Wolves

-XXIV-

En los últimos comunicados se ha compartido la situación del anterior líder de la manada sur con la situación qué se está llevando a cabo.

Recién a nuestros conocimientos el alfa, Seo HunMin se encuentra detenido en la central de Seúl, ciudad donde el concejo principal está deliberando sobre su futuro. Reportes anteriores dejaron a la luz algunos de los delitos que este hombre ha cometido, entre ellos rapto, violación, evasión de impuestos e incluso falsificación de reportes legales.

La decisión del consejo aún no ha sido dada a conocer, pero se especula que este hombre recibirá la pena máxima.

Por otra parte también se desconoce quién tomará el control de la manada sur, se esperan actualizaciones.

R.E.H
18/5/19

Esto es una locura.

Dime algo que no sepa, Bin.

— Binnie~ —Félix entró a la habitación.

Usaba su ropa usualmente ancha, está vez con un pantalón chándal y una sudadera de Los Vengadores, ignorando que tenía sus pantuflas de gatitos; su cabello rubio es un pequeño desastre, apuntando a todos lados mientras que en su rostro el puchero es lo que más llamaba la atención.

— YongBokkie quiere mimos —pidió quedándose parado al borde de la cama.

Estiré mis brazos a él sonriendo con ternura, Félix subió a la cama y gateó hasta estar a mi lado, dejándose caer y acurrucandose en mi pecho.

Una vez se terminó de acomodar empecé a dejar caricias en su cabello de la forma en descubrí que le gusta, causando que un tipo de ronroneo hiciera vibrar su pecho.

— ¿Qué lees? —preguntó manteniendo un tono de aegyo en su voz.

— Reportajes, además de una investigación que están haciendo —pasé salí de la aplicación de noticias— ¿Tienes algo agendado hoy? Hace días no estás en casa hasta la noche.

— Hoy estoy libre, solo quiero estar contigo —inició a jugar con nuestras manos— Puedo dejar por fin el papel de alfa.

— Eres mi alfa.

Se separó de mí solo para robarme un beso
, uno corto y suave, acompañado con una sonrisa somnolienta de su parte.

— Soy tu bebé, y por eso debes mimarme hoy~

— Tonto —lo abracé causando que cayera sobre mí.

Sé acurrucó a mi lado otra vez, volviendo a besar mi cuello, mantuve mis brazos a su alrededor, sonriendo por sus besos.

— ¿Podemos tomar una siesta? —preguntó en susurro. Asentí cerrando los ojos.

Sentí como tomó una de mis manos y la entrelazó con la propia, dejando un beso en la palma de la mía.