Capítulo 5

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Carla.

Entro en mi casa, dejo la mochila y llamo a mi madre.
Me pongo a calentarme la comida con el tono de llamada sonando hasta que responde.

- Hola.-
- Hola hija.- me contesta.
- ¿Qué tal hoy?.-
- Cansada, como siempre ¿y tú?.-

Mi madre trabajaba demasiado, consecuencia de la amabilidad de mi padre al dejarnos. Al principio, el primer y segundo año fue duro, no acostumbrarse a su ausencia sino acostumbrarse a lo que esta suponía. Nos mudamos por qué no teníamos suficiente dinero para pagar el alquiler de donde vivíamos, recurrimos a ayudas, becas...
Y mi madre pasó a matarse a buscar un trabajo que nos diera para vivir, y esto suponía trabajar el doble.
En este momento fue en el que mis hermanos entraron en juego, nos ayudaron mucho.
Lo siguen haciendo aunque ya hemos pasado lo peor.

-Bien, aquí.-Respondo metiéndome un trozo de pollo a la boca.
- Bueno, ya hablamos luego que voy a volver al trabajo.-
- Vale.-

Nuestra relación era irregular, cuando ella venía muy cansada y de mal humor solíamos pelearnos por cualquier cosa o, a veces yo estaba mal por algo del instituto y también surgía una disputa, pero también había momentos buenos, a pesar de tener las dos un carácter explosivo, gracias a ella era que habíamos salido adelante, realmente le debía todo y la quería más que a nadie aunque no se le dijera mucho.

Después de comer mientras veo una serie a la que me había enganchado me llega un mensaje.
Reviso el móvil y tengo varios videos de Míriam haciendo el tonto, un mensaje de Pedro ,de mi padre y otros de personas que sinceramente, me importan una mierda ahora mismo.
Sí, seguía hablando con mi padre y se podría decir que teníamos una buena relación, sin embargo eso no significaba que no le tuviera cierto rencor o cierta manía a algunos temas relacionados con él.

Después de estar un rato con el móvil termino por dejarme llevar por el sueño y me quedo dormida.
Me levanto de repente con el sonido de una llamada y maldiciendo contesto sin mirar quién es.

- ¿Diga?.-
- Hola mini fiera.-

Abro los ojos sorprendida y me levanto de un salto de la cama.

- ¿Carlos?.-
- El mismo, me ha dolido que no tuvieras ya mi número.-
- Primero, no me llames mini fiera y segundo, hasta hace menos de una hora  todavía no sabía ni tu nombre.-
- Bueno, quien dice una hora dice tres porque no sé si tienes reloj en tu casa o algo, pero son las seis.-

Miro la hora y efectivamente son las seis de la tarde, me había quedado dormida teniendo un examen de francés al día siguiente.

- ¿Qué se supone que quieres?- le digo con mi voz de recién levantada.
- Nada- contesta rápido y cuelga.

¿Esto era real? ¿Me estaba pasando esto a mi de verdad?
Me siento en la cama de nuevo, y analizo la conversación que acababa de tener hace dos segundos.
Después de 10 minutos a la única conclusión que acabo llegando  es que es un juego. Un juego en el que no quería ni iba a participar.
Ya tenía suficiente como para ahora tener que soportar al imbécil de turno que solo quería entretenerse molestando a la primera que se encontraba.
Ignoro a mi yo interior que al parecer no está de acuerdo conmigo.
Me siento en mi escritorio y saco todo lo necesario para estudiar, decidida a dejar a un lado las distracciones.
Aunque adelanto... mucho no hago.

Maldito desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora