C A P Í T U L O 19: T O D O O N A D A

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Hacía media hora que desde la lejanía, gracias a unos maravillosos prismáticos, observaba el bullicioso movimiento que se traían entre manos la otra manada. Todos los hombres organizaban sus cosas en los coches, mientras que las mujeres se ocupaban de limpiar la parte de fuera de los edificios.

Muchos de ellos tocaban el culo de las mujeres al pasar sin su consentimiento. Cosa que creo impotencia en mi interior.

Dejé a un lado los prismáticos y solté un suspiro frustrada.

-¿Qué ocurre? - Me preguntó Asher a mi lado.

-No puedo creer que todas aquellas mujeres estén pasando por una situación así y nosotros no hemos hecho nada.

-No es algo fácil que podemos hacer nosotros, Cami. Ten en cuenta que ellas se han criado de esa manera, no hay nadie que les haya enseñado algo a parte de eso.

-Ya lo sé y eso es lo que más me entristece. ¿Vosotros erais así también?

Asher me lanzó una mirada.

-Para nada. Las leyes de cada manada las elige su alfa y el que había anterior a mí no era para nada malo.

Le cogí de la mano porque sabía que lo había ofendido.

-Lo siento, Asher. Sé que no las tratáis así. Las tratáis como vuestras iguales, incluso a mí que soy una humana me respetáis.

Él asintió pero no dijo nada. Volví a por los prismáticos y seguí observando el territorio. Las mujeres estaban sobre todo en uno de los edificios, que suponía que era como una sala común donde comían. Mujeres y niños no paraban de traer y llevar comida de un lado para otro.

Ese era mi objetivo, llegar hasta allí, entrar, contar mi historia y salir de allí con ellas. ¿Fácil, no?

Me iban a matar. Una parte de mí no dejaba de pensar en esas palabras, estaba claro que exponía a un gran peligro. Yo no era ni de su raza y mucho menos de su manada.

Pero una cosa tenía clara: tenía que hacerlo sí o sí. Por ellas, por los niños, por mí y por todos los que había a mi alrededor.

Esperaba que Jeff se pudriera de la peor de las maneras.

Esperamos unos buenos treinta minutos en el coche hasta que todos los hombres de la manada se fueron a hacer sus quehaceres.

-Es hora.- Dijo Asher.

Asentí y empecé a abrir la puerta del coche pero Asher me cogió de la mano, reteniéndome suavemente.

-Escúchame bien, vamos a estar aquí en cualquier momento. Lo único que tienes que hacer es gritar y yo mataré a quien sea. ¿Me entiendes?

Le cogí la cara con mis dos manos y le dí un beso.

-Te quiero.

Asher sonrió de manera brillante, una de esas sonrisas que tanto me gustan.

-Yo también, mundana.

Le saqué la lengua y abrí la puerta bajándome del coche. Carla y los demás estaban fuera esperándonos.

Carla rodó los ojos a la misma vez que se cruzaba de brazos.

-¿Podéis dejar de ser tan cursis, por favor?

-¿Puedes dejar de ser tan mandona?- Repliqué.- Cuando eso suceda me avisas y nosotros no seremos cursis.

-Cuidado, que te puedo arrancar la cabeza en menos de tres malditos segundos.

Iba a replicarle que se metiese la advertencia por el culo, cuando Asher se interpuso entre nosotras.

-Chicas, está bien. Vamos.

El Alpha es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora