#8. De los lavados

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La última entrada del blog es de hace un mes, sucede que estoy hasta el tope de deberes escolares. Tengo montones de trabajos, exámenes, exposiciones y mejor ya no sigo. Lo único bueno de todo esto, es que hasta el momento no he tenido que formar grupo con nadie y ya tengo varios días sin altercados con los profesores, por lo cual no me han enviado con la consejera escolar.

Hace un par de días presencio una conversación de Nicole y Marta en el baño. Ellas no saben que yo estoy allí, por supuesto, pues antes de comenzar a hablar se aseguran de cerrar la puerta principal; así que aquí les dejo un consejo a los lectores de este blog: si van a hablar en un baño, asegúrense de revisar cubículo por cubículo, si no lo hacen se arriesgan a que los escuche una chica que ha tomado la costumbre de sentarse con las piernas cruzadas sobre la taza del último cubículo.

—Habla de una vez —exige Marta. Su voz suena nerviosa y su amiga demora varios segundos antes de contestar.

—Bien, te lo diré, pero prométeme que no enloquecerás. —Me inclino un poco hacia la puerta y alcanzo a verlas desde la pequeña ranura que deja la puerta del cubículo. Nicole da la espalda a donde yo estoy, Marta esta frente a ella y tiene la mano derecha levantada, como en esos programas de televisión cuando los testigos juran decir la verdad.

—Lo prometo, ahora dime.

—Bien. —Nicole se mueve un poco, yo apoyo una mano a la pared para no resbalarme y no hacer ruido—. Tengo un retraso.

Fue poco más que un susurro pero fue perfectamente audible. Alcanzo a ver a Marta llevando sus manos hasta su boca abierta antes de que yo me enderece en la taza.

—No puede ser, Nicole, pero si tú no tienes novio, ¿cómo es que? ¿Con quién? —Sigue un silencio, antes de que Nicole vuelva a hablar escucho sus pequeños sollozos.

—Tú sabes que a mí siempre me ha gustado Bruno.

—Sí, y también sé que siempre te ha ignorado —la corta Marta, se escucha un poco enfadada.

—No me ignoraba, él solo es muy serio, tú lo sabes —lo defiende Nicole que sigue sollozando.

—Como sea. —Hay una pausa y luego Marta pregunta— ¿Estuviste con él?

—Algo así.

—¿Algo así? ¿Cómo que algo así?

Es lamentable pero hasta ahí llega la conversación, por lo menos para mí, pues luego de la pregunta de Marta la campana suena y ellas se van. El resto del día noto a Nicole muy apática, Marta se ve nerviosa. Al final de las clases las veo en uno de los pasillos, cuchicheando entre sí. Imagino que están dándole continuación a la conversación interrumpida del baño.

Cuando me subo al bus para irme a casa pienso en las dos cosas que he escuchado en ese baño sin intención. Hace varias semanas atrás una pareja mantiene relaciones allí, y entonces esto. ¿Tienen relación? No tengo idea y la verdad, ni siquiera es asunto mío.

Esta semana está mucho más relajada. Paso con buenas notas la mayoría de mis deberes y en compensación mamá me compra un helado grande para mí sola. Es de torta suiza y todas las noches como un poco.

La noche anterior como un poco mientras veo Sexto sentido, y no puedo evitar sentirme identificada con Cole.

Luego, cuando me voy a dormir pienso en lo que me espera la semana entrante. En mi instituto suelen hacer ferias cada cierto tiempo, siempre son con motivos diferentes: que si el club de ciencia, que si un incentivo a los deportes, que si la semana del instituto. Cualquier cosa para incentivar el desarrollo social de los estudiantes. Este año todavía no hemos tenido esa semana y sé que está muy cerca. Solo espero que como en años anteriores, sea algo en lo que pueda pasar desapercibida, como siempre.

Zarzamora.

De la vida y otras cosas #1 [El blog de Zarzamora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora