De la vida y otras cosas #1 [El blog de Zarzamora]

#3. De los recesos

Así son los recesos en mi instituto. Aunque si son ustedes adolescentes, puedo intuir que ya tienen una idea de cómo funcionan. Para los más adultos, pues quizás no difieran mucho los recesos de hoy a los de antaño.

Los grupos en los recesos son más notorios. Rockeros por aquí, deportistas por allá, cuadro de honor por otro lado, los grupos de las niñas lindas son siempre el epicentro de la sociedad adolescente. La belleza vende, eso es una realidad.

Por último, estamos los que son como yo: los fantasmas. Estamos por todos lados y somos los que menos llamamos la atención. Nos apoyamos en las paredes con un libro abierto en las manos. O nos sentamos en el suelo con los audífonos en las orejas, algunos dibujan pero la mayoría hacemos todo lo que acabo de decir al mismo tiempo.

En este instante, mientras trascurre uno de los tantos recesos de mí instituto, me dispongo a escribir la entrada del blog, que publicaré no más llegue a casa. Tengo los audífonos puestos y poco importa lo que escucho. Lo que importa es lo que pasa a mí alrededor.

He estado observando a Nicole. Ella es mayor que yo por un mes, siempre lleva labial rosa y el cabello suelto, es lacio, color miel y se teje una cinta en un mechón de cabello. Todos los días son de un color distinto, la de hoy es azul. Sus amigas son Marta, Melisa y Nora. Algunos las llaman las doble letras.

Todas son bonitas, pero Nicole es la más linda. Casi todos los chicos de nuestro curso quieren con ella, pero a ella solo le interesaba uno: Bruno. Es curioso, porque cualquiera pensaría que ella debería fijarse en Damián, que es el cabecilla del grupo de Bruno. Pero supongo que nadie se puede obligar a querer a nadie, por más prestigio que te pueda ofrecer más una persona que otra.

Supongo que se han de estar preguntando si a Bruno le interesa Nicole, la verdad no lo sé. Bruno es un chico muy serio y es lo más parecido a madurez que existe en nuestro curso. No puedo saber qué pasa por la cabeza de ese chico, aunque debo admitir que en ocasiones me entra la curiosidad.

Zarzamora