-VII-

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Como todas las semanas me encontraba frente a JeongIn, mirando como su respiración era superficial por los ejercicios que acababa de completar, el chico aprende muy rápido, demasiado a decir la verdad. Tratar con él es muy simple.

Félix miraba todo con un puchero desde una silla al otro lado de la sala, hace apenas dos días se hacía lastimado en una de sus rondas semanales y Chan hyung le prohibió participar por una semana y media en lo que sanaba totalmente.

— Necesitas tener mejores reflejos —le sonreí a JeongIn, dejando mi «arma» a centímetros de su rostro.

— Eres muy rápido, hyung —le ayudé a levantarse— Quiero mejorar para poder vencerlo.

— Buena suerte, si no puedes conmigo, menos con él —murmuró Félix ahora jugando con su móvil.

— ¿Usted no lo puede vencer, alfa? —preguntó el beta dejando la boca ligeramente abierta en sorpresa.

— No estoy cerca de hacerlo —se encogió de hombros— He escuchado a gente preguntar que, si es tan bueno, por qué no ha intentado quitarme el mandato; algunos saben que Bin es el hijo de HunMin y que es capaz de mandar una manada —me miró por unos segundos quedándose en silencio, podía sentir como su mirada me analizaba— Pero estoy seguro que no lo intentará, confío en él.

Pasé mi mano por mi rostro así quitando los cabellos que se pegaban a mi frente, aproveché el momento y lo miré, se le veía pensativo.

Confío en él.

— No me haría daño —agregó levantándose de su silla— Iré a buscar algo de comer, sigan practicando. Ya vuelvo.

La sesión de práctica siguió hasta que JeongIn pidió un descanso, pero al ver el reloj de la sala preferí dejar el entrenamiento hasta ahí; después de entregarle una botella de agua e irnos a sentar en el que se podían ver las montañas de los alrededores iniciamos a hablar de nuestras vidas.

Su vida no era la más extraordinaria que podías haber escuchado, sus anécdotas eran graciosas y por lo que podía entender tenía amigos muy buenos. Quizás se fue poniendo intenso cuando comentó sus intereses amorosos, pero no dijo más que lo necesario.

Admitió en voz baja que antes llegó a tener miedo de conocerme por las cosas que habían escuchado, asegurando que gran parte de los otros alfas de la manada temían de mí por el simple hecho de poder vencer a su alfa sin mucho problema, ya que consideraban a Félix como su mejor luchador.

Por mí parte le conté lo mejor de mi vida, evadiendo temas oscuros y algo traumáticos. No era necesario traerlos a colación cuando el ambiente se sentía cómodo y jovial.

¿Sabían ustedes como descubrí que a veces hay gente que limpia muy bien sus vidrios?

¿Golpeándote contra uno de ellos?

Exacto.

Una tanda de preguntas después JeongIn hizo la pregunta de oro.

— Hyung ¿Como logró tanta confianza con alfa? Nunca antes lo había visto abrazar a alguien.

Toqué mi collar mirando a las montañas, ese abrazo me seguía colocando nervioso y como casi me quedé dormido con el rostro contra su pecho; la mezcla de sus latidos con su aroma fue demasiado tranquilizantes para mis sentidos.

— No tengo idea, pero es algo que no quiero perder —respondí con sinceridad.

Sé que tengo la confianza de MinHo y JiSung, me han dejado a cuidado de su único hijo el cual no es más que un bebé, podía hacerle lo que quisiera y como heredero de la manada «enemiga» solo serían «beneficios», pero cuidar al pequeño HyukSin era algo que adoraba.

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