Capítulo 19

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Carla.

No se que manía tenía con tocar el tema del beso.
Hace unas horas me había dicho que no había sido nada del otro mundo y ahora parecía querer hablarme de ello todo el tiempo. No se que quería que dijese al respecto, no pensaba permitir que se diera cuenta el efecto que causaba en mi.

Me suena la tercera alarma de la mañana y la vuelvo a apagar. Me costaba un mundo levantarme por las mañanas y más hoy después de haber dormido apenas unas horas.
Medio dormida oigo unos pasos en el pasillo y me levanto de golpe, mi yo ingenua se creía que estaba en mi casa todavía.

Abro la puerta de mi habitación y con los ojos entrecerrados aún, escucho una voz que me da los buenos días.
Realmente no me doy cuenta que está sin camiseta hasta que me dice que tenía baño en mi cuarto.
Era mi primera noche allí, y con lo atontada que soy siempre por las mañanas no era raro en mi, pero lo que sí digo es que cuando lo vi sin camiseta el sueño se me pasó de golpe.
Lo único que tenía puesto era una toalla blanca alrededor de la cintura.

Le hago un repaso bastante rápido para que no se dé cuenta, pero eso no quiere decir que no me percatara de lo que tenía. Era el típico tío que se notaba que hacía deporte, pero no en exceso. Los abdominales los tenía marcados y sus brazos parecían fuertes, sin embargo no era nada exagerado.
Aún así, el corazón se me aceleró un poco.
¿Este tío era perfecto en todos los sentidos?
Algo tenía que tener de malo por dios.

Intento que no se dé cuenta que me lo estoy comiendo con los ojos, pero con lo disimulada que soy, lo más seguro es que ya lo supiera.
Me meto al baño y me ducho lo más rápido que puedo ya que voy con el tiempo justo.
Me seco el pelo y me pongo de nuevo el pijama para vestirme después de desayunar. Bajo las escaleras y de reojo veo a Cole sentado en el sofá viendo la tele.

La curiosidad por saber que había pasado entre esos dos me comía por dentro.
Se notaba que era una persona muy difícil, tal y como me había dicho Carlos en la cocina. No se que tendría en la mente, pero si seguía por ese camino iba a acabar muy mal.
No me quería meter en su vida, más que nada por que lo acababa de conocer, pero tenía la necesidad de ayudarlo de alguna manera, se veía que actuaba así por algo, algo serio que no quería contar.

No se cuantas veces toca el tema del beso en toda la mañana, así que agradezco cuando esa tal Danna interrumpe la conversación que estábamos teniendo.
Cuando propuso que yo fuera con él no supe exactamente que excusa inventarme. No quería ir a ningún sitio, ya había tenido suficiente con la fiesta de ayer como para ahora conocer a la supuesta gente con la que se juntaban ellos.
Además, se notaba que a Danna le gustaba Carlos. Era evidente por cómo lo miraba y como se movía cuando estaba con él. ¿Habrían tenido algo?.
Intento no pensar en ello por que me ponía de los nervios.

Carlos se había negado a ir, y la pesada de su amiga no paraba de insistirle. La curiosidad me pudo y cuando se fue acabe por preguntarle por qué no quería ir.
Como en todas nuestras conversaciones, no llegamos a nada.
Hoy parecía que hubiera paz entre nosotros, como una tregua.
Estaba dispuesta a llevarme bien con él mientras no sacara el tema del maldito beso.
No quería escuchar lo poco que le había importado o lo poco que había significado para él, por que me sentía como una estúpida.

Al llegar al instituto faltaban unos 20 minutos para que tocara y lo primero que vi fue al grupito de Jason, que al mirarme se dirigió hacia mí como si fuera a cortarme la cabeza.
Carlos se puso tenso a mi lado, y sentí que se acercaba cada vez más a mi.

¿Tendría por costumbre portarse como el caballero de brillante armadura siempre?
Estaba loco si se creía que era la típica mujer que necesitaba que alguien la protegiera.

Maldito desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora