No sé por cuánto tiempo estuve tumbada en ese callejón maloliente. Podía escuchar algunas ratas danzando a su merced y eso me daba más ganas de vomitar de las que ya tenía. Tras algunos minutos en un estado semi-consciente fui capaz de abrir los ojos poco a poco. Pasé la lengua por mis secos labios y sentí un sabor metálico a la vez que dolor. Toqué mis labios con mi mano para comprobar lo que ya me temía: sangre.
Además de todo aquel desastre, me dolía la cabeza como el maldito infierno. De seguro Jack me había dejado una herida tras tirarme bruscamente e irse.
Oh Dios Mío, Jack. No pude evitar ponerme a llorar. Mi mejor amigo, aquel con el que podía confiar para todo me había traicionado en un mundo que apenas conocía. El mundo de los hombres lobo no era ninguna tontería y Jack saldría herido; pero lo que más me dolía es que me había hecho daño.
No podría confiar nunca más en él. Aunque ese pensamiento me hiciese sentir como la verdadera mierda. Me había quedado sin amigos.
Intenté dejar a un lado esos pensamientos y me incorporé lentamente como pude. Caminé despacio hasta que salí del dichoso callejón. No podía dejar que me viesen así, llamarían a la policía y ellos me pedirán explicaciones que no podía contestar. Ni mis padres, tenía que llamar a Asher. Agaché la cabeza e intenté buscar a alguien que me pudiese ayudar disimuladamente hasta que dí con una señora mayor.
—Hija, ¿qué te ha pasado? Tienes mala cara. —Dijo observándome a través de unas gafas del grosor del culo de un vaso.—Parece que te has manchado la boca de comida.
Gracias a dios la gente mayor y la ceguedad.
—Sí.—Intenté sonreír pero sentí un pinchazo en el labio de dolor que casi me pongo a llorar de nuevo.—Necesito llamar a un amigo, he perdido mi teléfono.—Eso era otra, Jack se había cargado por completo mi móvil que tenía en el bolsillo— ¿Me podría prestar el suyo durante unos segundos?
—Claro, hija.—Me contestó pasándome un móvil pequeño de teclas.
Marqué el teléfono de Asher, menos mal que él había insistido en que me lo aprendiese. A veces ser cabezota daba sus resultados.
No paso ni un timbre cuando contestó.
—¿Dónde estás?— Preguntó bruscamente.
Me sorprendí con su respuesta, no había ninguna posibilidad de que alguien supiese lo que acababa de pasar.
—¿Cómo lo sabes?
—¡Eso no importa en estos momentos! ¡Dime dónde estás!
Le di las indicaciones de dónde me encontraba y esperé por él.
Al cabo de unos pocos vi su furgoneta aparecer a toda velocidad por la carretera hasta pararse enfrente de mí. Salió enfurecido y corrió hacia mí.
—¿Estás bien?— Dijo posando sus manos sobre mi cara suavemente, analizando mis heridas.
—Sí.
—Voy a matar a ese hijo de puta.
Me reí sin poder evitarlo.
—Pues ya tienes una larga lista. Yo que tú iría apuntándolos porque se te van a olvidar.
Me miró durante unos largos segundos y me atrajo hasta él abrazándome con ganas. Escuché su respiración forzosa al igual que sus latidos desiguales. Se había preocupado realmente por mí, lo sentí. Nos quedamos así por un rato hasta que me separó despacio dándome un beso sobre la frente.
—Súbete al coche, Cami. Tenemos que curarte esas heridas antes de que se te infecten y acaben en algo peor.
Nos subimos al coche y me cogió de la mano de inmediato, conduciendo solo con una.
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El Alpha es Mío
WerewolfAsher es odioso, chulo,prepotente,sexy y... un hombre lobo. Él es el nuevo profesor de Camila y ella no lo soporta. Ella no sabe nada de su secreto y mucho menos, que él es el Alpha de su manada y ella su Mate. Cuando Camila se entera, no quiere sab...