó con despedirla. Para colmo, cuando firmo ese estúpido contrato le impuso una multa de cien mil euros. Si no le daba la exclusiva, tenía que pagarle. Por suerte o desgracia, había una cláusula. Si su abuela se ponía en riesgo, el contrato quedaba anulado. Pero no todo queda ahí. Carolina tuvo que vender uno de los objetivos con los que trabajaba y muchas de sus pertenencias para pagarle al paparazi que os seguía. Y ahora, Martín la va a llevar a los tribunales por robo... Espero que estés contento con lo que has hecho Diego. Porque todo esto es tu maldita culpa.

Me levanté del sofá. Ya no tenía nada más que decirle a ese patán. Antes de salir cogí el sobre que me dio la abuela de Carolina antes de fallecer.

-Toma.-Le lancé el sobre.-Lola quería despedirse de ti. Pero ahora veo que no te mereces nada de esa familia. Aléjate de Carolina, por el bien de todos.

Diego escuchó como la puerta se cerraba. Se habían ido. El sobre quemaba en su mano. Su nombre estaba escrito con una letra elegante. Le temblaban las manos. El sudor frío se apoderó de él. La sacó y pudo ver una letra cursiva preciosa.

"Querido Diego,

Probablemente si estás leyendo esto es que volé hacia el cielo. Probablemente, no quieras saber nada de mi nieta. No te culpo. Tus razones tendrás, pero solo te pido que termines de leer esta carta y tomes tus propias decisiones.

Mi nieta nunca fue una niña normal. Sufrió a una edad muy temprana el abandono de sus padres. Mi marido y yo nos hicimos cargo de una niña llena de miedos. Pronto había descubierto que era el abandono. Cada noche, antes de ir a dormir venía a nuestra habitación a preguntarnos si nosotros también nos iríamos... En el colegio no siempre supo encajar. Ella brillaba con luz propia y pronto intentaron apagarla. En el instituto le ocurrió lo mismo. Sufría. Lo veía en sus ojos. Pero ella nunca nos contó nada. Olivia, esa niña loca, fue la única amiga que tuvo y tiene.

Mi marido y yo no pudimos darle unos estudios que tanto anhelaba. Él enfermó a temprana edad y yo, con un sueldo casi inexistente pagaba las facturas y el alquiler. Carolina nunca se quejó de ello. Siempre intentaba ayudarnos en todo lo posible. Pronto perdimos a mi marido. Y aunque yo me encerré en una burbuja, Carolina tiró de mi hasta salir de ahí. Volvió a probar el sabor del abandono.

Consiguió un trabajo en ese revistucha... Martín nunca me dio buena espina. Trataba a mi nieta como un trapo. Siempre iba de aquí para allá persiguiendo famosos. Nunca super por qué aceptó tu exclusiva. Hasta hace pocos días... Olivia me lo confesó todo. Ese estafador le escondió una cláusula que sabía que jamás podría pagar. Mi nieta es capaz de hacer cualquier cosa por las personas que ella quiere. Por favor, Diego. Escúchala. No la dejes encerrarse en la burbuja que yo me escondí. No dejes que el abandono sea mayor en estos momentos. No te pido que dejes pasar esto como si nada, Hablad. Sois adultos. Podréis arreglarlo. Lo sé.

Vi en los ojillos de mi hija la ilusión y el amor que tuvo alguna vez en su corazón. La vi admirarte como si fueras el mayor tesoro de su vida. La vi amarte Diego. Gracias por aparecer en la vida de mi nieta. Y en la mía... Gracias por acercar a Carolina al templo de su abuelo. Gracias por amarla. Porque a ti también te vi.

Con todo su corazón,

Lola Morales Velasco"

Las lágrimas caían por mis mejillas. Carolina era alguien muy importante para mí. Aunque me había mentido. Carolina era una persona que tenía un gran corazón. Y yo lo sabía.

Cogí el teléfono y llamé a Nacho. Este respondió de inmediato.

-¿Por qué Olivia dijo que Martín iba a llevar a Carolina a juicio?-Pregunté.

-Algo me comentó Olivia. Y por lo que se, está tratando de perjudicarla.

-¿Dónde está la sede de esa revista?

-¿Qué vas a hacer Diego?

-Si el dice que Carolina cometió un delito. Yo tengo las pruebas de otro de sus delitos.

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-Mañana te contaré Nacho.-Y colgué.

Si Martín pensaba que iba a dejar a Carolina en la estacada estaba muy equivocada. Él había cometido un error. Un grave error. Y no solo el haberse metido con Carolina. Llamé a mis abogados y lo dejé todo en sus manos. Pronto se terminaría esta pesadilla para ella. Y para mí...

A través de CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora