Capítulo 50

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Carlos.

Está mal. Esto está mal, muy mal. Tan mal que ya no sé como voy a quitarme esas imágenes de la cabeza. Ni siquiera soy capaz de mirarla, no soporto verla en ese estado y no poder hacer nada para ayudarla. Porque es así, ahora mismo soy un inútil que no ha sabido defenderla ni hacer nada para evitar que la destrocen. La han destrozado sin esfuerzo, sin miramientos, sin ningún tipo de compasión. Diego se había abalanzado sobre ella y no había dudado en descargar toda su furia. Tan solo con recordarlo tengo ganas de matarlo con mis propias manos.

Entre lo que le han hecho a ella, y lo que le han hecho a Cole, no puedo más. No sé ni como sigo tan tranquilo sentado en esta silla viendo a las dos personas más importantes de mi vida desmayados delante de mis narices. Por lo menos puedo estar seguro de que todavía respiran, o eso parece.

Tras escuchar como la golpeaba, su repentina confesión no me dejaba pensar con claridad. Solo gritaba que parara, más bien le suplicaba que parase. Y como es evidente, no lo hizo. Por mucho que estuviese enfadado por lo que acababa de decirme a la cara sin pestañear, no podía simplemente fingir que no seguía queriéndola. Por que la quiero, estoy enamorado de ella, y nada va a cambiar eso, lo sé. Aunque solo me haya utilizado, aunque no haya confiado en mi para ese plan tan estúpido, nunca podré mirarla y no pensar que es la persona que quiero a mi lado el resto de mi vida.

Por eso mismo ahora solo quiero llevarla a un hospital, tanto a ella, como a Cole. Porque si les llega a pasar algo no me importará mancharme las manos de sangre para devolverle todo lo que ha hecho. Incluso si tengo que morir, lo haría sin pensarlo. Porque no veo una mejor manera de morir que por alguien que quieres.

- ¿Ya estás contento verdad?, ya le has dado su merecido, ya has conseguido que ni se pueda levantar, ¿qué más quieres?.- Por desgracia mi voz suena bastante rota. No he podido evitarlo. Ahora ya sabe que todos los que estamos aquí tenemos miedo a lo que pueda llegar a hacer.

Empieza a andar alrededor de nosotros lentamente, mirándonos de arriba a abajo. Supongo que estará planeando las diferentes maneras de hacernos más daño, porque así es él.

Me fijo en Míriam, a la que sujetan esos dos tíos tan fuerte que ya tendrá también una marca roja en las muñecas. Desde que se ha dado cuenta que Carla no se mueve ha dejado de mirarla. Igual que yo. Solo tiene ojos para mi hermano, aunque no se que será peor, si lo dos están verdaderamente mal. En cuanto llegamos aquí Cole se puso en medio y reaccionó a tiempo antes de que los golpes fueran para mi. Consiguió darles unas cuantas veces, sin embargo nos superaban en número, y acabaron cogiéndolo y dándole una paliza, otra vez por mi culpa. ¿Por qué todo el mundo salía dañado por mi?

- Me parece que la única que está de una pieza todavía es ella... ¿qué tal si nos divertimos un rato cariño?.- La agarra por el brazo y la atrae hacia él.

Ella ni siquiera lo mira, no le presta atención.

- No sé exactamente si prefiero quitarle la ropa o castigarla por no hacerme caso... ¿tu que opinas?.- le acaricia la mejilla, pero sigue sin obtener ninguna repuesta por su parte.

Yo no opino nada. Debería soltarla de una puta vez, si llego a permitir que le haga algo también no me lo perdonaría.

- Déjala Diego, déjala en paz, por favor.- se que si le suplico alomejor cederá.

Le gusta sentirse poderoso, le encanta saber que tiene el control.

- Te estoy haciendo una pregunta, ¿qué prefieres?, tienes que elegir.- insiste.
- Prefiero que la sueltes, ¿por qué no sigues conmigo? ¿qué tiene que ver ella en todo esto?.-

Maldito desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora