Capítulo 27

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Carla.

Capullo.
Palabra que se repetía una y otra vez en mi mente, tanto cuando me levanté de la cama como cuándo su padre me dijo que se había ido sin esperarme.
Maldito cobarde.
¿Se acostaba conmigo y se iba así sin más?

Era consciente de que solo lo había hecho por pura distracción, que yo no significaba nada para él, nada más que atracción física.
A mi me gustaría decir lo mismo, me gustaría decir que estoy segura que no siento nada, me gustaría asegurar que no tengo ganas de besarlo a todas horas, pero no puedo.
Y precisamente por eso es que paso todo el día de mal humor.

- ¿Qué te pasa?- me pregunta Miriam mientras salimos del instituto.
- Nada.-

Pone los ojos en blanco.

- Llevas todo el día con tu cara de mierda, te pasa algo y ya me lo estás contando.-
- ¿Te vienes al corners mañana?.- intento cambiar de tema.
- Estaba esperando que lo dijeras, ¿a que hora quedamos mañana?.-
- Por lo que se empieza a las 23:00 Eva me ha dicho que su hermano nos puede llevar.-
- Perfecto, pero no creas que me he olvidado de lo otro...- No dice nada durante un segundo y veo como su mirada se fija en un punto delante de nosotras.- parece que tu compañero de casa te está esperando, luego hablamos.-

Me pongo tensa al instante.
Sigo su mirada y lo veo apoyado en la columna observándome como siempre.

- Después te llamo.-

Asiente sonriéndome y se va.
Nada más separarme de Míriam la rabia me inunda por completo.
Camino hacía él intentando contener mis ganas de matarlo.

- ¿Qué cojones haces?-

Me mira confundido.

-¿Esperarte?-

Perfecto, ahora se va ha hacer el tonto.
Suspiro para intentar encontrar paciencia donde no la hay.
Tenía todas las intenciones de liársela aquí mismo, pero lo único que conseguiría es quedar como una infantil, y estaba cansada de ser siempre la inmadura.

- Vale.-

Paso por su lado sin decir más.
Noto que me sigue por detrás, ninguno de los dos dice nada en todo el camino.

No sé nada de él el resto del día, sobre todo por que me paso toda la tarde encerrada en la habitación estudiando, o intentándolo.
Llegan las siete de la tarde, aún quedan restos de sol en el cielo, pero no tardará en anochecer del todo.
Mientras intento aprenderme un párrafo por quinta vez me suena el teléfono.

- ¿Qué pasa Míriam?-
- ¿Así es como saludas a tu mejor amiga?-
- Llevo una hora intentando aprenderme una línea, ¿crees que tengo ganas de saludar a alguien?

Oigo como suelta un suspiro.

- Mañana quedamos a las 22:30 en frente del instituto, ya he hablado con Eva y me ha dicho que está bien.-
- Vale.-
- Carla, llevas unos días que no me hablas ni me dices nada, ¿me puedes contar ya que te pasa?.-

Me quedo un rato sin decir nada.

-¿Hola?.-

Y es ahí cuando lo suelto todo.
Es la primera vez que me desahogo tanto con alguien, ni siquiera cuando corté con Pablo se lo conté todo.
Hay cosas que ni siquiera ella se imagina, cosas de las que prefiero ni acordarme. Pero esta vez es diferente, no se como manejar yo sola esta situación, ni mucho menos mis sentimientos.

- Jo-der.- suelta cuando termino de hablar.
Llevo como 15 minutos seguidos hablando, estoy tirada en la cama mirando al techo.
- Deberías habérmelo dicho antes.- continua.- ¿El hermano está bueno?.-
- ¡Míriam!.-
- Lo sé, lo sé... lo siento, te has acostado con uno de los tíos más guapos que he visto en mi vida, y más gilipollas.-
- No ayudas.-
- Si te sirve de algo, Pablo lo supera en gilipollas.-

Maldito desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora