-XXVI-

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Lo primero que pude sentir al despertar fueron pequeños besos en mi nuca, alrededor de la marca de unión junto con suaves caricias en mi vientre. Las manos de Félix se habían infiltrado bajo la tela de mi hoddie y se habían mantenido ahí, dibujando cosas sin sentido sobre mi piel.

— Buenos días —susurré sin abrir los ojos, acurrucándome más contra su pecho.

— Buenos días, bonito —respondió sin dejar de acariciar mi vientre— Está creciendo rápido —comentó refiriéndose al bebé.

— Sí —respondí quedamente, las caricias y su aroma me adormecían.

Me di la vuelta para encararle, tomándome con una sonrisa somnolienta de su parte, acerqué nuestros cuerpos lo más que pude, sintiendo como mi vientre se encontraba contra su abdomen.

Llevé mi mano a su mejilla, acariciándola con suavidad y permitiéndome imaginar a un cachorro de ojos cafés con pequitas en su rostro y mejillas gorditas.

— Oh, mira —susurré llevando la punta de mi dedo hacia una pequita solitaria en su mejilla derecha— No te había visto antes.

— Tienes una obsesión con mis pecas —murmuró Félix entre pequeñas risitas, sin llegar a abrir los ojos con totalidad.

La verdad cuando él está dormido suelo mirar sus pecas, a veces descubriendo alguna nueva que se habría escapado de mis revisiones anteriores.

Ver su rostro y sus pecas es como ver el cielo estrellado, algunas estrellas brillan más y son más fáciles de encontrar, mientras que otras brillan un poquito menos, pero son igual de hermosas.

— Son hermosas —respondí tocando la punta de su nariz.

— Siempre lo has dicho.

— Siempre lo han sido.

— Quisiera poder discutir esto más, pero tengo que ir a revisar unas cosas ¿Tienes trabajo hoy? —negué con la cabeza, aunque planeo salir de casa— Haré el desayuno ¿Qué dices?

— ¿Panqueques? —él asintió levantándose de la cama, cuando yo me levanté dispuesto a ir al baño Félix me detuvo.

Se colocó frente mío, antes de acuclillarse dejando que su rostro este justo frente a mí abdomen. Levantó mi hoddie dejando expuesta mi piel, donde poco después dejó un pequeño beso causando que yo me sonrojara.

— Buenos días para ti también —susurró suavemente— Espero que trates bien a appa hoy, te amo.

Y sin más se levantó volviendo a acomodar mi hoddie, y dejando un beso en mi frente antes de entrar al baño y lavarse los dientes, sin tomar en cuenta el revuelo que había formado en mí.

Fruncí mi nariz cuando Chan hyung pellizcó mi mejilla alegando que mis mejillas tenían mucho más volumen ahora

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Fruncí mi nariz cuando Chan hyung pellizcó mi mejilla alegando que mis mejillas tenían mucho más volumen ahora.

— Chan hyung le está diciendo gordo~ —cantó JeongIn, que estaba sentado en el sofá con SeungMin.

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