La mañana llegó más pronto de lo que hubiese deseado. No me escondía al decir que odiaba madrugar y más si tenía que volver a ver a mi jefe en tan poco tiempo. Recibí más insistencia con la exclusiva a través de emails, mensajes y alguna llamada que no respondí. Mi respuesta seguía siendo la misma.
Salí de la cama a regañadientes. Nunca dejaba que nadie me hablara hasta después de haber desayunado. No comprendía como había gente que podía despertarse e irse a hacer deporte por la mañana, aunque lo que sí tenía claro es que eran robots creados para potenciar mis inseguridades.
Mi abuela estaba sentada en el sofá viendo la televisión. Besé su mejilla y cogí una taza de café. Sentada a su lado bebía con mejor humor.
-Buenos días Carol.-Dijo unos minutos después.
-Buenos días abuela.
-¿Quieres comer algo? Estoy preparando unas tostadas.
-No gracias, sabes que no tengo hambre recién levantada.
-Tonterías, tienes que comer algo.
Ella cogió sus tostadas y se volvió a sentar a mi lado. Desayunamos viendo la televisión. Cogí mi taza y al levantarme vi algo que no me gustó para nada.
-¿Abuela que tienes en el brazo?-Intenté coger su brazo para revisarlo pero ella lo retiró.
-No es nada. Creo que algo me dio reacción.
En el brazo tenía un sarpullido bastante grande. Tenía mal aspecto y aunque ella intentara restarle importancia, no me gustaba como se veía.
-¿Has ido al médico?
-¿Para qué? Sólo es un sarpullido.
-Abuela, eso no es sólo un sarpullido.
-No es nada.
De un momento a otro mi día había cambiado, sentía los nervios recorrer cada fibra de mi cuerpo. Aunque siempre había sido un poco dramática para estas cosas, cuando se trataba de mi abuela esa faceta se intensificaba.
-Si te quedas más tranquila, mañana iremos al médico.-Recogió los vasos y me sonrió.-Pero ahora, tiene que plantarle cara al estúpido de tu jefe.
Mi abuela se caracterizaba por su fuerte carácter, algo que no me avergonzaba en presumir pues yo había sacado su mismo mal genio. Mi abuelo era todo lo contrario, era mucho más dulce y tranquilo. Cuando discutían, pocas veces, ella siempre estaba preparada para iniciar una guerra y por supuesto salir victoriosa, aunque no llevase la razón.
-Está bien, volveré a mediodía. Iré a ver a Olivia, aún no la he visto desde que volví del viaje.
A las nueve y media ya estaba por el centro con Olivia. Mi amiga era el drama personificado. La que siempre tenía planes, lloviese o nevase.
Nos conocimos en el instituto y aunque al principio su personalidad me chocó terminamos ese etapa muy unidas. Siempre fue brillante en sus estudios y ni hablar de su carrera, se matriculó en el Grado en Diseño siendo la segunda con la nota más alta. Si algo definía a mi amiga era la competitividad. Inconformista y algo alocada, pero con el corazón más grande y puro que jamás encontré en ese nido de víboras. Su novio, Alberto, era un trozo de pan. Se conocieron en segundo de la ESO y aunque al principio Olivia no le hacía ni caso, terminaron juntos. En la universidad estuvieron un poco distanciados pues él se fue a estudiar a Madrid y aunque la distancia no le gustaba a mi amiga, terminaron superándolo con creces.
-¡Es que no puedo creer que me haya hecho esto!-Hablaba enfadada.
-Oli, no es para tanto.
-Sí que lo es.
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A través de Carolina
RomanceCarolina es una mujer con las ideas claras. Diego es la nueva estrella del Valencia. Carolina es el as bajo la manga de la revista Minutos. Diego está harto de los paparazzis. Carolina es el mayor miedo de los famosos. ¿Podrá conseguir la mayor exc...